REAL VALLADOLID - LEGANÉS

La carambola que lanzó la carrera del técnico revelación de Segunda

Borja Jiménez dio el salto desde el Cadete A del Real Valladolid a su filial, donde saltó a la palestra como el gran estratega que hoy comanda al Leganés.

Jesús Domínguez

19 de septiembre de 2015. El Real Valladolid debuta en la Cadete Regional con su vitola habitual de favorito al título. Lo hace en Los Anexos, donde golea sin mayores apuros al Puente Castro. El 3-0 significa el estreno con triunfo de su joven técnico, un Borja Jiménez que, a sus 30 años, ya sabe lo que es entrenar al Real Ávila, el equipo de su tierra, y contra el que unas semanas después se despide. Lo hace sin mácula, con cinco victorias; por tanto, no por los resultados. Desde luego, no por los suyos.

Unos sí que influyeron; concretamente, los malos que cosechó en el primer equipo Gaizka Garitano, que provocaron su despido y la contratación de Miguel Ángel Portugal. Al burgalés, que llegó sin cuerpo técnico propio, decidió el club que le acompañara Rubén Albés, entrenador del Promesas. Aquello desencadenó unos movimientos tectónicos que llevaron al abulense al filial, aunque el ascenso tuvo su aquel. Juan Carlos Pereira, que dirigía al División de Honor, rechazó el cargo debido a desavenencias con la dirección deportiva, que pretendía, como es lógico, que los jugadores que se consideraban prometedores tuvieran minutos. En el siguiente escalón, en el Juvenil B, estaba Jonathan Prado, que no tenía homologado su título, por lo que tocó bajar un escalón más. Eso sí, sin tutibeos.

Cata y Borja Jiménez, en El Sardinero, en el primer partido del técnico al frente del Promesas.Blanquivioletas

El ojo clínico de Cata, actual secretario técnico de Osasuna, le había llevado a apostar por Rubén de la Barrera, por Rubén Albés y por Borja Jiménez, a quien vio sobradamente preparado. Desde su llegada en verano había desempeñado labores de metodología, al tiempo que empezó a dirigir un plantel en el que se encontraba Diego Altube, actual cancerbero del Albacete. Dado el salto, se encontró con varios futbolistas que alcanzarían también el profesionalismo, como Toni Villa, Jose Arnaiz o el triste y prematuramente retirado David Mayoral.

Borja Jiménez y Rubén Albés, en Los Anexos, en 2016.Blanquivioletas

En Valladolid, el actual técnico del Leganés fraguó algunas amistades importantes también en su carrera, como Toni Madrigal, su segundo, quien dirigió su primer partido en El Sardinero, donde no se pudo sentar en el banquillo por un problema con su licencia, como el mismo Rubén Albés, con quien Madrigal dirige hoy el Albacete o como Jesús Rueda, uno de sus técnicos asistentes en Butarque. Con mucho esfuerzo, antes de abandonar Los Anexos al final de curso, el filial consiguió la permanencia con varias jornadas de margen y una sensación de solvencia al final.

Su predecesor, Rubén Albés, se convirtió en su sustituto cuando se marchó al Izarra, con quien volvió a pisar Los Anexos la siguiente campaña. Más tarde, cuando ambos estaban ya en Vigo, Jiménez volvió. Ninguna de las dos veces ganó, como sí lo hizo en el Deportivo de La Coruña, con quien goleó por 0-4. Para entonces, había dejado de ser ‘Borjita’; ya sumaba dos ascensos a las espaldas. Hoy, con el Leganés, elude aún hablar de un tercero; sin embargo, es comprensible que haya ilusión, a tenor de los números y de las capacidades mostradas por el sólido líder, que comanda la tabla como el abulense comanda a su equipo: resuelto como un gran estratega y como la una de las principales sorpresas de Segunda División en lo que va de temporada.

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