Del feliz San Juan al aniversario de Dani y Chen, y el error de Joan

Hubo un tiempo en que el Espanyol de Azkargorta, N’Kono, Molinos, Orejuela, Tintín Márquez o Edu Mauri (y con la colaboración estelar de un tal Diego Armando Maradona) representaba en horario de máxima audiencia, a través de TV3, ‘La venganza de don Mendo’. Este domingo, tras unos tres lustros, el primer canal público catalán volvió a televisar un partido del conjunto perico en LaLiga. Con muchas diferencias, 40 años después de aquella obra teatral. La primera, que hoy sería impensable contar con la estrella del eterno rival. La segunda, que cualquier parecido entre aquellos nombres y la plantilla actual es mera coincidencia. Y la tercera, que esta vez lo que se representó fue la venganza de don Diego. Martínez, por supuesto.

El entrenador, incapaz hace dos temporadas en el Espanyol de construir un proyecto sobre los cimientos de arenas movedizas que le procuraban Chen Yansheng, Mao Ye Wu y sus acólitos, ha conseguido en poco más de dos meses salvar a Las Palmas, con victorias como la cosechada frente a una escuadra perica que concluye 2024 en zona de descenso cuando, una vez más, dependía de sí mismo para abandonarla. Un solo punto sobre 27 posibles disputados en esta Liga a domicilio pueden acabar con uno de los sucesores de Diego Martínez (antes pasaron Luis García y Luis Miguel Ramis) justo seis meses después de salir a hombros del RCDE Stadium.

Porque, efectivamente, este lunes se cumple medio año del último ascenso del Espanyol, el 23 de junio, que acabó con Manolo González como ídolo de la afición blanquiazul, tres meses después de su aterrizaje y tras consumar una misión tan compleja como lo era retornar a Primera. Y que también situó a Javi Puado como héroe, por sus goles en la promoción, y a Joan García como gran esperanza.

Curiosamente son algunos de los protagonistas situados en Las Palmas de Gran Canaria en el centro de las miradas. El delantero, por su gran ocasión fallada cuando no abundan las llegadas del equipo, y menos a domicilio. El portero, por la dudosa colocación de la barrera -por mucho que estuviera ligeramente más alejada de lo reglamentario del lanzador- y su propia reacción en el gol de la derrota. También Cabrera, por cometer innecesariamente esa falta. Y el entrenador, porque muy a su pesar presenta los peores números del club en Primera.

Con el debate de si Manolo es o no la solución, lo único que queda claro es que él no es el problema. El problema es quien planifica una plantilla tan mermada de talento y carácter, incapaz de sobreponerse a cualquier golpe. El problema es quien ejerce de CEO sin tomar ni una sola decisión autónoma. Y el problema, esencialmente, es un propietario que ni invierte, ni lidera y que ni siquiera se sabe a ciencia cierta que está vivo. Y que, por cierto, cumplía años este domingo, el mismo día que Dani Sánchez Llibre. Curiosas casualidades. El milagro ante tal tesitura no es ganar; el milagro es que, casi nueve años después del aterrizaje de Rastar Group, el Espanyol siga vivo.

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