REAL MADRID - VALENCIA

Lino, en el nombre de la madre

Vivió en una casa de madera que se inundaba cuando llovía, pasó hambre y perdió a su hermano, tiroteado por la policía con 21 años. Vania, su madre, le contagió un enorme espíritu de lucha.

DAVID GONZALEZDiarioAS

A Samuel Dias Lino (Santo André, São Paulo, 1999) nunca le sobró de nada pero tampoco le faltó lo esencial para tener una infancia digna y feliz. De padres separados, fue su madre, Vania, quien tomó las riendas de la crianza y la educación de Samu y de su hermano mayor. Vivían en una humilde vivienda de São Bernardo, a las afueras de São Paulo, con el paisaje de las favelas paulistas asomando por las ventanas. Vania se prometió a sí misma hacer todo lo posible por sacar adelante a sus hijos y alejarlos lo más posible de la miseria y del peligro de la delincuencia. Enfermera de profesión, trabajaba en dos hospitales, con apenas 6 horas de descanso cada día, para poder llevar sustento a casa y pagar las facturas de cada mes. Su espíritu de lucha caló en sus hijos.

Al contrario que su hermano mayor, a Samuel se le daba muy bien el fútbol y pasaba horas jugando con los amigos hasta que lo llamó el equipo local, el São Bernardo. Con 18 años, el Flamengo se interesó por él, lo cual era un indicio de que el balón podía ser una buena forma de ganarse la vida. Aun así, su madre siempre le insistió en la conveniencia de seguir estudiando. La educación era innegociable. Con Vania como espejo y referencia, Lino siempre fue un chico amable y tranquilo. Pasó 8 meses en el “Mengao” antes de que lo descartasen. El golpe fue duro, pero Vania le ayudó a relativizarlo para seguir adelante.

Samuel Lino, delantero del Valencia.Eloy AlonsoEFE

Poco después llamó a su puerta otro grande, el Corinthians. El compromiso por ambas partes era absoluto, pero un problema de desorganización en el club a la hora de la firma truncó la operación. Entretanto, surgió el interés del Gil Vicente, un modesto club del norte de Portugal con aspiraciones de crecimiento inmediato. Samu tenía 19 años y nunca había hecho un vuelo internacional. Vania sabía que había llegado el momento de que su hijo abandonase el nido para cumplir su sueño de ir a Europa. Su misión estaba cumplida.

Representado por la misma agencia que su ahora compañero en el Valencia, Gabriel Paulista, Lino siempre tuvo presente la historia de su amigo: vivió en una casa de madera que se inundaba cuando llovía, pasó hambre y su hermano mayor, que eligió un mal camino, murió tiroteado por la policía cuando tenía 21 años. Lino agradeció de corazón a su madre todo el sacrificio que había hecho por él antes de despedirse de ella para volar al Viejo Continente.

Lino, en Mestalla.NurPhotoGetty

En el Gil Vicente tardó poco en mostrar sus cualidades de velocidad y desborde y su capacidad goleadora. Se curtió en la liga portuguesa durante tres temporadas, tiempo en el que llamó la atención de clubes más importantes. Recibió propuestas de la MLS y del Oporto, pero Andrea Berta, director deportivo del Atlético, que llevaba meses siguiéndolo, fue más rápido. Aunque el traspaso no se hizo oficial hasta acabar la temporada 2021-22, en enero ya había firmado el contrato.

Como hijo agradecido, Samu compró una nueva a casa a su madre cuando reunió el dinero suficiente. Hace unas semanas, Vania estuvo de visita en Valencia y comprobó, orgullosa, que todos sus esfuerzos no fueron en vano. Sin ella a su lado como ángel de la guarda, es posible que Lino, hoy, estuviera llevando una vida diferente.

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