Inyección letal o vacuna
Pese al cartel histórico de equipo aspirina, el Espanyol no quiere ser chivo expiatorio de Simeone y el Atlético sino acaso en verdugo. No en vano, necesita ganar para alejarse del descenso.
Una sola derrota en los seis últimos partidos lleva un Espanyol que este domingo visita en el Metropolitano a un Atlético de Madrid que no solo encadena dos derrotas –frente a Cádiz (3-2) y contra el Oporto (2-1)–, sino que acaba de recibir uno de los mayores mazazos en su historia reciente: se ha quedado fuera de Europa a las primeras de cambio, en los albores del mes de noviembre. ¿Quiere decir eso que llegan mejor los pericos? No, pero sí que quieren apuntillar a su adversario.
Conocido por la masa social como el equipo aspirina, por la facilidad que tradicionalmente tiene para sucumbir ante adversarios a los que se enfrenta en sus momentos más bajos, recela naturalmente el Espanyol de un Atlético que aun así sigue siendo claramente favorito en el encuentro de este domingo, pero al que espera sumergir en un partido largo, en el que seguramente seguirá Diego Martínez su estrategia de las últimas salidas, en Pamplona y Mallorca, donde casi todo pasaba por aguantar el 0-0 el máximo tiempo posible para asestar algún golpe. Aunque no acabó de salir en ambos casos, en el Metropolitano ese paso de los minutos induciría a la grada a impacientarse. No en vano, el Frente Atlético ya ha comunicado que no animará de inicio.
Porque el Espanyol no quiere ser el chivo expiatorio de Diego Simeone y el Atlético, sino acaso su verdugo, en un choque que llegará marcado, desde el punto de vista blanquiazul, por la necesidad de sumar antes del parón liguero por el acontecimiento de la Copa del Mundo para no pasar casi dos meses con la competición detenida en puestos de descenso, con el estado de alarma que todo ello supondría. Jugar con los nervios de los rojiblancos resultará determinante para alcanzar ese objetivo.