Pique de méritos

Podríamos llamarlo ‘el artículo de la marmota’. Porque sabemos lo que está sintiendo en estos momentos así que, ante todo, trataremos de ser breves. El Madrid necesita un delantero en 2024. Es innegociable. Si bien es cierto que la figura de Endrick se perfila como algo enormemente ilusionante para el futuro (aterrizará en Madrid el 21 de julio), su cortoplacismo genera dudas. Lógicas: necesitará una fase de adaptación, tiempo, minutos. De hecho, no se descarta que tenga ficha del Castilla y, como ya pasase con Rodrygo o Vinicius, empiece en el filial y, cuando sea el momento, suba al primer equipo. Con Endrick se cuenta, pero Endrick sólo no vale. Y en la carrera del nueve hay dos galgos aventajados: Haaland y Mbappé.

El Madrid mantiene la lupa sobre ellos, aunque desde el club ya se reconoce un inevitable escepticismo. Aprendizaje de las curvas del pasado. En Chamartín, primer y máximo mandamiento, transmiten que de ninguna manera se hipotecará el proyecto por ellos. Y sobre eso se construirá: son los preferidos, pero nadie se volverá loco. No a estas alturas. Con esto sobre la mesa, cartas boca arriba. Ambos se ponen a tiro, precisamente, en 2024. Cada uno a su manera. Pero sólo se cuenta con fichar a uno. Al menos, en estos momentos.

Mbappé: ¿hombre libre?

Acaba contrato el 30 de junio, por lo que podría llegar totalmente gratis a Chamartín, a excepción de una prima de fichaje que, en cualquier caso, parece inevitable. Pero al PSG no debería pagarle absolutamente nada... siempre y cuando el jugador no renueve. Ya recuerdan cómo fue el pasado verano: anunció por carta que no activaría el año extra (hasta 2025), el club lo dejó sin pretemporada como respuesta y, tras semanas de tormenta, en las que se sondeó hasta la posibilidad de que se pasase un año en la grada, finalmente agua; aguantó sin renovar. Mbappé soportó el huracán y, en estos momentos, está viviendo su último año de contrato. Ganó el pulso.

¿Renovará cuando acabe la temporada? Esa es la cuestión. Y la respuesta sólo la sabe el propio Kylian, que ha demostrado en los últimos años un don para hacer las cosas a su manera, como Frank Sinatra. Sin sucumbir a nada, sin filtrar nada. De segundo apellido, misterio. Lo único que asoma por debajo de la puerta, en estos momentos, es lo que se contó hace una semana: el PSG piensa que, de ganar la Champions (eterno sueño enquistado), se podría utilizar como llave para convencerlo. En cualquier caso, la decisión no se tomará hasta verano. Y hasta ahí se sabe. Mbappé transita por su ‘último año’ con dudas: acaba de romper una sequía de cuatro jornadas sin marcar y fue muy criticado tras el rapapolvo del Newcastle. Su PSG, de hecho, transita tercero en Liga. Año convulso para el de Bondy, que suma nueve goles en diez partidos (tres dobletes). Que en un ‘mal momento’ lleve esos números, dice mucho.

Haaland: la famosa cláusula

Lo del noruego siempre ha sido más distante: firmó con el Manchester City hasta 2027 y, allí, siempre se ha confesado feliz. Encajó con la afición, con el vestuario y con Guardiola. No ha habido ni una sola guerrilla que le pusiese a tiro y, ante eso, todo pasaba por pagar una cláusula impagable. Era un imposible; ni se ha intentado. Pero todo cambia en 2024: se activa una cláusula de entre 180 y 200 millones, pero sólo para equipos de fuera de la Premier. Es decir, por ese precio (o menos, si entrase en una negociación que se antoja difícil, pero no imposible, con el City), el Madrid podría acometer su fichaje.

A partir de ahí, Chamartín deberá tomar una decisión. Haaland, justo ahora, también sale de un momento delicado: ha estado cuatro partidos sin marcar (sequía cityzen rota frente al Brighton) y con la Eurocopa prácticamente imposible (sus opciones de acabar entre los dos primeros se acabaron y la repesca pinta remota). Como Kylian y los grandes, sus números son espectaculares hasta en un momento gris: nueve goles en 13 partidos. En eso convergen dos astros que emiten un enorme halo de luz. Y que el Madrid, años después y pese a todo, continúa observado por el telescopio. Sabedor de que en 2024, si nada cambia, se ponen a tiro. Y que fichar un nueve es innegociable. Endrick... y alguien más.

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