Giuliano, la moto del Atlético mucho más allá de su apellido

Una historia de película. El recogepelotas que acaba marcando gol con el equipo de su vida. Todo ello gana aún más audiencia si el elegido es el hijo del entrenador. Aunque Giuliano Simeone va mucho más allá de su apellido. Para que todo case de forma tan redonda tienen que darse tantos y tantos factores. En 2015, en una visita a Madrid, Giuliano se vestía como recogepelotas en el Vicente Calderón para celebrar, junto a su padre, la victoria del Atlético en el derbi copero contra el Real Madrid. Antes, en 2005, había vivido en ese mismo estadio la despedida de su padre, el Cholo, el ídolo rojiblanco.

Una imagen tierna y un preludio de lo que estaba por venir. Ese niño tendría estrella. En 2019 se trasladaría de forma definitiva a la capital española. Decía adiós a la cantera de River y pasaba a formarse en la Academia colchonera. Pura raza, corazón, sentimiento... aquel delantero comenzaría a conquistar redes con la rojiblanca. Su apellido podía ser una losa, pero el cholismo espoleaba sus botas. Hasta convertirse en la referencia goleadora del filial. 25 goles consiguió con el Atleti B en Tercera RFEF antes de iniciar su aventura fuera de casa. Eso sí, antes debutaría en Primera el 20 de abril de 2022 contra el Granada. De ahí a conquistar Zaragoza. Puro nervio, su fútbol contagia a la grada y la Romareda vibraba con él. Un año de cesión productivo para dar el salto a la máxima categoría de forma permanente.

En su llegada al Alavés, una lesión en pretemporada truncaría los planes. La patada de Matos conllevaba una fractura de tibia y peroné que le impediría jugar hasta enero. Cinco meses necesitó para convertirse en el guerrillero de Mendizorroza. Acabó haciéndose con un puesto en el once de Luis García, ganándose un billete para los Juegos Olímpicos con Argentina y una oportunidad en la plantilla del Atlético. Una situación anómala. Un padre que, en el vestuario, dejaba de ser padre. “A Giuliano yo le veo como un jugador de fútbol. Y desde el primer momento que decidimos que se quede con nosotros es con la intención de que nos pueda ayudar. No pienso en nadie y en nada, no me genera ninguna situación diferente. Hizo lo que tiene que hacer, por eso está en el Atlético de Madrid. Tiene una responsabilidad y no tienen nombre, lo veo como futbolista y los que corren juegan y los que no lo hacen menos”, reconocía Simeone tras el partido.

Contra Las Palmas había marcado su primer gol con el Atlético del Cholo. El tanto con más combinación de la Liga, tras 27 pases y con participación de todos los jugadores menos, curiosamente, Griezmann. Las pruebas refuerzan las palabras de Simeone. En los siete primeros partidos le había dado a Giuliano 25 minutos. Un canterano que pelea por ganarse un sitio. Y tira la puerta abajo a base de comerse el césped. Le pongan donde le pongan, de extremo, carrilero o lateral. Una moto en la banda derecha. Sin Llorente, apunta a titular contra el PSG. Para seguir mejorando la película. El recogepelotas y canterano que conquistó el Metropolitano. Sin necesidad de apellido.

Aunque, donde sí que se notan sus raíces es en su filosofía de vida. ‘El esfuerzo no se negocia’ está grabado a fuego. Encabeza la revolución de los secundarios. Los que juegan por correr más que el compañero. Y el argentino no para de hacerlo. Velocidad, garra, intensidad y fuerza. A sus 21 años, Giuliano es la última prueba de que la Academia vive su mejor momento. Titular contra Vic y Las Palmas, ha llegado para quedarse. Para que un nuevo Simeone haga retumbar el feudo colchonero... sin necesidad de recurrir a su apellido. El Cholito, en un futuro en cines... con mucho que dar por delante.

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