Etta Eyong, un punto de inflexión

Llegar y besar el santo. Etta Eyong ha caído de pie en el Levante, ya lo dijo Calero en la previa, y lo demostró en su estreno como granota en el Ciutat de València. El camerunés eclipsó a Antony, el otro cabeza de cartel del partido, marcó la primera ocasión que tuvo y acabó lesionado cuando se le plantaba frente a sí la opción de hacer el segundo en su cuenta particular. La aparición de Etta supone un punto de inflexión, en realidad el primer punto de la temporada del Levante, que necesita mejorar a la hora de gestionar ventajas, como le ocurrió en la visita del Barcelona.

El arranque del Levante fue arrollador. Carlos Álvarez, en dos ocasiones, dejó a Iván Romero solo frente a Vallés. En la primera, el delantero trató de quebrar al guardameta verdiblanco y acabó arrinconado, pero en la segunda la mandó a guardar. Poco después, turno para Etta Eyong. Pablo Martínez ahogó a Natan en la presión, y el balón le cayó al camerunés, que se abrió hueco salvando la salida de Vallés y fusiló al primer palo. El denominador común de ambos goles: presión alta, transición y definición. El espíritu del Levante de Calero.

Un disparo de Riquelme al larguero despertó al Betis de su letargo, asfixiado por la presión levantinista. Tras los dos goles, el equipo de Pellegrini comenzó a monopolizar el balón y, poco a poco, fue asomando a la portería de Ryan. Altimira marcó en una jugada muy similar a la primera ocasión de Riquelme, pero el tanto fue anulado por un impacto de Junior Firpo sobre Iván Romero durante la ejecución del córner. El premio a la insistencia bética llegó cuando el añadido de siete minutos campeaba en el marcador. Cucho se alejó de la referencia de los centrales y desde el pico del área recortó distancias con un disparo ajustado al palo largo.

Pellegrini buscó en Lo Celso la solución a sus problemas tras el descanso. Con el internacional argentino la idea pasaba por aumentar el control, aunque cada contra del Levante seguía siendo un castigo. La exigencia física de los locales, eso sí, se llevó por delante a las tres grandes novedades y debutantes en el once: Etta, Olasa y Matías.

El desequilibrio de Antony, que andaba algo perdido, más allá de un par de apariciones, lo tomó Abde al poco de salir. El marroquí encaró a su par, levantó la cabeza y asistió a Fornals para hacer el empate. En los instantes finales, el partido se rompió por completo, en un ida y vuelta constante, en el que el Levante se pudo llevar el encuentro con una opción clara de Koyalipou, que la mandó a las nubes.

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