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El Real Valladolid de Ronaldo vive en la incertidumbre

La salida de Matt Fenaert, junto a la de David Espinar en diciembre, abren el abanico a las especulaciones con una venta que no parece ni fácil, ni cercana.

EMILIO COBOS | DIARIO AS
Coordinador en Castilla y León, donde lleva trabajando desde 2007, primero como ayudante, después como editor y posteriormente como coordinador, función que compatibiliza con ser el cronista del Real Valladolid desde hace más de 10 años. Su obsesión: que los equipos de Castilla y León tengan visibilidad. Le podrás leer en el tag del Valladolid.
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La palabra que mejor define la actual situación del Real Valladolid es incertidumbre. Con el equipo con pie y medio en Segunda y un presidente ausente, el terreno para las especulaciones y los rumores está abonado. El hecho de que los dos hombres fuertes de Ronaldo Nazário hayan salido del club en el periodo de dos meses tampoco ayuda a que haya una tranquilidad, una estabilidad. Hay mucho chisme y pocas certezas.

Entre estas últimas se encuentra el hecho de que el equipo, a falta de 14 jornadas, tendría que hacer una machada para salvarse. Matemáticamente los números dan, pero las sensaciones y la calidad de la plantilla echan por tierra la esperanza del más osado de los optimistas. El regreso de Álvaro Rubio al primer equipo, apenas dos meses después de que acabara su interinidad, puede aportar tranquilidad a un vestuario ‘agitado’ y a una grada que ya no está enfadada, sino más bien resignada y decepcionada. El aire fresco de los nuevos fichajes ha durado un partido y la percepción de que la plantilla hoy es peor que el 31 de diciembre es notable.

La salida del club de Matt Fenaert tampoco aporta demasiada tranquilidad a falta de un discurso que lo justifique y que aclare cuál es el futuro del club. El francés, que abandonó ayer su puesto como CEO, estaba muy señalado tanto dentro como fuera del club, haciéndole responsable de algunos de los males que han llevado a la entidad, en lo deportivo, a una situación tan desastrosa que el equipo está en disposición de hacer su peor temporada de la historia en Primera. Fenaert había perdido hace tiempo el favor de Ronaldo Nazário y su salida era esperada. De hecho, ya en diciembre se especuló seriamente con la posibilidad de su salida que se ha retrasado dos meses. Sin el francés en el club y con la ausencia también de David Espinar, en Abu Dabi, completamente desvinculado del club, la sensación de descabezamiento es importante pese a que la entidad tenga un nuevo CEO, Luis García, el hasta ahora responsable financiero. Otro de los hombres fuertes, de confianza de Ronaldo, sigue siendo Bruno Mazziotti, muy presente en el club y cerca del equipo. El resto del núcleo duro del máximo accionista se mantiene a muchos kilómetros de distancia.

Con todo lo anterior en la mente, es inevitable preguntarse cuál será el siguiente paso de Ronaldo Nazário en el club. Desde el último trimestre del año pasado, el brasileño habla abiertamente de vender y de presentarse a las elecciones como presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, pero las cosas no están siendo fáciles. El mismo presidente que afirmó hace cuatro años que 80 millones eran pocos y que vendería el club por 100 o más cuando culminara su legado ahora no recibe ofertas ni por la mitad. Y, evidentemente, eso le impide vender. Sí ha habido muchos tanteos, pero no ofertas concretas.

Sin embargo, frente a la creencia de que venderá perdiendo dinero al primero que se lo proponga está la teoría sustentada de que el carioca podría estar madurando la idea de continuar como máximo accionista con el fin de intentar lograr el más difícil todavía: subir por tercera vez consecutiva y revalorizar el club. Para ese plan, que no agrada nada en el Ayuntamiento, la continuidad de Domingo Catoira está en el aire. Y es que tras la salida de Fenaert, el francogallego podría ser el siguiente en salir del Real Valladolid dados los resultados de sus últimos mercados.

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Con este panorama, el Real Valladolid visitará el domingo San Mamés en una oportunidad de intentar revivir, pero con el yugo de saber que una derrota llevaría a cambiar la idea de pelear por la salvación, al de terminar la campaña de la manera más digna posible. Escaso objetivo para un club con casi 97 años.

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