Güler: vísteme despacio que llevo prisa
Las prisas sólo son buenas para los ladrones y los toreros malos. Lo decía nuestro añorado y admirado Luis Aragonés y toma especial relevancia en el caso de la lesión del joven Arda Güler. Los médicos del Madrid han optado por un tratamiento conservador para su lesión meniscal y desde mi punto de vista, la decisión es la adecuada. Es un jugador con cara de niño y un morfotipo longilíneo que debe competir en un colectivo en el que los jugadores cada día están más atletizados: fuerza, destreza, reflejos, habilidad y gran desarrollo muscular. Todo ello es beneficioso para la práctica deportiva, pero también un factor de riesgo para las lesiones musculares.
A lo largo de mi dilatada vida profesional, he visto cómo jugadores operados de menisco hace 25 o 30 años tienen hoy rodillas artrósicas e incapacitantes. Los mejores jugadores de fútbol que vi tenían 18 años. Auténticas maravillas. Pero los mayores fracasos fueron los operados y rápidamente rehabilitados a esa edad. Valga un ejemplo: Ansu Fati. A esa edad, las lesiones deben tratarse con calma, sin prisa y con tratamiento conservador siempre que se pueda. Y en el caso de Güler, darle el tiempo que precise y mientras trabaja su morfología para que pueda competir con jugadores más potentes que él.
En eso, el Madrid tiene sobrada experiencia, con profesionales que son maestros en esa materia. Y si el tratamiento conservador, de 6 a 8 semanas aproximadamente, no surte el efecto deseado, entonces no quedará más remedio que dar paso a la cirugía. A pesar de las críticas a los médicos de determinados presidentes totalmente ignorantes que dicen que un futbolista tiene que curarse en dos días.