REAL MADRID - JUVENTUS

Prueba final

Carlo Ancelotti usará el cierre en EE UU contra la Juventus como ensayo general para Helsinki. Dani Carvajal regresa a un plan continuista con el que se ganó la Decimocuarta.

JAVIER GANDULDIARIO AS
Fernández Menéndez, Miguel Ángel

Ancelotti quiere presentarse el 10 de agosto en Helsinki sin tener que hacer remiendos de última hora en el guion. El Real Madrid es una superproducción, las finales por títulos son sus escenas clave y la primera se rueda contra el Eintracht en la Supercopa de Europa. Por eso el amistoso de hoy contra la Juventus no es un simple bolo veraniego para lucir palmito en La La Land, hay más ensayo que arte detrás.

Ancelotti es puro old school y no le importa mostrar sus cartas. No le importó hacerlo con Klopp antes de la final de París y ahora tres cuartos de lo mismo con otro teutón, Oliver Glasner. Como avisó Carletto desde el primer día en EE UU, este cierre es la prueba definitiva y prefiere que sea contra rivales de verdad que en el metaverso de Valdebebas. Por eso la va a jugar, de inicio, Carvajal. El leganense sólo lleva tres sesiones desde que superó el esguince de tobillo que le ha frenado en Los Ángeles pero este partido es la única opción de ensayar sus diálogos como es debido antes del Eintracht. Más dudosa es, porque mucho que Carletto le coloque en la cartelera como “el titular”, la presencia de arranque de Mendy al otro costado. El francés se está viendo forzado a realizar una preparación con ciertas limitaciones por culpa del perineo de su pierna izquierda, que es su cruz particular, y su entrenador ha venido probando a Rüdiger como doble para las escenas de acción, especialmente contra el Barça de Las Vegas.

La elección del centro del campo hoy se prevé continuista (“Van a jugar la Supercopa... los que ganaron la Champions”, avisó Ancelotti) pero la duda es si será porque apuesta únicamente por el formato trinitario clásico (Casemiro, Kroos y Modric) o entra la nueva guest star de la medular, Valverde, Halcón con brazalete de capitán durante el amistoso contra el América en San Francisco. Camavinga, Tchouameni y Ceballos, que se ha plantado en un tono físico digno de aparecer en la musculosa saga Los Mercenarios, van por detrás.

Arriba, mientras el Madrid barre las agencias de cásting buscando un nueve suplente que dé un buen perfil en cámara, Benzema seduce y encama con glamour y goles. El del América, esa rosquita al palo largo, está para ser mandada a la oficina de marcas y patentes. Karim necesita sólo una toma, pero Vinicius anda más atascado este verano. También Rodrygo. Los dos brasileños están aún por recuperar las sensaciones del final de curso pasado, aunque ese cabezazo del Rodry al City y el gol de Vini al Liverpool son emociones que obligan a pasar por un periodo de asimilación. Ser niño prodigio no es fácil, lo puedo atestiguar Macaulay Culkin.

Para recordar que esto, al fin y al cabo, es retomar el camino de las competiciones europeas, una aristócrata de la Copa de Europa, la Juventus. Sin Pogba, pero con morbillo igualmente por su otro gran fichaje veraniego, el exmadridista Di María. También por Allegri, el responsable de que Ancelotti haya vuelto cuando rechazó el papel que le ofreció al Madrid y por Vlahovic, el goleador emergente fuera de los grandes circuitos de la Premier, la Liga y el PSG. Lo del balcánico, ofrecido primero al Madrid por la Fiorentina con tal de no mandarlo a Turín, fue un doble ‘no’: del club blanco al ariete y a la inversa...

Érase una vez en Hollywood, y no es la de Tarantino, un Real Madrid-Juventus en la alfombra roja y con vistas a Helsinki.

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