GIRONA | MÍCHEL

Míchel: “No creo que ganemos la Liga, pero...”

“...No renunciamos a nada”. El entrenador de moda, recibe a AS en Girona en la “etapa más feliz” de su vida deportiva. “Es un año histórico”. Y admite por primera vez que “tengo plantilla para ir a Europa”.

Sergi de Juan

Sopla una ‘tramuntana’ fenomenal y desagradable en La Vinya, el centro de entrenamiento del Girona, en Caldes de Malavella. “Rápido”, dice ante la sesión de fotos Miguel Ángel Sánchez Muñoz (30-10-1975), Míchel, el entrenador de moda en España que tiene al equipo ‘blanc-i- vermell’ líder de una de las mejores ligas del mundo, se sienta durante casi hora con AS para hablar de lo que más le gusta: fútbol.

¿De todas las entrevistas que le han hecho estos días, qué es lo más raro que le han preguntado?

Raro…, nada. Hemos echado mucho la vista atrás, hemos repasado mi trayectoria…, pero bien, son entrevistas que a mí me hacen ilusión porque el momento es positivo. Y luego, pues recordar todo lo que has vivido también te llena. Al final, sabes que todo tu proceso ha sido duro, difícil… Estoy muy orgulloso de él.

¿Cómo va de ego después de estos días?

Bien, bien. A nivel personal, tengo los pies en el suelo y a nivel de club, también. Evidentemente nos gusta lo que está pasando y estamos en una nube, pero la sensación es que tenemos que seguir trabajando.

Viene de estar unos días en Madrid. ¿Nota que lo que está haciendo en el Girona está impactando?

Sí, está impactando. Pero me ha pillado en un momento de mi vida en el que tengo muy claro dónde están los límites. Y a nivel mental, soy muy maduro. Ni los elogios me desestabilizan; ni las críticas tampoco. Y escucho de todo. A lo largo de mi vida he tenido de todo por las críticas y no las he sabido llevar. Ahora no tengo esta sensación. Sé que por la calle ahora me reconocen y valoran. Pero la gente valora más el resultado que el trabajo, la inmediatez. Y yo valoro mucho el proceso. Y en ese proceso, es imposible que nadie me pueda descentrar.

¿Si el suflé bajara, Míchel tiene claro cuál sería su discurso?

Lo digo en todas las entrevistas. El día a día tiene que ser el motor de mi trabajo y el del club. Y estoy en un club donde ese día a día se valora mucho. Lo han valorado cuando las cosas han ido mal y cuando han ido bien. Si yo estuviera haciendo el ridículo entrenando, tengo a Quique Cárcel que me diría: “Vas líder, pero estás haciendo el ridículo”. Y cuando las cosas iban mal pero estaba trabajando bien, Quique me decía: “No te preocupes tío, que vemos que el proceso es bueno”. Como hay una línea de trabajo, no me puedo descentrar por más que estemos en un momento muy alto. Y lo he dicho por activa y por pasiva. Creo que es merecido. Estamos ahí por méritos propios.

Gracias a los compañeros del departamento de comunicación, hemos visto muchas de sus charlas. ¿Se tarda el mismo tiempo en preparar una charla que un partido de fútbol o le sale de forma natural lo que les va a decir a los jugadores?

Preparo las charlas, porque siempre quiero focalizarlas en algo. Pero siempre he dicho que una de las cualidades o valores que yo tengo es vivir con el jugador. Y como vivo con ellos, y me preocupo por ellos, sé lo que están pensando y lo que necesitan. Sé cómo respiran, sé lo que necesitan, en qué punto está el grupo. Intento estar con ellos en el entrenamiento y me muevo por su zona. Me tomo el café. Hablo con uno, con otro, me transmiten sus sensaciones. Esa vivencia me da mucha información y esa información es la que utilizo para llegarles y estar en el punto máximo para poder competir. Y ahora estoy en el punto de decirles que todo es merecido, pero que las expectativas de los demás nos pueden hacer fracasar.

¿Y así de fácil aceptan los jugadores no tener minutos?

Yo he estado en tres equipos nada más. No sé si llamarles equipos grandes o pequeños, porque he estado en segunda y primera. Son personas, pero es mi manera de trabajar. Siempre les digo que tengo las puertas de mi despacho abiertas. Yo intento ser así. He tenido problemas con jugadores en estos seis años de entrenador, claro que sí, pero lo he intentado llevar de la mejor manera.

Pepe Mel dice de usted que entiende el fútbol. ¿Cuándo se dio cuenta que podía ser entrenador y de qué fuentes bebió?

El gusanillo para decidir que quería entrenar me viene de mi época de director de metodología del Rayo Vallecano. Me apasionó el proceso de ver crecer a un niño sobre una idea que tú implantas. Con Mel, los entrenamientos eran espectaculares, a nivel de juego, de posesiones, de entender los espacios. Pepe a mí me dio mucha información. Pero he aprendido de todos los entrenadores. Paquito venía con un libro y te contaba una fábula. Te intentaba llegar a través de los libros. Mi primer entrenador fue Zambrano, que me hizo debutar contra el Barça subiendo directamente del filial. Era tan cercano y tan buena gente que era imposible no aprender de él. He tenido a Julen Lopetegui, que fue compañero mío durante seis temporadas y luego fue mi entrenador. Aprendí de él, y en mis momentos malos le pregunto qué puedo hacer para mejorar a nivel defensivo. Con Guardiola, gracias a Dios, ahora puedo hablar con él muchas veces y te abre los ojos en muchos aspectos. Pero no me quiero dejar a ningún entrenador porque todos me han aportado cosas. Llevar a un grupo es difícil. Y a nivel táctico, de todos se aprende porque las plantillas nunca son las mismas. Yo, seguramente, del año pasado a este he cambiado cosas. Seguro. No es lo mismo tener a Dovbyk en punta que a Taty Castellanos o a Stuani. La clave es que, en todo el tiempo que pasas con los jugadores, ellos noten que no les engañas. Y luego, intentar que esa cultura deportiva que tu aplicas las seis horas que estás con ellos, las trasladen a sus 24 horas. Con eso, ya has hecho mucho. Porque el jugador te puede engañar las 18 horas que no los ves…

Pero este es el Girona de Míchel

Sí. Pero esos pequeños detalles son los que te marcan. Al final, todos los entrenadores tienen su libreto y yo quiero ser protagonista siempre. Y lo quiero ser con el balón. Y quiero ser capaz de robar lo más arriba posible. Pero en Segunda División me di cuenta de que con tres centrales defendíamos mejor nuestra área. Hay que adaptarse.

¿Qué le han aportado esos viajes a Manchester para ver a Guardiola, la información que le da es de más calidad?

A nivel futbolístico te das cuenta de que estás delante de un privilegiado a la hora de entender el juego. Pero lo que más me ha llamado la atención de Pep es que no para de buscar soluciones, de reinventarse. Busca ser perfecto para seguir ganando. Lleva muchos años ganando y se sigue reinventando. Sigue buscando cómo llegar al área, cómo hacer que el rival no salga con el balón jugado, cómo llegar con más gente a la zona de remate...Es un animal competitivo. La velocidad con la que plasma sus ideas en el césped..., no todos estamos en ese nivel. Es ese su gran talento.

"Guardiola es un privilegiado. No para de buscar soluciones, de reinventarse. Busca ser perfecto para seguir ganando”

Míchel

¿Tiene la sensación que el Girona está ante una oportunidad única de hacer algo muy grande?

Total. La plantilla que ha confeccionado la dirección deportiva hace que estemos ante un año que puede ser histórico. Y yo lo tengo en la cabeza. Pero no me puedo desviar del día a día porque si me voy al largo plazo pierdo el foco en lo más importante, que es el Athletic. Hay que poner los pies en el suelo y en el día a día, pero sí que noto que es una plantilla con capacidad de hacer historia.

Es la pregunta del millón, pero se la tenemos que hacer: ¿Puede el Girona ganar la Liga?

Tengo la sensación de que no. No renunciamos a nada, pero pienso que Madrid, Atlético y Barça se van a dejar pocos puntos y es una lucha a la cual sólo puedes acceder si estás perfecto todos los días y no sé si nos dará. Yo creo que no, pero… a día de hoy sí que nos ha dado para luchar con ellos.

Pero jugar en Europa sí que ya es un objetivo realista.

La sensación es esta, sí. Tenemos una diferencia de puntos importante con equipos que iban a optar a estar en Europa, pero con otros la diferencia no es tanta. Queremos meternos en la Liga de Betis, Athletic, Real. Ahora tenemos trece jornadas para saber si estaremos en ella. Si en el segundo tercio de la competición estamos entre estos seis equipos que pueden estar peleando por todo, lo daremos todo por ese objetivo. El club viene dando saltos y creciendo desde que estoy yo. Yo noto que el club está mejorando. Ojalá tengamos esta charla dentro de seis meses y le tenga que pedir a Quique. Pero no quiero adelantar procesos.

“Viví cosas bonitas en el Rayo, pero esta es la etapa más feliz de mi carrera”

Míchel

Desde aquel discurso mítico cuando ascendieron se vio un Míchel que encajaba como un guante en Girona. ¿Cuál es su nivel de identificación con la ciudad y el club?

Me siento cien por cien como en casa. Vallecas es mi casa, pero en Girona no ha habido ningún mal momento a nivel personal con respecto a la ciudad. Puede ser la etapa más feliz de mi vida a nivel profesional. Y mira que he vivido cosas bonitas con el Rayo. Quitando lo sentimental puro y duro, esta es la etapa más bonita de mi carrera.

Recordaba en Universo Valdano sus problemas de ansiedad, incluso en momentos buenos como el ascenso. La presión. ¿Disfruta más ahora las cosas?

Al final, el proceso individual también es importante. No soy el mismo entrenador ahora que en el Rayo. Ni a nivel de madurez, de trato con los medios, de comportarme con el jugador. Ahora soy más natural. El jugador es muy inteligente y cuando tu entras ahí, como no les cales, pasan de ti tres pueblos.

Y le calan a usted…

Claro. Yo pasé de entrenar al juvenil del Rayo, al primer equipo. De sopetón. Y con gente como Trashorras, Amaya, Miku. Jugadores importantes, que alguno además había sido compañero, a los que yo tenía que convencer. Y eso es un desgaste brutal. Yo no estaba capacitado para soportarlo. Ahora hubiese cambiado muchas cosas de mi etapa en el Rayo, veo que hacía cosas en la que estaba equivocado. Y por eso disfruto del día a día. Ahora soy natural y, a la vez, exigente con el jugador. Eso ya no me supone desgaste. Mi desgaste es en el césped. Aquí si que soy intransigente. Si me tienen que hacer diez kilómetros, me los tienen que hacer. Pero con inteligencia en el campo, aportándole al compañero. Y sabiendo cómo tengo que apretar a cada uno. Eso me lo da la empatía y la experiencia. Son 22 sesiones de entrenamiento, sé cómo apretar a Stuani o a Savinho. Ahora sé cómo tengo que hacerlo. Empatía. Esas habilidades sociales las vas mejorando y ahora estoy en un momento feliz.

Siempre se reprochaba ser un entrenador de ascensos pero que no se había consolidado en Primera. ¿Dónde cambió el chip?

Aparte de la experiencia, de los golpes que te dan porque te echan de equipos cuando los resultados no son buenos, pues hablando, por ejemplo, con Julen Lopetegui, del equilibrio y de cómo fortalece las líneas. Me fui a ver una semana de entrenamientos de Simeone, hablo y visualizo el trabajo de otros entrenadores. Eso me da información. Tú ves entrenar al City de Pep y no te hace falta ni preguntar. Luego si tienes dudas, pues preguntas. Al final, siempre le digo a los jugadores: ‘sé más de fútbol que vosotros porque me lo veo todo’. El jugador, al final, sale de aquí y tiene una vida. Yo estoy viendo vídeos ocho horas diarias. Ahora tienes cámara táctica y puedes ver todo el campo. Y yo soy un loco de la información porque tenemos que ir avanzando respecto al juego.

Este equipo, queramos a o no, es el Girona de Míchel. Y a los jugadores a veces no les gusta eso de que el protagonista sea el entrenador. ¿Cómo lo hace para que no se molesten?

Nosotros, los de negro (que así visten los técnicos), estamos para ayudar al jugador. Que digan el Girona de Míchel… Yo les digo a ellos que ni en lo bueno soy tan bueno ni en lo malo, tan malo. Los principales protagonistas son los jugadores. Pero, eso sí, yo siempre les digo: ‘necesitáis un entrenador’. Siempre les digo, poneos de acuerdo para ver quién juega el fin de semana, las cargas de entrenamiento… Es imposible. Necesitan a los entrenadores y a los preparadores físicos y nosotros lo que hacemos es, todo ese entorno, generarles una atmósfera positiva para que estén en su mejor versión. Por eso me hice entrenador. Valoro mucho la profesión del técnico, es importantísima. Pero esto es de los jugadores. No es el Girona de Míchel. Los que están haciendo estos partidos son la plantilla. Los que juegan y los que entrenan para que el compañero rinda bien. En los entrenamientos es donde se generan las experiencias de la competición.

Se juega como se entrena.

Las pautas de entrenamiento tienen que ser de una exigencia brutal y las tiene que marcar el jugador. Yo puedo estar, puedo apretar… En cuanto miro para otro lado, dejas de hacerlo. Y yo les digo. Cuando yo mire para otro lado y tú sigas trabajando al 200%, este equipo irá hacia arriba.

¿Y cómo ha hecho para ensamblar tantísimas nacionalidades?

En eso, la labor de la dirección deportiva trayendo jugadores sobre una idea es lo principal para que haya conectividad entre las partes. Eso es lo primero. Si Blind se hubiese encontrado un equipo que jugase directo en lugar de hacer juego combinativo, él no estaría compitiendo igual. Lo segundo es que hay una base sólida. Hay ocho o diez jugadores que estuvieron en Segunda y que son muy importantes en el equipo, jueguen o no. Borja no ha jugado un solo minuto por lesiones esta temporada pero está en el proceso de construcción. Y en cuanto al idioma. Pues con los ucranianos hablamos inglés, como con Blind. Y luego hay culturas distintas. Los brasileños son gente joven pero han venido a una atmósfera de trabajo donde el día a día es positivo. Son fáciles de enganchar. Y también hablamos de conseguir que sean buenas personas. Y, en los tres años que hemos estado aquí, nos hemos equivocado en un porcentaje muy bajo. Cualquier jugador que ha llegado aquí lo ha hecho con ganas de seguir creciendo, en el caso de los jóvenes valores. Si ve a Savinho, tiene la alegría del brasileño y la profesionalidad del alemán. Un tío con 19 años maduro para trabajar. Este proceso lo hemos controlado porque la dirección deportiva siempre se ha encargado de conocer al representante, a la familia, al jugador. Hay un secreto con Tsygankov…

Cuente.

Cuando lo fichamos durante el parón del Mundial, se tiró un mes viviendo en Girona para conocer la ciudad y el entorno. Le querían muchos equipos pero Pere Guardiola le dijo vente. Y luego dio el OK al fichaje. Es una preocupación nuestra para que los jugadores vengan. Blind, que había jugado en el Ajax, United, Bayern… Nos teníamos que preocupar de que viniese aquí.

¿Hasta dónde llega su ambición como entrenador?

Seguir creciendo y que cualquier jugador que me encuentre, le pueda mejorar. Mejorar a Savinho y seguir mejorando a Stuani. Si consigo eso, voy a ser capaz de mejorar a un jugador top sea joven o maduro. Mi ambición es llegar a lo máximo.

Se podría decir que el Girona es la moda. Se supone es que no sólo sea eso.

Pero el proceso no es una moda. Son ya tres años. Y claro que somos novedad para el resto, pero creíamos que lo estábamos haciendo bien. Lo que hay que hacer es prolongar este proyecto el máximo tiempo posible. Ser capaces de que el Girona siga creciendo siendo conscientes de que el crecimiento cada vez será un poco más difícil. Si este año conseguimos estar arriba, el que viene nos pedirán un paso más. Y habrá que ver cómo crecemos para llegar a eso. El proyecto todavía está en fase de construcción.

Le íbamos a preguntar si tiene miedo a decepcionar, pero se le ve muy seguro.

Bueno lo hemos hablado antes. Podemos decepcionar a gente si al final no nos metemos en Europa. Puede ser, viendo las expectativas que hay ahora. Pero como me decepcionaría yo es si el equipo se cae en el día a día y no soy capaz de reconducirlo. Miren, el año de Segunda estábamos en descenso y, por Navidad, ya habíamos remontado algo y estábamos sextos o séptimos… Llegó el parón de Navidad y le dije a la plantilla: ‘nunca me lo escucharéis decir en público, pero si este equipo no asciende, yo habré fracasado como entrenador porque tengo plantilla para ascender’. Y ahora os lo digo aquí a vosotros, no sé si lo habré dicho antes: tengo plantilla para estar en Europa. Será una decepción mía si veo que el equipo no da el cien por cien. Ahora está mi trabajo para que no bajen el nivel.

“No sé si lo he dicho ya pero os lo digo a vosotros: tengo plantilla para estar en Europa”

Mìchel

Dentro de dos semanas tiene que jugar en Barcelona… ¿Se lo ha marcado en rojo o eso sí que sería una equivocación?

Tenemos Athletic y Valencia, dos equipos históricos. Si me preocupo del Barça, estaría quitando el foco a lo más importante. A nivel mediático tendrá más repercusión. Si llegamos líderes ya sería una gran señal porque significaría que hemos ganado nuestros partidos… Y aun así, seguiría pensando que el Barça es muy favorito.

¿Qué le da Míchel a Oriol Romeu para que en el Girona funcionase tan bien ahora que está jugando peor en el Barça?

Oriol ha sido un jugador clave en nuestra idea, pero no puedo hablar de lo que sucede en el Barça. Seguro que la dificultad es mayor en todos los sentidos. Pero para nosotros era un jugador muy especial porque era el que me hacía equilibrar las presiones. Muchas las hacía sabiendo que la piedra angular era Romeu y yo trabajaba sobre eso. Para mí era un jugador especial dentro y fuera del terreno de juego por su capacidad, primero mental de trabajo. Y segundo, veías que un día después de partido en el que había estado noventa minutos en el campo, se sacaba al entrenamiento a Aleix e Iván a correr con él. Él arrastraba a jugadores que no tenían ese hábito. En el +1 (día después a jugar), involucró a jugadores. Y ahora ya lo tienen instalado. Fíjense lo importante que ha sido Oriol. Sigo pensando que es un jugador que a nosotros nos dio muchísimo.

“Oriol Romeu era un jugador clave en nuestra idea. Me lo traía de vuelta con los brazos abiertos”

Míchel

¿Se lo traía de vuelta?

Yo, sí. Claro que sí.

Se escucha por ahí.

¿Lo ha escuchado? Creo que será imposible. Pero con los brazos abiertos, que venga.

¿Y qué pasa con Pablo Torre?

Es uno de los mayores talentos. No le está costando nada. La dificultad de Pablo es el nivel que hay ahora en el centro del campo. Yo, en este momento, no puedo tocar la conexión de Yangel, Aleix e Iván. Os lo digo a vosotros, porque se lo he dicho a él, tiene que esperar su momento. Tener resiliencia y currárselo aunque no esté jugando. La gente me pide que le dé 20 minutos o 30 minutos. No puedo regalar minutos. Yo estoy compitiendo, y si el equipo necesite un jugador más o menos ofensivo, que juegue de punta, lateral… Esa es mi decisión. Se está ganado minutos, pero es que los minutos de competición son distintos. En Pamplona íbamos 2-1 y tenía la idea de que jugase, pero nos pusimos 2-3 y ya el plan de partido era distinto. A Pablo lo tengo para un plan de partido y si él sigue entrenándose así, tendrá minutos. Mientras él sea feliz con lo que hace… Si me dice que es infeliz, buscaremos una solución. Cuento con él y si le necesito, como lo necesité en el primer partido de Liga contra la Real, y estuvo espectacular, jugará. Claro que él demanda más, pero no puedo romper lo que tengo ahora. Tiene que esperar su momento.

Suerte, y que no se rompa la química.

Gracias.

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