El juego de niños de Campaña
El pivote gana enteros para quedarse con el timón del equipo. Ante Real Madrid y Leganés fue titular. Es el mejor pasador de Las Palmas.
Ni que afrontara un segundo comienzo de su carrera 13 años después del primero, cuando aquel imberbe de la cantera del Sevilla empezaba a florecer en el primer equipo, José Gómez Campaña inició una nueva vida futbolística en febrero del presente año, cuando Las Palmas lo incorporó a filas. Resulta que no tenía equipo y el grancanario supo esperar su momento.
Campaña estaba entrenando con la UD Levante, club en el que había militado las siete temporadas anteriores y que le cedió, con todas las comodidades posibles, sus instalaciones para que se recuperara de aquella rotura del ligamento cruzado anterior que se había hecho, precisamente, en el Estadio de Gran Canaria, su nuevo hogar.
Se había incorporado el otrora internacional absoluto a un equipo que iba rodado pero que, poco a poco, empezó a rodar pero en sentido inverso. Tampoco es que Campaña pudiera encontrar un hueco entre tanta irregularidad e inestabilidad, mas la propia entidad lo tenía claro: se quedaba. Así, Las Palmas ejerció su derecho a prorrogarle el contrato hasta junio de 2025. Su fútbol, ahora sí, se teñía de color esperanza.
Sea como fuere, Campaña había hecho lo más difícil. Tras casi un año de lesión ‘rascó' un contrato en Primera División, sumándole además otro curso en la categoría reina del fútbol patrio pese a estar lejos de su mejor nivel, ese que ahora vuelve a ofrecer a pinceladas. A su manera, desde el día que llegó a Gran Canaria pareció estar a la altura de las circunstancias.
Libertad para otros
Tras quedarse en blanco durante las dos primeras jornadas del presente curso, a la tercera fue la vencida con aquella sorprendente titularidad frente al Real Madrid. Ya de por sí, su presencia le daba mayor libertad a Kirian y Javi Muñoz, tan necesitados de ella. Y Campaña, claro, respondió como solía. Fue, por ejemplo, el futbolista de aquel partido, junto a Valverde, con más recuperaciones: siete. Además, con la pelota en su poder el salto de calidad de Las Palmas es evidente. Nadie la perdió menos que él, cinco veces, en los dos últimos partidos, mismo número de faltas recibidas en esos 180 minutos ante Madrid y Alavés, el máximo del equipo grancanario.
Mientras, a la hora de jugar el balón no perdió un ápice de su talento, como si nunca hubiera dejado de hacerlo por mucho que se le hubiera quebrado hace no tanto su rodilla derecha. Sumando ambos partidos, entre los que suma 145 minutos sobre el césped, fue capaz de dar 113 pases buenos de los 123 intentados, lo que eleve su efectividad al 91,87%, claramente superior al porcentaje de grandes pasadores con los que comparte equipo como Alberto Moleiro (88,89%), McKenna (88.78%) o Kirian Rodríguez (86,43%).
Campaña, de momento, suma y sigue. Pese a la incorporación a última hora de Essugo, que viene a reforzar el puesto de pivote defensivo, el sevillano saca la cabeza en el momento justo. Como si el tiempo se hubiera, simplemente, congelado. Como ya hizo lo más difícil, el resto, con el infinito mérito que tiene, parece un juego de niños para él.
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