Dos víctimas de la era Chen
Diego Martínez, que desde agosto habla de “reajustar expectativas”, visita al Getafe de Quique Sánchez Flores, quien tildó de “proyecto fantasma” cuando se refirió a su era en el Espanyol.
La visible decepción de Diego Martínez con el proyecto del Espanyol (“hay que reformular ciertas expectativas o adaptarnos a nuestra realidad actual... Tenemos dificultades pero confío en que se cumplan los planes previstos de planificación”, dijo el 5 de agosto) recuerda al paso de Quique Sánchez Flores por el club perico, el primer entrenador de la era Chen Yansheng. Ambos se citan este domingo (14:00) en Getafe, un partido vital para un Espanyol en descenso (14 puntos) que tiene a tiro de victoria al equipo del técnico madrileño (17).
La llegada de Quique en 2016, como la de Diego Martínez, generó un elevado entusiasmo entre los aficionados. Aunque el técnico madrileño lo hacía con más experiencia y títulos tras su paso por el Atlético, ambos se convirtieron desde la primera conferencia de prensa en el pilar de un proyecto que portaba la bandera de un nuevo Espanyol. En el caso de Quique, con el objetivo marcado por el propio presidente (“ir a la Champions en tres años”); en el caso de Diego Martínez, el propósito era cambiar la mentalidad del equipo y alcanzar los éxitos que logró con el Granada, cuando lo llevó en dos años a la Europa League.
Pero todos esos sueños idílicos se evaporaron en distintas etapas. En la primera temporada, Quique pudo hacer el equipo que quiso. El club, en plena refinanciación, invirtió 14,3 millones en fichajes. Todo iba viento en popa. El equipo se asentó entre los diez mejores (octavos con 56 puntos, récord de la era Cornellà-El Prat), desarrolló una manera propia de juego y diseñó un plan de ruta con nuevos refuerzos para dar un salto de calidad al equipo. Pero este no se produjo y desencadenó una temporada agria en la que el técnico erosionó su reputación en el Espanyol y acabó despedido. Tiempo después, declaró que “me hubiera gustado que se hubiese dicho públicamente que en el segundo año ya no íbamos a ser capaces de cumplir el proyecto. Cambió el proyecto y hubo una contención que no es buena”. El actual técnico del Getafe definió el proyecto del Espanyol como “fantasma”.
Seis veranos después de la llegada de Quique lo hizo Diego Martínez. La credibilidad de la gestión deportiva del propietario chino, que ha tenido hasta cinco directores deportivos, es mínima, y en apenas dos meses el técnico gallego ya fue consciente de todo lo hablado sobre la planificación no se iba a llevar a cabo. Fue el 5 de agosto cuando habló de “rebajar expectativas”, y desde ahí ha ido lanzando mensajes sobre la necesidad de refuerzos que no llegan y sobre los ritmos que se habían hablado y que se han ralentizado.
Aunque internamente no se pone en juego el puesto de Diego Martínez, él mismo declaró que “solo puedo preocuparme de lo que controlo”, el técnico llega a este encuentro con a tres jornadas para el final de la primera vuelta con solo 14 puntos y con la necesidad de sumar victorias para escapar de esta posición mientras llegan refuerzos en el mercado. Como en su día Quique, el técnico gallego está siendo víctima de la era Chen, en la que en seis años ya se han consumido otros diez entrenadores.