José Alberto se toma la revancha y da el tiro de gracia al Málaga

Colorín colorado. 25 años después del histórico ascenso a Segunda con los tres goles de Pablo Guede al Terrassa el Málaga tiene los dos pies en Primera RFEF. A falta de 12 jornadas para que termine esta pesadilla queda solo por ver si este descalabro sin precedentes mantiene los actuales niveles de bochorno o queda un poquito de dignidad para, al menos, despedirse con algo de decoro. Esto es lo que hay. El Málaga está en paliativos y en plena cuenta atrás para ser desconectado de la máquina de aire.

José Alberto López, en su regreso a una Rosaleda que le despreció, dio el el tiro de gracia a un Málaga oda a la impotencia procedente de la prepotencia. El Racing tenía un plan y le salió a la perfección. Amparado en la seguridad de su buen portero, Parera, esperó su momento y este se lo regaló su triste rival con otra estúpida expulsión, esta vez de Genaro. Con superioridad numérica el Racing disparó a matar con un buen gol del talentoso Íñigo Vicente. La Rosaleda ni se molestó en estallar. Está triste, que es peor. El Málaga se coloca a once puntos de los santanderinos y golaverage perdido. Fiesta en Santander y lágrimas en Málaga.

En los prolegómenos homenaje al Unicaja, campeón de la Copa del Rey de baloncesto con saque de honor de su entrenador, Ibon Navarro, y del capitán Alberto Díaz Sergio Pellicer definió este duelo como “un partido de siete puntos”. Una cuenta fetén en tan dramáticos momentos de necesidad: tres unidades por ganar, otras tres perdidas por el oponente y el añadido delgolaverage particular. Entre el cara o cruz, la ruleta rusa y la épica. Y lo cierto es que el Málaga comenzó su final con el fallito de rigor de Esteban Burgos con mala entrega que inició una secuencia no resuelta por poco por Baturina. Primer sobresalto en apenas 30 segundos.

La lluvia se sumaba al cotarro para condicionar y Esteban Burgos, tras recibir un golpe por un choque con Alves, se coloca un pañuelo protector ‘a lo Camacho’ en contingencia que detiene el juego durante cinco minutos. Hay mucha tensión en el campo e incertidumbre en una grada que empuja. A los 14′ el colegiado no observa penalti de Dani Fernández sobre Luis Muñoz.

El plan de José Alberto, en su regreso a La Rosaleda un año y dos meses después de su cese, no sorprende. Presión en bloque alto y velocidad con las contras amparado en el gran momento de Jordi Mboula. A los 18′ Parera manda a córner un disparo envenenado de Lago Junior. Dos minutos después Luis Muñoz cabecea fuera un córner de Cristian. Los blanquiazules llevan la iniciativa y generan juego. La cabeza de Burgos no deja de sangrar y Rubén Yáñez se toca el muslo derecho… otro parón del juego. Manolo Reina calienta.

El juego es muy trabado. Entrada de Alves a Luis Muñoz. El racinguista es amonestado. Otra vez el juego detenido. Es complicado construir en un combate de boxeo entre fajadores poco estilistas. Rubén Castro tiene tres opciones de tirar de esas que tanto añora. Una la estrella en el cuerpo de Parera; la siguiente en vaselina, se va fuera por poco y la tercera, muy suave, a las manos del meta racinguista. El primer tiempo dura 49′. Poco para tanta interrupción.

Nada más empezar la segunda mitad una absurda entrada de Genaro sobre Íñigo Vicente es penalizada de manera fulminante por Moreno Aragón. Expulsión muy protestada por la afición. Decisión inapelable. Sexta roja de esta nefasta campaña plena de errores y desazones a cual peor. Y las cuentas no mienten. Un punto de 18 posibles en inferioridad. Con diez no se juega mejor que con once. Y menos el Málaga.

La gente está irritada y el Málaga debe resetear con un jugador menos y el Racing se viene arriba. Aldasoro y Juergen prueban suerte desde larga distancia y Pellicer reajusta dando entrada a Juande y N’ Diaye en busca de pulmones y un rayo de luz. En vano. A los 66′ el Racing encuentra el gol gracias a que la habilidad de Íñigo Vicente tiene como oponente la blandura de Juande que, literalmente, le deja tirar a placer para anotar el 0-1 que silencia a La Rosaleda excepto a los 100 seguidores desplazados desde Santander.

El técnico malaguista, a la desesperada, cambia a un central, Ramalho, por el atacante Fran Sol. Lago Junior y Cristian tiran del carro y Rubén Castro ha desaparecido. El Racing tiene el partido donde quiere. La revancha de José Alberto parece más cerca ante su desordenado exequipo.

De poco le sirve al Málaga buscar la carambola de lo imposible. Lo que antes le entraba a Rubén Castro ahora se le niega. Quedan 12 partidos que a los costasoleños se le va a hacer eternos, interminables, insufribles. La final por la supervivencia resultó ser otro fiasco para un equipo que lleva dando pena y vergüenza demasiado tiempo. Con trabajo y la seriedad que no valoraron los malaguistas por exceso de prepotencia y hacer caso a las redes sociales, José Alberto está a punto de rescatar al Racing. Y el primer paso ha sido hundir un poco más a un Málaga en la recta final de sus cuidados paliativos. A diez puntos de una salvación que marca el Oviedo. Una montaña.