El Bernabéu sube una marcha
Con las lamas casi al completo, ya se trabaja en la ‘piel’ de las cuatro torres y en la gigantesca estructura del marcador. Optimismo con la fecha de inauguración: en vísperas de Navidad.
Hay tres cosas que nunca paran en Madrid: el tráfico de la M-30, los espectáculos de la Gran Vía y las obras del Bernabéu. Constantes; día y noche. Estas últimas, iniciadas a mediados de 2019, todavía continúan en marcha. Y es que entre pandemias y conflictos (la guerra de Ucrania obligó a aprobar un crédito extra de 225 millones), los retrasos han hecho que tener todo listo para diciembre de 2022, como estaba previsto inicialmente, fuese una utopía. Pero ya asoman los últimos coletazos, entrando en la ‘fase final’ de un proyecto que latió entre partidos y ahora, sin actividad deportiva, ha subido una marcha. Hay unos 1.000 trabajadores implicados en la construcción del nuevo estadio, que empieza a perder maquinaria en su exterior y a ganarlo en su interior.
Lo cierto es que los avances avivan la ilusión en la afición, mientras la constructora, prudente desde el primer día, ahora sí empieza a deslizar un inevitable optimismo con la fecha de inauguración: en vísperas de Navidad. El día exacto aún es un misterio, pues si la idea del club siempre ha sido el 14-D, coincidiendo con la fecha de inauguración del coliseo blanco en 1947, el calendario ha puesto ese plan en jaque: cae en jueves, habiendo Champions justo antes y Liga, después. Asunto a estudiar. Pero habrá fiesta de inauguración. Eso es seguro. Y estará a la altura, con espectáculo pirotécnico, actuación musical y demostración de todas las habilidades del estadio, desde el techo hasta las proyecciones en la fachada.
La ‘piel’, casi completa
Fechas y promesas aparte, las obras avanzan con pasos largos y firmes. El recubrimiento de lamas (también conocido como la ‘piel’) está prácticamente al completo, pues sólo faltan por cerrarse las esquinas y unas pequeñas franjas verticales que se mantienen abiertas, adrede, para facilitar el acceso de grúas. Fuentes de la construcción confirman lo que adelantó El Confidencial: algunas lamas han tenido que hacerse de nuevo porque “no quedaban como se esperaba”. Un problema que se ha ido solucionando sin grandes alarmas. Tal es así, que esta semana se ha acelerado en una nueva fase: las lamas de las cuatro torres. Más oscuras que las de la fachada y además, verticales.
Eso es lo que atañe al exterior. Tranquilo en comparación con el interior. Julio y agosto serán meses claves para construir la estructura que soportará el marcador 360º. Monumental. Medirá casi siete metros en los laterales y podría alcanzar los 12 en los fondos. Estos días se ha construido un soporte en el ‘césped’ para elevar piezas pesadas de una vez. De hecho, el marcador 360º es uno de los mayores desafíos de la obra. Complejo y difícil. Sin precedentes en España y con algunos espejos en Estados Unidos, pero distorsionados: sus construcciones se llevaron a cabo, mayoritariamente, en estadios desde cero. Construir algo así en un recinto ya cerrado es un reto. Daktronics es la empresa suministradora, especializada en pantallas LED. Tendrá una resolución 4K y, aunque se antoja demasiado optimista que esté funcionamiento para el partido ante el Getafe, sí se quiere tener en esa fecha la estructura al completo. Eso, mínimo.
Nuevos asientos: más oscuros
A ras de suelo ya se pueden observar los raíles que desplazan el césped al hipogeo, algo que ya está completamente finalizado. Otra de las joyas de la corona. En cuanto a las butacas, casi toda la lateral baja tiene ya sus nuevos asientos, de un azul más oscuro que los anteriores, faltando los del fondo sur, cuyo esqueleto ha sido reconstruido (tras ser una zona utilizada durante años como rampa de acceso para la maquinaria pesada). El estadio coge forma y, como se puede observar en el documento exclusivo que este periódico ofreció en su web (con un dron sobrevolando el estadio), gran parte de las grúas y máquinas han desaparecido, sobre todo en la esquina de Padre Damián, donde los avances siempre han sido algo más lentos. También se progresa en la construcción del nuevo túnel de vestuarios (tendrá unas cristaleras en los laterales que permitirán ver la salida de los jugadores in situ), en los nuevos palcos y el Skywalk 360º (la superficie ya está casi finalizada).
Aunque no hay partido hasta el 3 de septiembre, el césped deberá instalarse algo antes, por lo que queda mes y medio para trabajar a este ritmo. A toda máquina. Sin el freno de mano que supone no poder dejar maquinaria pesada sobre el terreno de juego, lo que la temporada pasada lo machacó y causó tantos estragos. Pero carpe diem. La prioridad ahora, es la gigantesca estructura del marcador. Probablemente la última gran obra de un proyecto que este verano ha subido una marcha. Y cuatro años, una pandemia y una guerra después, ya se acerca al punto y final.