LAS PALMAS

Enseñanzas de un empate

Al igual que tras el empate ante Mirandés, el del Racing deja una moraleja similar en el cuerpo técnico y plantilla: Mantener la intensidad.

Carlos Diaz-RecioDIARIO AS

“Cerrar el partido”, respondía el que saltó al césped con el brazalete de capitán ante el Racing, Fabio González, cuando desde los medios del club de Pío XII le preguntaban qué le había faltado al equipo para ganar. Añadiendo el mediocentro que “con el 2-0, creo que el partido estaba liquidado”, y es que no le faltaba razón: los amarillos ni cerraron por exceso, ni cerraron por defecto, justo el día que el canterano cumplía los 100 partidos con el primer equipo.

Si la visita al Mirandés, en la que Las Palmas perdió una renta de tres goles en 6 minutos, dejó como aprendizaje lo crítico que es para los grancanarios mantener la tensión competitiva. El partido ante el Racing puso de relieve de nuevo aquella enseñanza, algo que en caliente explicaba García Pimienta del por qué de la necesidad de aguantar la tensión durante el partido. “Somos un equipo muy bueno cuando estamos concentrados al 100% y cuando no, somos un equipo normal”, comentaba el técnico, añadiendo que sin esos dientes apretados “podríamos haber ganado pero podríamos no haber ganado, como así ha sido”.

Sucede que con Las Palmas uno daba por sentado, a fuerza de costumbre, que esta temporada lo que decanta un encuentro que se disputa en el Gran Canaria es si consigue derribar primero el muro rival. Desde el partido del Ibiza los rivales se acastillan en la frontal de su área y la ecuación de primer grado era marcar primero o no ganar.

No en vano en los partidos como local, Las Palmas cada vez que se adelantó en el marcador acabó ganando el partido salvo ante el Eibar, cuando dos minutos después de anotar el primer gol de la tarde, los vascos anotaron tras un despiste defensivo. Ante el Racing se adelantó por lo que dentro del relato de la temporada el destino del partido parecía sellado, mientras se mantuviera la intensidad, ofensiva o defensiva, como ante el Villarreal B, sin viajar mucho en el tiempo.

Nada más lejos de la realidad, con la falta de “velocidad en el juego, intensidad, ambición por buscar el segundo gol”, como diría García Pimienta el equipo se fue normalizando y con la normalidad, ocasiones rivales y el cántaro fue muchas veces a la fuente hasta que se rompió.

Lejos del dramatismo que da la inercia de la temporada y la posición clasificatoria, García Pimienta sacó una enseñanza para su grupo “espero que esto que nos ha pasado hoy nos sirva de escarmiento” y es que “tenemos que estar todos los minutos al 100%” para que Las Palmas pase de categoría “normal” a la del club de los “muy buenos”.

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