Ruiz Blas: “En los duelos entre el Racing de Madrid y el Real tenía que intervenir hasta la policía”
José Manuel Ruiz Blas recupera en ‘El último gol apache’ al Racing de Madrid, el gran rival madridista hace un siglo. Un club golfo, duro y popular con una vida de película.
Si pudiéramos usar una máquina del tiempo para regresar al Madrid de 1923 y le preguntásemos a un aficionado al balompié por la gran rivalidad de la ciudad, diría que la del Real Madrid... y el Racing de Madrid.
En su reciente obra ‘El último gol apache’ (Debate), el periodista José Manuel Ruiz Blas desempolva el rastro de ese Racing de Madrid que sólo vivió 16 años pero que fue, como dijo el historiador Félix Martialay, “el quebrantahuesos del señoritismo del Madrid y el caganchismo del Atlético”. Un equipo golfo, duro, popular, vestido de rojo sangre y negro, que soñó a lo grande y tuvo un fin de película. “Como una de Tarantino, a tiros con la mafia en Nueva York”, relata Ruiz Blas.
-Antes de que se hablase coloquialmente de los indios y del Atleti como el gran rival madrileño del Real Madrid, estuvieron “los pieles rojas” del Racing de Madrid.
-En la Prensa de la época se les calificó así, como “pieles rojas”. Se le consideraba macarras, broncos. Fue el gran antagonista del Real Madrid. No me gustan los libros de historia que solamente te arrojan datos, quería que fuera ameno y lanzar desde el inicio una imagen a los lectores, que se dieran cuenta de que están delante de unos auténticos apaches.
-¿Cómo le dio por recuperar la leyenda de un club enterrado entre el polvo de la historia?
-Fue por casualidad. Casi nadie había oído hablar de este equipo, del Racing de Madrid. Sólo cuatro frikis o gente muy, muy erudita. Te das cuenta de que hay una amnesia total sobre lo que pasó con este club. Y te pones a leer un poco, a investigar... y tiras del hilo y encuentras una historia muy atractiva. Todo lo que les ocurrió en aquella gira por América que fue su ruina es casi como una road movie. Les pasó de todo. Peleas a puñetazos, altercados, una insurrección militar en Perú, una revolución en Cuba, la cárcel en México, las enfermedades... Empiezan siendo los grandes rivales del Madrid y acabaron a tiros con la mafia en Nueva York. Creo que en este libro van de la mano el desencanto con el fútbol moderno y esa mirada con cariño y nostálgica al paso porque ves un equipo que piensas, ‘qué lástima que no sobrevivieran, porque molaría ser de este equipo’. Creí que esa historia merecía la pena contarla.
-Volvamos a Martialay, que decía del Racing que eran “el quebrantahuesos del señoritismo del Madrid y del caganchismo del Atlético”. ¿Fue tan así?
-Martialay aludía al cagancho torero, del ser capaz de ofrecer grandes tardes y en otras cagarla estrepitosamente. Un carácter, por cierto, que el Atleti ha mantenido durante su historia, lo de poder dar lo mejor y lo peor. Rápidamente se estableció la dualidad entre el Real Madrid y el Racing de Madrid. El fútbol era por entonces un juego para ‘niños bien’. No sólo el Madrid, los del Atleti eran jugadores universitarios. Pero el Real tenía hasta ese arácter monárquico y señorial. Contra todo eso surgió como un aluvión popular el Racing de Madrid. Desde muy pronto empezaron a llevarse mal. El segundo partido entre el Real y el Racing de Madrid , un amistoso, ya terminó con mucha violencia. Fue una rivalidad que atravesó todos los años veinte. Hubo partidos en los que tuvo que intervenir incluso la policía.
-Esa enconada enemistad entre ambos no sólo fue en los terrenos de juego. El Real Madrid, más afín al establishment, jugó parte de la partida en los despachos.
-Todo confluye cuando el Racing nombra presidente a un constructor, hasta en eso fue un club visionario. Era un empresario catalán que trajo de allí el amateurismo marrón. Es decir, pagar bajo cuerda a los futbolistas para esquivar el amateurismo puro, que es lo que por entonces estaba reglamentado. No se podía percibir dinero por la práctica deportiva. El Racing pagó a esos jugadores y el Real Madrid empezó una guerra sin cuartel en la Federación para que les sancionasen. Hay historiadores, como Manuel Rosón, que era muy madridista, dijo que aquello fue una exageración y se sacó de quicio. Prueba de ello es que cuando se permite el profesionalismo, desde 1926, el Real Madrid es inmediatamente el club que más profesionales tiene de toda la ciudad. En unos años pasó de defender una causa a la contraria. Pero por entonces, tenían mucho peso en la Federación.
-El Racing se forma en 1915 con futbolistas rebotados de otros lugares, tuvieron problemas para presentar un once en su debut contra el Real Madrid en O’Donnell... y acabaron ganando ese campeonato. Increíble.
-Hoy en día sería impensable. Por entonces no existía la Liga, los equipos se enfrentaban por regiones. El Racing de Madrid en su primer año, con una plantilla formada por secundarios que no querían en otros sitios, van y ganan ese Campeonato Regional. Era lo más. Significaba ser el mejor de Madrid. Lo gana antes que el Atleti, que tardaría muchos más años hasta ser campeón regional. En aquel momento, los dos mejores equipos de Madrid eran el Real y el Racing.
-Por lo que cuenta en el libro, la primera hinchada realmente ‘caliente’ del fútbol madrileño fue la de aquel Racing, ¿no?
-Uno de sus hinchas fue el humorista Miguel Gila. Cuenta en sus memorias que era muy fan del portero del Racing de Madrid. Cuando iba a la escuela o hacía novillos, no se sabe muy bien (ríe), se colaba en los entrenamientos como un hincha más. A juzgar por las crónicas de la época, eran unos aficionados muy viscerales. Mezclaban ser muy castizos, muy vinculados a Chamberí, muy popular, con ser un club vanguardista. Por ejemplo, fueron los primeros a los que se les ocurrió hacer una gira por América. No irían los primeros, pero sí fueron los que pensaron antes. También eran un reflejo de aquel Madrid que se abría, llegó el cine, el jazz...
-Dos grandes nombres de aquellos primeros años del Real Madrid también fueron historia del Racing de Madrid. Empecemos por Paco Bru, el entrenador.
-Es que el primer internacional del Racing... lo fichó luego el Real Madrid. Hubo muchas guerras entre ambos clubes por las fichas de los jugadores, que querían robárselas el uno al otro. La Prensa está llena de las polémicas que protagonizaban por los fichajes. Paco Bru fue todo un personaje. Fue el primer seleccionador de España, lo fue todo. Fue el primer entrenador de un equipo femenino, trabajó como periodista, como forzudo de circo... Entrenó también al Madrid.
-El otro es Gaspar Rubio, el rey del astrágalo. Su llegada al Racing generó otra controversia más con el club blanco. Quizá fue la primera gran estrella moderna... porque se iba siempre al mejor postor.
-Fue el primer prototipo de galáctico. Hasta su vida privada ocupaba mucho espacio en los periódicos, si se le veía con esta actriz, con aquella vedette... Era muy polémico. Se hablaba de él como un jugadorazo increíble, una estrella mundial, y hoy está olvidado, por desgracia.
-Ese vanguardismo y ser unos pioneros fue parte de la ruina del Racing. Construyó un enorme estadio sin reparar en gastos y se arruinó.
-Sí, como hacen los grandes clubes ahora, que se hacen estadios fabulosos a las afueras y los ven como un gran motor de ingresos, el Racing de Madrid lo levantó en Vallecas. Un estadio magnífico. Lejos de su cuna sentimental, Chamberí. Si no el mejor estadio de España, de los mejores. Estaba planeado que se ampliase a 40.000 espectadores y tenía de todo. Campos de tenis, un hotelito para futbolistas, una sala de Prensa con teléfono, que nadie más la tenía. Era un estadio carísimo, pero con él esperaban recuperar el caché que fueron perdiendo según pasaban los años veinte. Para pagarlo, se les ocurre la gira por América que terminó de hundirlos. Esos dos proyectos fueron la tumba del Racing de Madrid.
-Porque se gastaron aquel dineral estando en Tercera División...
-Era una idea descabellada. Cuando se crea la Liga, al Racing le mandan a Segunda porque sólo participan en Primera los equipos que hayan jugado alguna final del Campeonato de España. En Segunda, se acaban desmoronando y descienden. La Tercera era una auténtica ruina. Y en esas tienen la ocurrencia de construir un estadio fastuoso. El Racing de Madrid era así. Eran muy ambiciosos, muy poco conformistas y con un espíritu rebelde. Igual podrían haber sobrevivido con modestia, pero su idiosincrasia era pensar a lo grande. Lo de Bogart, “vive deprisa, muere joven y deja un cadáver bonito”. El Racing de Madrid dejó un cadáver precioso en forma de una historia fascinante.
-El caso es que la gira por América estaba bien pensada porque Paco Bru tenía muchísimos contactos allí. ¿Pudo haber final feliz?
-Así es, pero sólo una catastrófica alineación de los planetas podría explicar la malísima suerte que tuvieron. Pudo haberles salido bien, pero la moneda salió cruz. La climatología, las revoluciones políticas, las enfermedades, los empresarios sin escrúpulos... todo les salió mal. Al final lo único que pasó es que se alimentó la épica de su relato.
-El epitafio físico del Racing, a su regreso de América en 1931, fue una portada de ABC en la se les ve casi como unos supervivientes y una placa de mármol en Chamberí.
-No hay más. En la plaza de Chamberí hay una placa que donó el Racing de Madrid al barrio. Es enigmática. La gente pasa y no sabe que está o qué significa. Alguno pensará incluso que puede ser el Racing de Santander. Su vuelta fue casi como la de unos náufragos. Volvieron en una chatarra, sin una peseta, pero bien vestidos. A la moda neoyorquina, con sus sombreros fedora y pantalones bombachos. Es la perfecta paradoja de lo que era el Racing de Madrid. Regresaron famélicos y arruinados (los pasajes los costeó la Federación) pero ataviados a la última moda.
-La paradoja final es que, en el punto exacto donde el Racing de Madrid tuvo sus sueños de grandeza, ese estadio monumental, hoy juega un equipo en la élite, el Rayo Vallecano. La vida.
-Sí, así es, el actual estadio del Rayo está exactamente en el mismo sitio donde se levantó aquel del Racing. Son esos guiños del destino. Otro guiño, y ahora hago un spoiler del final del libro, es que la hinchada del Racing de Madrid al desaparecer su equipo se hizo del Atlético de Madrid. ¡No se iban a hacer del Madrid! Y eso es importante. No se podría entender el perfil emocional o la identidad del Atleti sin entender el desastre del Racing. Ese carácter más popular, enraizado en lo castizo, se lo deben a ellos.