Koke, el gran capitán
El estandarte rojiblanco cumple esta 25-26 su séptima temporada con el brazalete. Supera las seis de Gabi y, por delante, ya solo tiene las diez de Collar.
La temporada que comienza no solo será esa en la que Koke (Madrid, 1992) alcance la estratosférica cifra de 700 partidos oficiales con la camiseta del Atlético. También será la séptima en la que lleve la C de capitán engarzada en el brazo. Y ese siete no es un número más: ya supone una más de las seis que esa C la llevó Gabi. Palabras mayores.
Porque Gabi siempre será el Capi aunque hayan pasado ya siete años desde que colgó la rojiblanca, un capitán histórico y para siempre leyenda de este club, que lo fue durante seis temporadas (de 2012 a 2018). Hasta ahora el segundo que más después de Enrique Collar, que lo fue durante diez (de 1959 a 1969). Seis años también fueron capitanes históricos como Miguel Ángel Ruiz (de 1981 a 1987), Escudero (de 1952 a 1958) y José Mesa (1939 a 1945).
Koke ya está solo en el segundo cajón de ese podio. Superará esta 25-26 a Gabi, también su amigo, uno de los hermanos que durante toda su vida en el Atlético ha ido sumando, desde que era un juvenil que subía a entrenarse con el primer equipo, en aquellos tiempos de Quique, y se sentaba al lado de otro de los grandes capitanes históricos del club, Antonio López, que bajo el saludo de “bestiaaaa” le dio sus primeros grandes consejos en la caseta. Estar pendiente siempre de los chicos que subían de la cantera. Poner el escudo por delante de todo, incluso a veces de uno mismo. “Si pensara más en mí quizá me habría ido mejor pero no sería Koke”, en una entrevista con AS en marzo de 2022. Un club que una vez ha puesto por delante de sus propios intereses.
Porque desde hace dos temporadas el capitán renueva año a año con el Atlético en función a sensaciones (suyas) y ambiciones (del club). Ambas siguen haciendo match. Koke decidió quedarse, reduciéndose el sueldo de los ocho millones que cobraba a los tres que cobra, y asumir con encomiable madurez un papel al que 16 años después de su debut con el primer equipo (19 de septiembre de 2009 ante el Barça y de la mano de Abel) no está acostumbrado. El papel del que da un paso al lado para seguir sumando como siempre.
El futbolista que en todos los partido a partido era fijo del Cholo perdió la titularidad la temporada pasada. La vitola de indiscutible. Comenzó a ver los encuentros desde la óptica del banquillo. Desde finales de noviembre ha pasado de disputar casi el 80% de los minutos al 30%. Y sin un mal gesto, sin un peto arrojado al suelo. Al contrario. Koke ha asumido ese nuevo rol volcándose. Es Koke. Y solo hay que mirarle esa C que en su brazo reluce, se ensancha. Y que portó ya en los amistosos este verano. La C de gran capitán. Como el gran Kapitán que es.
“Ha vuelto a anteponer el Atlético”
“Koke ha antepuesto el Atleti a sí mismo”, alaban en el Metropolitano. Una vez más. En ese papel nuevo que ejecuta magistral. Koke de guía. Koke llevando al fútbol otro de esos mantras que Simeone en 15 años no se ha cansado de repetir: calidad de minutos y no cantidad. Y sin un rechiste. Al contrario, la implicación de siempre. Silbarle como alguna vez se ha hecho en el Metropolitano es como pisar el escudo. Una herejía.
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Si en 2024, ya consciente de la edad, comenzó la pretemporada muy fino, ésta ha variado su dieta para hacerlo aún más. Una dieta enfocada al rendimiento deportivo. Y hacerle una peineta a su propio calendario, que podrá decir 33 años pero con un cuerpo ágil que le permita seguir poniéndole orden y rigor a la pelota, como cuando lo jugaba todo. Con Barrios y Cardoso entre algodones, ante el Espanyol apunta a titular. En el primer día de su séptimo año de gran capitán.
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