Nahuel Molina se gana la confianza
Me pasa que cuando hago un artículo genérico alrededor de un partido del Atlético que al día siguiente, a veces, tengo la sensación de que no he sido justo con algunos futbolistas en la sombra, que con ellos me ha faltado un guiño. Y en Pamplona me pasó. En Pamplona lo he sentido con Nahuel Molina, otro futbolista que, como diría el gran Mono Burgos, parecía haberle picado el ‘mosquito del Calderón’.
Esa picadura que hace que la camisa rojiblanca adquiera un peso que te hace jugar con desconfianza y por debajo de tus posibilidades, superado en el aspecto defensivo, con perfilamientos inadecuados y decisiones precipitadas cuando ganaba altura. Pero Nahuel ha dado con el antídoto en las últimas semanas. Con un mérito admirable, el lateral está siendo de la partida en todos los partidos, sin descanso, habiéndose zampado un Mundial, con el desgaste físico y sobre todo mental que supones eso para un profesional. Y ahí es donde surgió el Molina de Udinese.
Poniendo hormigón por su banda derecha y siendo más preciso y pausado en campo contrario, el campeón del mundo se ha ganado para mí la confianza y la pomada por parte de la familia rojiblanca, para que no vuelvan aparecer los síntomas de rigidez que provoca el puñetero ‘mosquito del Calderón’. Al igual que el equipo, vemos a un Nahuel diferente después del parón por Qatar. Un Nahuel que se ha ganado con su esfuerzo volver a confiar en el.