El Cádiz, víctima otra vez del sinsentido arbitral

El Cádiz no está teniendo suerte con los árbitros desde su ascenso a Primera División. Suerte porque hace ya tiempo que parece que las decisiones de los árbitros se toman aleatoriamente y no según lo que dictamine un reglamento. La última tropelía la perpetró ayer Martínez Munuera pitando un penalti tras la mediación de Busquets Ferrer, árbitro VAR del duelo.

El cabezazo de Chimy Ávila se marchaba claramente fuera antes, incluso, de rozar en los dedos de Momo Mbaye, defensor cadista, que tenía la mano en posición natural. Nadie protestó la jugada, pero la sala VOR llamó a Martínez Munuera a la pantalla y el árbitro vio algo que antes no había visto. No vio como el leve impacto de un Momo que no miraba ni la pelota no desvío la trayectoria de un disparo que se iba fuera y por mucho. No miro tampoco que el roce fue muy leve.

Vio algo difícilmente defendible por cualquiera que haya jugado al fútbol, como aseguró Álvaro Benito, pero sí defendible haciendo uso de un reglamento que pocos entienden ya. La culpa no es sólo de Martínez Munuera o Busquets Ferrera. La utilización del VAR, herramienta que llegó para impartir justicia, está siendo de todo menos justa.

Arrasate, técnico de Osasuna, no dudó en señalar que para lo que él conoce que es el fútbol “no era penalti”. El entrenador del Cádiz Sergio González fue más allá y dijo que “el foco se está poniendo en el VAR y no en los futbolistas, que son los protagonistas de estos”. Finalizó su rueda de prensa diciendo: “Es difícil entenderlo y explicarlo”. Y es que, como ya pasó en Vigo, el Cádiz no rompió la racha de más de diez partidos sin ganar por un error arbitral.

Medina Cantalejo, presidente del Comité Técnico de Árbitros de la Real Federación Española de Fútbol, aseguró en una rueda de prensa el pasado 9 de agosto: “Vamos a darle un cambio de rumbo al tema de las mandos para hacerlo más entendible”. Siguiendo esta línea, Cantalejo afirmó: “¿Qué un contacto te genera dudas y, además, no incide en el juego? Hemos dado la instrucción de que no se sancionen”. Y es que el presidente del CTA informaba de que ese tipo de jugadas generaban “desaliento” a todos. No lo pareció viendo la ligereza con la que señaló la pena máxima Martínez Munuera.

Por contra, Martínez Munuera sí que estuvo acertado y, sobre todo, calmado a la hora de no señalar penalti la intercepción de Unai García al pase de Maxi Gómez. En esta jugada no se aprecia claramente si el balón le golpea en la mano o en la cadera antes de salir desviado.

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