Equilibrios en el alambre del descenso

VALLADOLID

Vuelta a las andadas. Dos malos partidos, en Elche y, sobre todo, ante el Athletic han colocado al Real Valladolid, otra vez, con el agua al cuello y con las mismas dudas de siempre. Los refuerzos que llegaron en invierno no consiguen tener continuidad y el equipo lo nota. Machis, lesionado para varias semanas, Amallah, pendiente de recuperación, Hongla, sancionado las semana pasada y Larin, él sí, siempre Larin, continua haciendo goles y manteniendo la efectividad del equipo garantizada desde que llegó. Por eso, este parón y la visita siempre complicada al campo del Real Madrid, va a venir muy bien. Sin descartar el partido ante los de Ancelotti, la lógica invita a pensar que todas las naves habrá que quemarlas para la visita del Mallorca el próximo 9 de abril. Hasta esa fecha quedan casi tres semanas y Pacheta podrá recuperar a unos cuantos de esos efectivos tan necesarios y que tanto se han venido echando en falta por unas cosas o por otras. Y tocamos madera para que todos los que van con sus selecciones regresen sanos y salvos. Ya lo que nos faltaba…

Ha hecho daño el partido del Athletic, pero hay que pasar rápidamente página para recomponer la figura. Después de grandes desastres han llegado victorias importantes. Eso demuestra que el equipo, aun con sus debilidades, mentalmente es más fuerte de lo que parece y está preparado para reaccionar. Aunque Pacheta diga abiertamente en público que sus rivales fueron el viernes más rápidos y más fuertes. Destacar eso no me parece lo más adecuado para elevar la moral de los futbolistas. Ensalzar tanto a todos los rivales puede ser un signo de debilidad o de complejo de inferioridad. Cuando eres inferior en algo hay que suplirlo poniendo más energía y jugando mejor que el contrario. En deporte hay muchas armas para equilibrar las fuerzas. Ahí es donde hay que incidir y no en airear las deficiencias de tus propios futbolistas. No me gustó la rueda de prensa del técnico del Real Valladolid. No encajó bien algunas preguntas y fue incapaz de explicar futbolísticamente porqué se perdió el partido. Resumirlo todo a que el rival corre más y es más fuerte me parece demasiado simple, demasiado fácil.

Sí que estoy de acuerdo con Pacheta en que hay que estar juntos. Entiendo que se refiere al público y a la Prensa, al entorno, en definitiva. No debieron caer muy bien en técnico y jugadores los pitidos que se escucharon desde la grada. Un sector de la afición se mostró disconforme con el rendimiento del equipo y está en su derecho de manifestarlo. Particularmente soy contrario a que se pite al equipo durante el partido. Eso no ayuda. Me gusta que desde la grada se anime siempre a los jugadores y más, en los momentos de dificultad. Pero si alguien que paga una entrada quiere protestar, nada puede evitarlo. Los profesionales tienen que tener la piel menos fina y saber que escuchar protestas va en el sueldo. Pero que Pacheta y sus jugadores no pongan en duda la fidelidad de esta afición, nunca. Que no lo hagan porque se equivocarán. Ni cuestionen al periodismo de Valladolid, obligado a contar lo que ve, pero siempre encantado de cantar las victorias del equipo. Que Pacheta y sus jugadores tampoco lo pongan en duda.

Por eso, repito, viene bien el parón. Para recomponer la plantilla y aclarar las ideas. Y para seguir aunando esfuerzos en pro del objetivo que todo el mundo quiere en esta ciudad, seguir viendo a su equipo en Primera División.

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