En el nombre de Kirian Rodríguez

En días como hoy, tanto la Unión Deportiva Las Palmas como Kirian Rodríguez, que no puede hacer más para ser llamado a filas por la Selección, se creen capaces de todo. Este mediodía, casi desde el calentamiento, el equipo grancanario empequeñeció por completo al Villarreal, incapaz de encontrar respuestas, convertido en saco de golpes, superado en todo momento por un grupo de futbolistas que venía tan escocido de Tenerife. Y eso que muchos de ellos ni jugaron en el Heliodoro.

El progreso de Kirian como futbolista cada día tiene otro límite tan alejado del anterior. Ordena, defiende, manda a sus compañeros, siempre elige la opción correcta y ahora, además, se destapa como un gran llegador y goleador. Tremendo, una vez más, el 20 de Las Palmas.

Mientras, los pupilos de Marcelino siguen recostados en su propio diván sin encontrar explicaciones a semejante crisis de identidad. Nada de lo planeado les salió en el Estadio de Gran Canaria y el descenso, como una mala melodía que se repite detrás de ellos a cada paso, acecha. Ofrece síntomas de equipo deprimido, moralmente muy frágil, acaso de reacción imposible. Al primer golpe, rápidos los de Kirian o Herzog, se viene abajo. Y de cara al gol (Parejo, Gerard, Sorloth) tampoco tiene suerte.

Con la obligada novedad del canterano Juanma Herzog en el eje de la zaga, pues las ausencias así lo aconsejaban, comenzaba Las Palmas achuchando a un Villarreal demasiado a la expectativa del contrario, acaso dejándole mucho protagonismo con el balón, lo que se tradujo en un rotundo dominio de la posesión grancanaria al final del primer tiempo: 65,4%.

Cierto es que la UD llevaba la voz cantante en el juego, mas la hueste de Marcelino estaba bien plantada, inamovible esas dos cortinas de cuatro futbolistas para parar el juego de ataque insular. Tocaba paciente Las Palmas a la espera de encontrar el hueco perfecto, ese que solo pueden ver futbolistas con el talento de Kirian y Moleiro, sus dos tinerfeños de gala. El primero se percató de la grieta que había en la defensa del Villarreal y allí acudió rápido el 10, aguantando la pelota a la perfección hasta que se la devolvió a su capitán para que este fusilara a Jörgensen e hiciera el 1-0.

Era apenas el minuto 8 y Las Palmas ya mandaba en el marcador, por lo que tocaba armarse de paciencia, esa que tantas veces le falta. Aprovechaba el Villarreal para recomponerse poco a poco en busca de una contra redentora como la que protagonizó Morales, muy alto su disparo, tras una pérdida del intrépido Munir.

Cargaban los visitantes, cuando podían, por la izquierda, allí donde tanto se estaban dejando notar Pedraza y Álex. Cerca de allí llegó la peligrosa falta de Herzog a Comesaña que Parejo estampó en el larguero. Se encendían poco después las alertas disciplinarias en Las Palmas, cuyo único defensa sin amonestar era Mika Mármol, muy seguro todo el partido. Como siempre, vamos. Gerard Moreno, en otra jugada aislada, rozó el empate poco antes del descanso.

En la segunda parte no hubo color. Si acaso, el amarillo impoluto y arenoso de la camiseta de Las Palmas, que ahora sí que arrinconó definitivamente a un triste Villarreal. Al poco de reanudarse el partido se encontró, además, con el 2-0 tras ese imponente cabezazo de Herzog a la salida de un córner tan bien ejecutado por Sandro, que hace de todo menos marcar. Y no será porque no se deja la vida en ello.

Maquillar.

Pudo maquillar el resultado el Villarreal, pero primero Gerard Moreno no llegó por nada y menos a un buen pase de Morales y después, Valles, el de siempre, desquiciaba a Sorloth o Parejo. Da igual cómo le lleguen o de qué manera le chuten que el gigante sevillano siempre está dispuesto.

Las Palmas desconchó definitivamente a su rival en el minuto 63 cuando Marvin, en una perfecta transición, abrió la pelota para que Javi Muñoz pusiera el balón en el corazón del área de Jörgensen, allí donde apareció el alma del equipo grancanario, un Kirian Rodríguez que, con su doblete, coronaba una actuación magistral. La jugada, preciosa, la culminó el que más bonito juega. Otra más. Con este ya son cinco los goles que ha marcado esta temporada, pichichi de la UD y empate con su récord personal.

Sea como fuere, el destino del partido estaba escrito desde mucho antes. Así, en el nombre de Kirian Rodríguez, un futbolista especial, Las Palmas devoró a un triste Villarreal que no para de ponerse palos en unas ruedas ya pinchadas. Los locales consiguieron, de paso, su victoria más holgada de la temporada y espantaron, como único podían hacerlo, los fantasmas que acechaban tras el desastre copero de Tenerife.

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