Zorrilla, salvoconducto para la permanencia
Los hechos lo demuestran: el Real Valladolid es el cuarto peor equipo visitante de la competición. En casa es fiable. Ha sumado ya 20 puntos en Zorrilla y es, junto a Athletic y Valencia, el noveno mejor conjunto como local. Y tras ganar sorprendentemente en Anoeta a la Real, llegaron fuera nuevas decepciones, la derrota de Sevilla, el esperpento de Vigo y el insípido partido de Elche, que dejó un único punto tras ir ganando todo el partido y un saldo de lesionados y sancionados demoledor para la próxima jornada.
Con el Real Valladolid de visitante, fuera de casa, he perdido la fe. La mayoría de sus actuaciones son decepcionantes. Cuando juega lejos de casa, el conjunto de Pacheta se empequeñece de manera considerable y deja de ser ese equipo que quiere el balón y que planta cara a sus rivales. Lejos de Valladolid, los blanquivioletas sufren mucho, no dan la talla. Y ese problema puede pasar una seria factura al final de la temporada. Por eso, me encomiendo a los partidos de Zorrilla para basar ahí la permanencia. Es a lo que podemos agarrarnos con más esperanza de fiabilidad.
Y, realmente, no sé cuál es el verdadero problema. Pacheta habló en Elche, al final del choque, de no saber gestionar determinadas situaciones del partido. Entiendo que se refería a las expulsiones o a ceder demasiado terreno al rival a medida que se iba acercando el final del encuentro. En muchos momentos, en Elche, noté lo mismo que en Vigo, que el rival parecía más rápido, mejor colocado y más necesitado de la victoria. Lo del Valladolid de fuera de casa es una especie de mezcla entre indolencia aparente e impotencia manifiesta y suele conllevar malos resultados. Sin duda, ante los de Machín, lo mejor fue el punto. Los pucelanos pudieron y merecieron perder. Pero el punto ayuda, aunque no saca de pobre.
Y ahora, otra vez a jugar en casa y, esperemos, a ver al mejor Real Valladolid. Con, en principio, numerosas bajas que pueden pasar su factura. Y enfrente un Athletic herido, que viene de perder ante el Barcelona de aquella manera, y que se va a tirar toda la semana quejándose del estamento arbitral. Y no viene en buen momento el equipo de Valverde. Se ha atascado y está solo cinco puntos por encima del Real Valladolid en la tabla. Estamos ante una nueva oportunidad de ganar al amparo del público vallisoletano, siempre y cuando los de Pacheta salgan enrabietados a dar su mejor versión. Quedan siete partidos en casa, como locales, en los que el conjunto pucelano tiene que sumar la mayor parte de los puntos que le restan para salvarse. Hablan de 40 puntos para seguir en Primera. Hay quien piensa que, igual, hay que llegar a 42. Es decir, faltan entre 12 y 14 y, en Zorrilla, quedan 21 en juego. La formula es muy sencilla, sumar todo lo que se pueda de local y tratar de arañar lejos de casa lo que falte. Para eso será necesario seguir siendo valientes y ambiciosos a orillas del Pisuerga y mejorar de una puñetera vez lejos de Valladolid, que ya va siendo hora.
Por cierto, quiero destacar algo que me parece importante, el buen partido de Sergio Asenjo en Elche. Con la lesión de Masip se sembraron dudas y, algunos, hasta daban por hecho que Aceves iba a seguir bajo los palos del conjunto vallisoletano. A esa falta de respeto y de confianza para con Asenjo, el palentino respondió en tierras alicantinas con un muy buen partido. Si Asenjo va cogiendo ritmo y confianza bajo los palos podremos estar tranquilos. Es un gran portero y tengo la sensación de que va a ser un hombre determinante para certificar la salvación. Espero no equivocarme.