ESPANYOL

Gragera, primer refuerzo

El mediocentro asturiano reapareció esta pretemporada cuatro meses después; comprometido con la entidad y pieza angular para Luis García, listo para Albacete.

Gorka Leiza

Ante la falta de refuerzos reales, el Espanyol se conforma con los ficticios. Y no hay ninguno de más impacto que el de José Gragera, que reapareció ante el Utrecht después de encadenar prácticamente cuatro meses sin hacerlo debido a las lesiones. Fichado el pasado enero a razón de 2,8 millones por el 70% de su pase, llamado a ser un jugador importante en el futuro, tendrá un papel fundamental con Luis García en el banquillo, quien lo ve un futbolista capaz de dar equilibrio al mediocampo, mejorar esa fase defensiva que tanto sigue acusando el equipo e incluso ocupar la posición de central si los partidos lo requieren.

El calvario de Gragera empezó el 24 de abril, contra el Cádiz, en el tercer partido del técnico asturiano en el banquillo perico tras las derrotas ante Athletic (1-2) y Villarreal (4-2). Titular como mediocentro, el ex jugador del Sporting estaba cuajando un buen encuentro cuando fue sustituido en el minuto 65. Una lesión en la sindesmosis de la pierna izquierda le apartó de los entrenamientos y de las convocatorias. Aunque se habló, incluso en sala de prensa, de que podía reaparecer antes del final de Liga, el mediocentro y ex internacional Sub-21 no llegó a participar.

Después de sus días de desconexión en Menorca, a Gragera, comprometido con el regreso del club blanquiazul a Primera, se le vio ejercitándose a tope y en solitario en Sant Adrià. Era la última semana de junio, días antes del regreso oficial de todos los futbolistas. Pero sus esfuerzos no trajeron la recompensada esperada. En la estadía de Marbella, antes del estreno del equipo de Luis García ante el Cádiz, un fuerte golpe en el tobillo izquierdo le dejó de nuevo fuera. Una distensión que le ha mantenido tres semanas sin minutos. El sábado volvió al verde en Países Bajos.

Gragera, que se conoce la categoría al dedillo (91 encuentros), habló claramente durante la pretemporada en una entrevista en La Grada sobre su implicación en el proyecto y fue duro con el capítulo de Martin Braithwaite (se marchó de la concentración para forzar su salida) con una fase célebre: “Yo no me escapo”. El asturiano y Pol Lozano, separados solo por ocho meses de edad, están llamados a ser el presente de este curso en mediocampo y el futuro si su rendimiento es el esperado.

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