BARCELONA

Presión a Gündogan

El jugador desea seguir en el Barcelona pero nota cómo el club saldría beneficiado de su salida. Su compromiso está fuera de duda y es feliz en un vestuario con tantos jóvenes.

Ilkay Gündogan es un jugador acostumbrado a moverse bien en situaciones adversas. En el campo es habitual que tenga siempre a un rival encima suyo y tiene que tomar decisiones muy arriesgadas en un corto espacio de tiempo. Gündogan sabe lo que es estar sometido a la presión de los rivales, pero por primera vez está viendo que la presión le llega desde su propio club.

El FC Barcelona como entidad valora mucho al jugador alemán, pero eso no quita que también lo vean como un elemento cuya salida aliviaría muchos de los eternos problemas económicos en cuanto a fair play que el Barça lleva cuatro años arrastrando.

La ausencia de Gündogan en el primer partido de LaLiga en el campo del Valencia se vio como una oportunidad para hacer crecer la bola de que el jugador había pedido irse o que incluso podría estar borrándose de una convocatoria.

Por partes. La ausencia de Gündogan en Mestalla responde a motivos médicos. En el entrenamiento del jueves se mareó y se sintió mal y tras ser examinado por los médicos del club ya se decidió que no viajaría a Valencia. Se optó por redactar en el comunicado médico que era “por precaución ante un golpe en una ceja” para no dar pie a especulaciones. El malestar era real y continúa como lo prueba el hecho de que ayer no participó del entrenamiento.

Respecto a su deseo de salir del club, al círculo más íntimo de Gündogan no le consta nada. Ni a Flick, tampoco. Es más, su tío y agente ya manifestó el pasado 8 de agosto que la idea de Ilkay era la de seguir en el Barcelona. Realizó estas manifestaciones al ver el revuelo que se montó en ciertos medios de comunicación cuando el jugador aprovechó los días libres que había concedido Hansi Flick a la plantilla para viajar a Estambul. Se especuló con diversas ofertas de equipos turcos, pero la realidad era que viajó a Turquía para grabar unos anuncios.

Pero si algo no es Gündogan, es tonto. Está notando cómo desde el propio club se promociona la idea de que él quiere irse cuando es realmente la contraria. Algo parecido le pasó a Frenkie de Jong hace dos temporadas.

Tampoco le consta al entorno del jugador que se haya sentado a hablar con Flick para pedirle una salida. Sí que es cierto que ha hablado con el entrenador, con el que mantiene una absoluta sintonía, para ver el futuro del equipo. Gündogan es un líder en el vestuario y está especialmente feliz en este equipo rodeado de gente tan joven. Siente especial predilección por Lamine Yamal al que “cuida como si fuera su sobrino o su primo pequeño”.

Lo que ha molestado más al jugador es que se haya podido llegar a insinuar que no quisiera viajar a Mestalla para forzar la situación. Ahí la hoja de servicios de Gündogan la temporada pasada habla por sí sola. El alemán lo jugó todo con la selección alemana y con el Barcelona, equipo con el que llegó a disputar 51 partidos incluido el de Copa del Rey en el campo del Barbastro. Sólo se perdió el partido contra el Cádiz, que era previo a la Champions League y otro por acumulación de tarjetas. Su profesionalidad y compromiso no pueden ponerse en duda.

No obstante, es consciente de que su salida arreglaría muchos problemas económicos a un club que aún no sabe como va a inscribir a Dani Olmo, su fichaje estrella de la temporada.

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