EL CLÁSICO

El vestuario alucina con Rüdiger

En el vestuario alucinan con el alemán por el ímpetu con el que trabaja. Se ha ganado a todos. Jugará el Clásico con una máscara de fibra de carbono tras su brutal choque en Varsovia.

En el vestuario alucinan con el ímpetu con el que ejerce su profesión. Su valentía quedó fuera de toda duda en el partido de Varsovia. El propio Ancelotti lo contó entre risas. “Rüdiger quería volver a entrar al campo... No se había dado cuenta de que estaba lesionado”. En el vestuario tuvieron que aplicarle 20 puntos de sutura en su maltrecha frente después de su choque salvaje con el portero Trubin. “Le hemos tenido que coser por dentro, porque tenía afección del tejido celular subcutáneo del músculo frontal. Y luego le hemos tenido que hacer una sutura intradérmica para intentar que se le quede la menor cicatriz posible”, fue la explicación de Felipe Segura, médico del Real Madrid y autor de la intervención en las entrañas del Wojska Polskiego.

Que Rüdiger esté apto para jugar el partido ante el Barcelona es casi un milagro. Más bien, es fruto de las ganas del jugador de estar en el campo. Las imágenes diagnósticas tomadas el día después descartaron lesión neuronal u ósea tras el fuerte golpe. Pero la hinchazón en la zona afectada ha mantenido al alemán con un ojo cerrado hasta el mismo día de ayer por la mañana. El anterior, con el ojo aún semicerrado, pudo trabajar aunque a menor ritmo que el resto de sus compañeros. Ayer ya pudo probar la máscara, un artilugio que le es familiar, pues lo tuvo que llevar tres meses estando en el Chelsea después de un choque con Odriozola en la ida de las semifinales de la Champions en la temporada 2020-21, en las que pasó el equipo inglés y además se proclamó campeón.

La máscara que llevará Rüdiger está fabricada en fibra de carbono con tecnología de escaneo y 3D. Pesa menos de 100 gramos y, como es lógico, protege, pero la zona en la que recibió los puntos de sutura aún está sensible y si golpea algún balón con ella lo notará, y mucho. Pero Rüdiger no quería perderse este partido tan importante por nada del mundo, más aún después de haber sido el héroe de Varsovia.

El curso pasado, Ancelotti calificó a Nacho como un defensor pesimista por estar siempre preparado para lo peor, mientras que Militao era más optimista. Rüdiger, en palabras de ayer del italiano, “es muy pesimista”. Un gran elogio. “Es muy fuerte en los duelos, en las dos áreas. No es una sorpresa que haya marcado. Como Militao, tiene esa cualidad. Lo que más aporta es su mentalidad, personalidad: ganador, nunca para en los entrenamientos. Es un defensa muy pesimista”. Es, desde ahora, una versión 2.0 de Pirri para el madridismo.

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