El cielo en Butarque puede esperar

El Leganés recibe esta noche al Huesca (sigue el partido en directo en as.com) embutido en un traje que no le es habitual en las últimas temporadas. Eso de ser equipo de playoff es, para el conjunto de Borja Jiménez, anomalía especial. El Lega no ocupaba plazas de privilegio desde la última jornada de la temporada 2020-2021. Más de tres años han pasado. Llamativo. Y pese a ello, y pese a sumar en la vigente campaña ya tres victorias consecutivas, todas sin encajar, de ésas que ilusionarían hasta al más pesimista, el entrenador abulense pasa de debates soñadores y dice centrarse en la consecución de la salvación como principal objetivo.

Al espectador externo le resultará raro, más siendo el Leganés club que hace sólo cuatro años iniciaba nuevo curso en la élite con ínfulas de zona media-alta de la tabla. Pero el pepinero militante ya se lo olía después de dos cierres rozando el infierno de la Primera RFEF y un presupuesto liofilizado que le hace tener los recursos justos para sostener una plantilla digna… y basta. Augurios tormentosos que quizá no lo sean tanto.

Éxitos con ADN currante

Porque el Leganés ha alcanzado sus mayores éxitos aupado siempre en un militante afán obrero. Le sienta mejor el traje de supervivencia en tiempos de guerra, que el de la abundancia de recursos. Sirva como ejemplo que cuando más dinero manejó para hacer su plantilla en Primera (2019-2020) acabó descendiendo y que cuando más potencial lució para buscar el ascenso (2020-2021), se la pegó a las primeras de cambio. Sin embargo, su añorada promoción a la élite (2015-2016) se produjo con un bloque que también tenía la salvación en Segunda como máximo objetivo. Ya en el Olimpo, evitó tres cursos el descenso siendo siempre de los menores presupuestos de la categoría. La austeridad le sienta bien.

Pero incluso estas cábalas de optimismo proletario son rechazadas por los más veteranos de un club que temen el halago y azuzan el esfuerzo como única fórmula de supervivencia. “A por los 50 puntos y nada más. No me vais a sacar de ahí”, repetía vehemente Borja Jiménez convertido en portavoz de todo el club, a la vez que arquitecto de este Lega que, tan pronto defiende como los ángeles (en Ipurua ganó 20 años después tras achicar 37 balones del rival), luego se atreve a someter a su rival con presión alta y ritmo intenso (así tumbó al Albacete en Butarque).

Para recibir al Huesca esperan los blanquiazules ser más esta última versión que aquélla de Eibar. Lo hará lastrado por ausencias en la medular (Undabarrena, lesionado; Cissé, convocado con Guinea) y en la portería (Dani Jiménez afronta el tramo final de su rotura de fibras), pero con el resto de la plantilla al completo y la competencia en la delantera funcionando a pleno rendimiento. Miguel de la Fuente, el nuevo ‘9′ del equipo, es fichaje de campanillas, pero aún deberá trabajarse la titularidad frente a un Diego García excelso. Se viene debate.

Pesadilla, capital, Butarque

Juega a favor de los pepineros la estadística de saber que, en Butarque, el Lega sólo ha caído una vez frente a los oscenses de cinco enfrentamientos entre Segunda B, Segunda y Primera. Sucedió en la temporada del ascenso a la élite: 2-3 fue el resultado final, con el expepinero Machís de verdugo cuando el que luego sería su equipo ya batallando por el ascenso. El dato es negativo para la escuadra de Ziganda, famélica de triunfos (aún no ha ganado) y con el péndulo de la guillotina revoloteando sobre la cabeza del Cuco.

También ha sufrido el Huesca las limitaciones de un mercado escaso que, de cara a este duelo, lo dejará más desguarnecido si cabe. Pulido y Martos no podrán jugar. Tocará inventarse una zaga inédita. Al menos la artillería de Bolívar, Mier o Hugo Vallejo si estará presente en Butarque. Estos dos últimos podrían ejercer de titulares, lo que debería mejorar el rendimiento de Javi Martínez (cumple mejor cerca del área) y de Obeng (el ghanés vive ansioso de repartir asistencias y llegar al áres).