Máxima igualdad, máxima tensión

Los derbis no tienen tamaño ni entienden de copas ni patrias. Importan allá donde viajen e independiente lo que haya en juego. Este que se disputa hoy en Riad, a 6.615 kilómetros del Bernabéu y del Metropolitano, primero de tres en 26 días, no tiene enmienda y se sirve en caliente: máxima igualdad atendiendo a los antecedentes más cercanos y máxima tensión entre los clubes después de los tres últimos duelos, salpimentados con polémicas arbitrales, vídeos incriminatorios y comunicados con pólvora según la orilla que se pise (sigue el partido en directo en As.com).

La Liga no lo dice todo, pero deja pistas. Y ahí el Madrid ha mostrado una autoridad de la que ha carecido el Atlético, especialmente cuando se aleja de su estadio (cinco victorias en trece desplazamientos). Sus cuatro derrotas en sus últimas cuatro salidas ligueras le han sacado del territorio Champions y le han alejado mucho de un vecino líder que solo ha perdido un partido en los cinco meses de temporada… y fue en el Metropolitano. Aquel día, la televisión del Madrid habló de “errores arbitrales garrafales” después de tres decisiones de Alberola Rojas para el debate: una posible falta previa a Bellingham antes del 1-0, un gol anulado a Camavinga por fuera de juego posicional de Rüdiger y una entrada de Giménez a Rodrygo en la frontera entre la amarilla y la roja. Para dar carrete al lío, el Comité de Árbitros ha designado para el choque al mismo colegiado del día de autos, contra el que el Madrid emprendió una campaña mediática que dio pie al tercer ataque masivo en nueve meses de Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del Atlético, al club blanco, al que acusó de “adulterar la competición”.

De vídeos y comunicados

Fue esta vez un reproche no escrito, sino filtrado, que reiteraba dos comunicados anteriores después de dos derbis en el Bernabéu no menos polémicos. El primero fue en Copa. El Atlético reclamó una segunda amarilla a Ceballos cuando ganaba por 0-1. Luego el Madrid empataría y se clasificaría en la prórroga. “Crean tal presión que es normal que afecte a las personas que deben tomar decisiones. Nuestros jugadores sufrieron en el campo las consecuencias de toda esta presión y eso me indigna”, escribió Gil Marín para merecer el aplauso de Simeone.

Menos de un mes después se repetían partido, escenario y lío en la Liga porque Gil Manzano expulsó a Correa por un manotazo leve a Rüdiger. El Atlético fue capaz de empatar con diez y Gil Marín volvió a la carga: “Siempre padecemos este tipo de actuaciones contra este equipo por la presión que se ejerce permanentemente sobre el colectivo arbitral”.

Desde entonces, las relaciones entre clubes están bajo mínimos, aunque se preserven las apariencias y un respeto mutuo entre Ancelotti y Simeone, que no se guardan secretos. El argentino ha disputado más partidos contra el italiano que contra nadie (21), con ocho triunfos por cabeza y cinco empates.

El partido será de gala. El Madrid tendrá a todos sus titulares menos a los tres lesionados de larga duración: Courtois, Alaba y Militao. Sin embargo, el equipo ha sabido taponar esa herida: en la Liga ha encajado solo 11 goles, su mejor dato en más de sesenta años. Para el partido recupera a Mendy, lesionado desde el 17 de diciembre, y a los tres jugadores que no viajaron, por precaución, a Aranda: Kroos, Vinicius y Tchouameni. Poner al este, a Camavinga o a Modric, que ha participado en cinco goles en los últimos ocho partidos de Liga, es una de las dos dudas en el once. La otra está en la portería, donde se ha producido una rotación inesperada en la que parece llevar ventaja Lunin por medio cuerpo. En la Copa Ancelotti no gastó titulares. Al margen de los que dejó en Madrid, se ahorró a Carvajal, Rüdiger, Modric y Bellingham y apenas tuvieron media hora Rodrygo y Valverde.

Simeone rotó menos. De los imprescindibles puso en Lugo a Oblak, Nahuel, Giménez y Witsel y tuvo que tirar luego, tras el empate gallego, de Koke, De Paul, Griezmann y Morata. En el último ensayo en Madrid, el argentino probó su once de gala sin Witsel, hasta ahora el jugador de campo con más minutos de la plantilla, y con Savic. Incluso se lleva a Barrios, que no llega para hoy pero sí para una hipotética final.

Ataque parejo, defensa desigual

Ambos equipos ofrecen en la Liga, el mejor punto de referencia, una productividad similar (40 goles el Madrid y 39 el Atlético), pero es atrás donde los blancos han sacado una enorme ventaja a los demás. Solo uno de cada 20 disparos recibidos ha acabado en gol. En el cuadro de Simeone la cifra casi se duplica. El Madrid es el segundo equipo al que menos le tiran; el Atlético, el cuarto que más remates recibe. Ahí está el fuerte de los de Ancelotti. El refugio rojiblanco son sus dos atacantes titulares, Griezmann y Morata, que a estas alturas ya suman 33 goles y figuran entre los cinco mejores anotadores de LaLiga. El Madrid, ahí, tiene una dependencia excesiva de Bellingham. Tres de sus cuatro pinchazos en LaLiga coinciden con partidos en los que el inglés no marcó. Ahora lleva dos encuentros sin hacerlo y el Madrid solo ha podido ganarlos por la mínima y en jugadas a balón parado.

Esta vez el torneo no se disputará en el magnífico estadio Rey Fahd sino en el Al-Awwal Park, la casa de Cristiano, con la mitad de un aforo (25.000 espectadores) que se presume mayoritariamente madridista. Atlético y Madrid solo se han enfrentado dos veces en la Supercopa. En 2014, a doble partido, ganó el Atlético por la mínima. En 2020, ya en Arabia, se impuso el Madrid por penaltis. La distancia entre ellos se mide en milímetros.

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