Que empiece el gran show: Bellingham y Bryan frente a frente
El máximo goleador y el principal regateador de la Liga coinciden esta tarde en el Santiago Bernabéu. Ocasión blanca para abrir hueco. Debuta Medina en el banquillo nazarí.
Bryan Zaragoza ha jugado únicamente 13 partidos en Primera, suficientes para que la iluminación del partido de hoy apunte a él. Había disputado nueve en un modesto como el Granada, seis solo como titular, cuando Luis de la Fuente le hizo debutar en la Selección española. Fue después de torturar al Barcelona con dos goles en menos de media hora, mandar un balón al palo y dejar una actuación espectacular. Uno de esos partidos que, por el tamaño del rival, cambian la vida de un futbolista.
En cierto modo, el malagueño, de 22 años, es una rareza en el fútbol actual: por distinto, por lo que tardó en asomar, por su enganche con la grada. No le quiso el Tiro Pichón de su ciudad natal cuando llegó a su último año de juvenil, le suspendió en una prueba el Valladolid, no supieron verle ni Málaga ni Betis, se lo llevó el Granada para su filial pero lo cedió al Polideportivo Ejido… y de pronto, Karanka le puso un día y nadie le ha quitado desde entonces. Ha destronado a Vinicius como el jugador que más regatea de la Liga, con un potable 40% de éxito, y se acerca mucho a los 36 kilómetros de velocidad punta del brasileño. También ha metido cinco goles, los mismos que Uzuni, pichichi del equipo el año pasado en Segunda.
Ese agitador, que hoy vuelve al equipo tras cumplir sanción y que disputará su partido 50 con el Granada, compartirá protagonismo en el choque con Bellingham, al que una torcedura en el tobillo ante el Nápoles parecía dejar fuera ante el Granada, pero Ancelotti confirmó que estará. Quizá en otras circunstancias hubiera tenido descanso, pero en el Madrid se mantienen las siete bajas y en una jornada en que Atlético y/o Barça se dejarán puntos resulta imprescindible no fallar para abrir hueco. El técnico puso ayer en valor su trabajo en todas las zonas del campo, procurando que su enorme producción goleadora no oculte que es el mejor centrocampista de las cinco grandes ligas en duelos ofensivos, por encontrar una faceta que define el compromiso con el equipo. Sin embargo, su precisión se lo lleva todo por delante. Ha metido quince tantos en 35 disparos entre Liga y Champions y, sin ser delantero puro, su promedio de goles solo lo mejoran Kane, Haaland y Mbappé. Ese es su nivel.
A Bellingham le acompañarán, probablemente, los mismos que ya lo hicieron ante el Nápoles. Kepa no llega a tiempo, aunque estará en el banquillo, pero tampoco preocupa en exceso. Hasta hoy, Lunin presenta mejores datos (0,6 goles encajados por encuentro frente a los 0,7 del vasco) y se ha ganado la confianza del grupo. Tampoco Modric está recuperado. Y de la Champions, los que quedaban en pie salieron ilesos más allá de los calambres de Rodrygo y Brahim.
El Madrid, como ante el Nápoles o como sucederá frente al Union Berlin, se enfrenta hoy a lo desconocido porque sus tres rivales han cambiado de técnico en las últimas horas. Al Granada, que tiene la duda de Gonzalo Villar, ha llegado un perfecto desconocido en el fútbol español, Alexander ‘El Cacique’ Medina, exdelantero uruguayo que jugó dos temporadas en el Cádiz, por recomendación de su compatriota Víctor Espárrago, y una en el Racing de Ferrol. No ha pisado los banquillos españoles, pero sí el Bernabéu. En la temporada 2005-2006 marcó el 0-1 ante el Madrid de los galácticos con la camiseta del Cádiz. Luego hubo remontada blanca (3-1).
Medina es de Salto, la ciudad en que nacieron Luis Suárez y Cavani, y ha dirigido en su país (Nacional), Brasil (Internacional) y Argentina (Vélez y Talleres). Hace seis años se hizo célebre por un presunto decálogo que colgó en el vestuario del filial de Nacional antes de un clásico con el de Peñarol. “No se saluda al rival, excepto al capitán”, “La primera patada es nuestra”, “Siempre mayoría de nuestros jugadores en caso de armarse tumulto”, “Ceja fruncida todo el partido”, eran algunos de los mensajes difundidos por la Prensa uruguaya. Él desmintió que existiese ese recetario: “Nunca pegamos nada en el vestuario. Pregunten a los jugadores y su entorno. Aquí no hacemos apología de la violencia. Nacional ganó jugando al fútbol, no pegando piñazos ni patadas”.
Cierto o no, resulta innegable que los equipos de Medina son de altísima intensidad. Alterna el 4-2-3-1 con el 4-3-3, exige presión alta, da mucha relevancia a los extremos y pretende que todo el grupo colabore en fase defensiva. Le hará falta a un equipo con buenos registros de ataque (solo seis equipos han hecho más goles en la Liga) y desastrosos atrás (33 tantos encajados). “Quiero un equipo completo. Todos para la elaboración, todos para la recuperación”, es su primer mensaje a las plantillas que ha dirigido. Presume de abstraerse de las críticas periodísticas y de las conversaciones en las redes sociales y es adicto a los manuales sobre liderazgo “para llegarle al futbolista desde lo mental y lo espiritual”.
Todo le hará falta para levantar a un equipo en descenso, que solo ha sumado siete puntos de 42 posibles, ha ganado un encuentro en toda la temporada y únicamente logró una victoria en el Bernabéu, hace ya cincuenta años. “Necesitaremos ser perfectos”, dijo ayer. Amén.
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