Se recrudece el relato en torno a Jonathan Viera

Ni que fuera una serie de terror, tal vez una secuencia maldita, acaso un efecto dominó de consecuencias inimaginables, la situación de Jonathan Viera en Las Palmas parece ya del todo insostenible. Desde hace tres semanas, apenas sin venir a cuento, todo cambió en torno a este icono contemporáneo de la entidad grancanaria. De pronto empezó el fundido a negro. Esta es la cronología hasta el momento.

Sin lugar a dudas, sorprendió sobremanera la suplencia de Viera la noche en la que el Celta visitó el Estadio de Gran Canaria. La sola presencia del capitán de Las Palmas desde el minuto 62, cuando entró sustituyendo a Javi Muñoz, cambió por completo el partido, incluso desde que salió a calentar. Un penalti marcado y una asistencia antológica a Marc Cardona vinieron a confirmar lo que parecía que una evidencia científica: la UD es mucho mejor equipo con Viera sobre el césped. Un ser de luz con la camiseta de la Unión Deportiva.

Sin embargo, en un gesto poco acorde con el momento feliz que vivía su equipo, Viera reventó puentes con propios y extraños tras aquel 2-1 ante la formación viguesa. Ocurre que el 21 sacó a relucir problemas que parecían superados, al menos a corto medio-plazo. Así, en su comparecencia informativa tras el partido, aseguró que esta etapa en Las Palmas, la cuarta, estaba cerca de llegar a su fin. Club y entorno, por supuesto también la afición, entraron en shock.

Apenas dos días después de sus incendiarias declaraciones, el propio futbolista compareció en la UD Radio, la emisora oficial del club, para reiterar su postura. Tampoco es que apaciguara los ánimos. “Llevo mucho tiempo dándole vueltas y el otro día me salió así. No soy una persona que piensa las cosas antes de decirlas y por eso he tenido tantos problemas en mi carrera. Lo que dije tuvo una repercusión muy grande pero las cosas salen como salen”, soltó Viera, que siguió reconociendo abiertamente que se en breve se marcha del club que le hizo internacional absoluto. Además, sacaba pecho: “Si alguien se ha ganado el derecho a decidir cómo y cuándo salir, soy yo”.

Lejos de quedarse en una anécdota, el partido de Villarreal, 1-2, avivó la llama de negatividad que prendía en torno a semejante futbolista. También fue suplente en La Cerámica, donde estampó un balón en el palo cuando el partido agonizaba. Otra vez sustituyendo a Muñoz, en esta ocasión con mucha menos incidencia en el juego que ante el Celta.

Gratis.

Hace 13 días, de nuevo en la radio del club, ahora fue el turno de Miguel Ángel Ramírez, máximo accionista y presidente de Las Palmas. El ejecutivo, que no tuvo reparos en declararse “amigo” de Jonathan Viera, quiso recordar que este ya planteó irse en verano pero fue convencido para que desistiera en su empeño. “Es muy cabezón”, dijo MÁR. “Lo logramos hasta que él entendió que no es el que era. Ha sido cuestionado por algunos medios de comunicación, sectores de la grada, el entrenador, que no lo ha puesto de titular en los últimos partidos... Siempre ha sido un ganador nato”, apostillaba también, anunciando igualmente que su jugador tenía un problema personal lo suficientemente grave como para desviar el foco del mundo del fútbol.

Pese a que Viera mantiene de momento contrato con Las Palmas hasta 2026, esta vez “puede irse gratis cuando quiera”, como se apresuró a confesar el propio Ramírez. Así, se frustra la posibilidad de volver a hacer caja por un futbolista que, en dos tandas, le ha reportado al club más de 20 millones de euros, primero yéndose al Valencia y después, al Beijing Guoan.

Sea como fuere, pese a las dos victorias consecutivas, el parón de selecciones cortó en cierta manera la catarata de informaciones sucedidas en torno a la figura del 21, prácticamente ninguna positiva, desde aquellas palabras suyas contra el Celta. Sin embargo, el sábado, un día antes de recibir Las Palmas al Rayo Vallecano, empezó a circular el rumor, nunca confirmado de manera oficial, que el mismo Viera habría solicitado, por motivos personales, no ser convocado para recibir al Rayo.

24 horas antes, el viernes, García Pimienta acudió tan puntual como siempre, rara avis en estos tiempos, enorme y repetido gesto el suyo de no jugar con el tiempo ajeno, a su cita con los medios de comunicación que habitualmente siguen a la UD para diseccionar la visita del Rayo. Viera, claro, fue tema de conversación: “Tenemos una relación profesional clarísima. Los dos estamos en el mismo barco y queremos lo mismo: ganarle al Rayo Vallecano”. Algo que, finalmente, no sucedió. “Ya lo veréis mañana”, dijo refiriéndose al sábado, cuando fue cuestionado por la participación de Viera en el mencionado duelo.

Sin embargo, como es habitual, ni rastro de la convocatoria, hasta que la propia liga lo exige, antes de los partidos de casa. Cuando se conocieron los onces iniciales y la convocatoria completa volvió a detonar la bomba: Jonathan Viera no estaría ni siquiera en el banquillo. No había rastro de él ni tampoco testigos que, de momento, certifiquen su presencia en el Estadio de Gran Canaria. De momento, el jugador acumula, esta temporada, siete titularidades en nueve partidos, 619 minutos sobre el césped, dos goles (de penalti) y una asistencia.

Donde antes todo eran elogios mutuos ahora hay distancia y frialdad. Al menos hacia el exterior. Así se demostró en la rueda de prensa de García Pimienta posterior a la derrota de ayer. “No lo sé”, dijo el jefe del banquillo amarillo, cuando le preguntaron si Viera volvería a jugar con Las Palmas. “Mientras yo sea el entrenador estarán los 23 jugadores que yo considere oportunos”, reiteró. Es decir, que Viera se quedó fuera, que se sepa, por decisión técnica. Tampoco es que Pimienta dudara a la hora de reconocerlo. Con el entrenador en situación de poder, recién renovado como está hasta 2025, el relato en torno a Jonathan Viera, estandarte supremo del club, se recrudece. Y a todo esto, Las Palmas vuelve a tener partido, este sábado, en Almería.

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