La vuelta de un ‘gentleman’

Casi tres años después de ser destituido por una directiva a la deriva, Ernesto Valverde regresa al Camp Nou. Una buena oportunidad para que el barcelonismo demuestre seny con un entrenador que no solo ganó dos Ligas, una Copa y una Supercopa pese a tener que tragarse el sapo del adiós de Neymar nada más llegar. También estiró dos años la hegemonía de un equipo ya en decadencia y, sobre todo, sostuvo un vestuario sobre el que podría escribir un libro, pero del que no dijo ni mu. Los trapos se lavan en casa y Valverde es un gentleman (sigue el partido en directo en AS.com).

Recuperadas las ganas y la pasión por entrenar después de entregarse a sus otras pasiones (fotografía, viaje, bicicleta, música), el Txingurri le hizo el tercer guiño al club de su vida y dijo que sí a Jon Uriarte. El técnico con más partidos de la historia del Athletic no ha regresado a San Mamés de paseo. Ha tomado lo mucho y bueno que dejó Marcelino y junto a su inseparable Jon Aspiazu le ha puesto su sello. Un fútbol impregnado del vigor de sus centrales, pero algo más fino con la incorporación de Vesga al mando de las operaciones, el refuerzo de Ander Herrera y Sancet en un rol más creador. Oihan es nombre de moda, pero la joya se llama Nico Williams, que hoy tendrá ese pasto inmenso que es el Camp Nou como inmejorable escaparate.

El Barça de Xavi aparece en la cita rehabilitado. Xavi tocó cuatro teclas buenas contra el Villarreal. De Jong le dio energía y ritmo al centro del campo; y los extremos, Ansu y Ferran, mostraron una comprensión del juego mejor que Dembélé y Raphinha. Eso, más la aparición de Alba en la izquierda, dinamizó al Barça, que logró un triunfo balsámico. Pero no suficiente. Aguantarle la carrera al Madrid solo va a ser posible sin errores. Eso sí, para eso Xavi cuenta con el factor Lewandowski, que falló en Múnich, Milán y Madrid, pero que en el Camp Nou está siendo un trueno: 11 goles en siete partidos con cuatro dobletes (Valladolid, Elche, Villarreal, Inter) y un hat-trick (Viktoria Plzen). Perdida virtualmente la Champions, LaLiga, el Pichichi y la Bota de Oro se han convertido en una obsesión para él.