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17 años después, el apellido Torres vuelve al Pucela

La Copa del Rey vivió el debut del central del Real Valladolid Promesas, hijo de Javier Torres Gómez, histórico capitán del club.

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Cuando a Javier Torres Gómez le despidieron 4.000 personas escasas en Zorrilla, en una derrota triste en Segunda División, seguramente el fútbol no hizo justicia a lo que supuso para el Real Valladolid más de una década. Cuando el histórico capitán y lateral derecho colgó las botas, lo hizo con más de 350 partidos a sus espaldas y con un niño que le esperaba en casa, de dos añitos recién cumplidos. 17 años después, aquel pequeño, de nombre David, cerró el círculo con su debut con el primer equipo en la primera ronda de Copa del Rey.

Durante el proceso que ha llevado al central al que probablemente sea el primer partido de muchos, nunca al padre se le ha visto un gesto de más respecto a la formación de su hijo. Con la discreción que le caracteriza, quien portó el brazalete durante años ha estado siempre ahí, en esa grada de Los Anexos hoy techada y con asientos, que no existían cuando David empezó a brillar. Lo hizo desde edades tempranas, formando parte de las selecciones regionales y siendo a menudo capitán, merced a la personalidad que iba esgrimiendo.

Mientras eso pasaba, Torres Gómez volvía al club, que abandonó brevemente para entrenar al Celta B después de conseguir el último ascenso a Segunda B del Promesas o de ejercer como técnico interino en un partido de 2010. Lo hacía para ser un pilar importante en la estructura, con los diferentes roles con los que ha venido a ser, a la postre, uno de los principales responsables de la buena salud que vive la cantera del Real Valladolid. Entre los internacionales que ha dado Los Anexos estos años, está precisamente su hijo, que lo fue con la sub’19 el año pasado.

En su estreno en encuentro oficial a las órdenes de Pacheta, el canterano demostró algunas de las capacidades que le hacen tener el aprecio del técnico, que ha repetido en varias ocasiones que le ve preparado para disputar minutos en Primera. Es firme en el corte y en la anticipación, fuerte en los duelos a pesar de no contar con la envergadura de otros centrales y tiene unas altas capacidades para salir con el balón jugado, a través del pase o mediante conducción. Además de otro rasgo de cuna: un liderazgo que, 17 años después ha devuelto al Pucela el apellido Torres.

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