Mouriño no tiene fecha de caducidad

Las especulaciones sobre un posible relevo en la presidencia del Celta no han durado ni quince días. Carlos Mouriño se encargó ayer, tras la conclusión de la Junta General de Accionistas de la entidad olívica, de dar por cerrado un capítulo que se abrió en la presentación del centenario del club. El conductor del acto celebrado el pasado 16 de noviembre dejó en el aire la posibilidad de que Marián Mouriño asumiera en el 2023 el cargo que ocupa su padre. Una sucesión que aún no está sobre la mesa.

Carlos Mouriño, de 79 años, tiene cuerda para rato y mientras le acompañe la salud continuará al frente del Celta: “Espero que no sea mi última junta, aunque nunca se sabe porque a mi edad hoy estoy aquí y mañana me da un patatús y adiós. Yo sé que tengo una edad y en el momento que tenga algún momento de debilidad tendré que decir que me voy, pero ahora me encuentro perfectamente bien. Me hago chequeos y los médicos dicen que estoy perfecto”.

El empresario vigués que en 2006 tomó las riendas del club celeste es el presidente más longevo de Primera. Mouriño nació en 1943, cuatro años antes que Fernando Roig (Villarreal), Luis Sabalza (Osasuna) y Florentino Pérez (Real Madrid). En la década de los 40 también vino al mundo Enrique Cerezo (Atlético de Madrid), en 1948. En cuanto al tiempo que lleva ocupando el cargo, el dirigente gallego aparece en cuarta posición, por detrás de Roig (1997), el getafense Ángel Torres (2002) y Cerezo (2003).

El 2023 será muy especial para Mouriño. Además de cumplir 80 años y de festejar el centenario del Celta, según sus cálculos en el mes de agosto empezarán en el ayuntamiento de Mos las obras de Galicia Sport 360. Al frente de este megaproyecto respaldado por la Xunta de Galicia se encuentra como CEO su hija Marián, quien está llamada a convertirse en la primera mujer que presida el club. Un hito histórico que no tiene fecha.