VALENCIA
Los orígenes de Peter Federico, el último fichaje del Valencia
El extremo se forjó en la calle, en una barriada humilde de Madrid. Sus entrenadores en Getafe recuerdan los primeros años del refuerzo ché.
Peter Federico González Carmona (Madrid, 2002) ya luce la camiseta del Valencia. El sábado, si no pasa nada raro, se estrenará ante el Almería. El extremo disputará su cuarto partido en Primera tras debutar con el Real Madrid hace dos años, de la mano de Carlo Ancelotti. Tras enfundarse la camiseta blanca unas cuentas veces en escenarios como San Mamés o el Bernabéu, Peter tuvo que bajar de la nube para seguir en el Castilla hasta el día de hoy. Aquel pequeño bajón no supuso ningún trauma para un jugador que se forjó en la calle, en una familia con pocos recursos y en San Cristóbal de Los Ángeles, uno de los barrios más humildes de Madrid.
Los inicios de Peter no fueron sencillos. Las primeras patadas las dio en un muro pegado a su portal, en una pequeña vivienda en la que vivían “14 ó 15 personas”, cuentan los primeros entrenadores del joven con descendencia dominicana. Fue el Getafe Olímpico el primer club que le echó el ojo, el que sacó a “Peter de la calle” con apenas 10 años. Antes de federarse, el último fichaje del Valencia tenía que conformarse con jugar pachangas en unas pistas cercanas a su casa o en una pared en la que dibujaron con espray una improvisada portería. “Peter se formó en la calle y por eso todavía mantiene esas características de jugador con desborde y descarado. Ya casi no quedan jugadores así”, comenta Manu Pérez a AS, el primer entrenador que tuvo Peter en el Getafe Olímpico.
Hasta que le fichó el Real Madrid, la joven promesa tuvo que recorrer un camino complicado. Entrenar suponía una odisea por los desplazamientos, así como coger la rutina de los partidos los fines de semana. Peter era un niño “educado y muy tímido”, lejos del chaval que crece en la calle, aunque este fuese su hábitat natural. Los días de partido tenía que colarse en el metro para atravesar una avenida y esperar a que su entrenador le recogiese. “Venía muchos días sin desayunar. Nunca olvidaré que le recogía a las ocho de la mañana y se estaba comiendo un tubo de plástico con azúcar, una chuchería. Cuando llegábamos al campo, le comprábamos un bocadillo. Eso era en el mejor de los casos porque muchas veces teníamos que ir a su casa a tocarle al timbre porque se dormía y en casa nadie le despertaba para jugar al fútbol”, resume Manu.
Su primer entrenador, Policía de profesión, se ganó el respeto de Peter y de todos los chavales que hicieron cosas importantes en los dos años de alevín que lució el extremo en el Getafe Olímpico. “Tengo muy buen recuerdo de ese club porque cogíamos a chavales de la calle y le dábamos una oportunidad. Peter la cogió porque luego le fichó el Madrid. Metía todas las faltas que tiraba. Tenía una zurda maravillosa y golpeaba al balón muy seco. Era increíble. Ahora veo al mismo Peter que cuando era un niño. Sigue jugando con la mano encogida, con el mismo gesto que hace una década”, señala Manu Pérez.
La humildad y el respeto siempre fueron las señas de identidad de Peter, a pesar de la infancia complicada que tuvo. “Era un gran niño. Sigo teniendo relación con él y se acuerda mucho de sus inicios. Hace poco me regaló una camiseta del Real Madrid firmada y se merece todo lo bueno porque se lo ha ganado”, comenta Manu, quien sólo pudo disfrutar de Peter durante dos años porque luego dio el salto al Ciudad de Getafe al quedarse sin categorías para competir en el Getafe Olímpico.
“A nosotros tampoco nos duró mucho porque el Madrid le siguió desde el primer momento. Enseguida, le echaron el lazo y vieron sus cualidades después de marcar muchos goles y demostrar su talento. Su familia era muy humilde. Vivía con sus nueve hermanos, padres y tíos. 14 ó 15 personas seguro que había en ese piso pequeño al que muchas veces llevamos cajas enormes de galletas para ayudar en casa”, comenta Millán Rodríguez, otro entrenador que tuvo Peter en el Ciudad de Getafe, el mismo club por el que pasó Achraf Hakimi. El Madrid dejó una pequeña cantidad de dinero y “20 balones nuevos de la marca Adidas” en el club por llevarse a Peter, recuerdan en el último club en el que estuvo antes de dar el salto al Madrid.
Tras su paso por el Getafe Olímpico y el Ciudad de Getafe, ‘La Fábrica’ le esperaba. En Valdebebas, llevaba desde los 15 años y ahí terminó de hacerse futbolista. Debutó con el primer equipo y se llevó la prestigiosa Youth League. En el Madrid, se hizo hombre y pasó página tras una infancia difícil en la que Peter jamás sacó pecho. Su zurda y su humildad volarán ahora por Mestalla.