Bebé aparece a tiempo

Quizás por perseverancia, tal vez con algo de empuje, falta por discutir los merecimientos. Lo que es seguro, sin restarle méritos, es que la fortuna sonrió este mediodía al Rayo Vallecano, un señor equipo. Ocurre que, cuando el 0-0 ante Las Palmas parecía un hecho, se encontró con un evidente penalti de Suárez sobre Trejo que Bebé, que entró poquito antes, hizo bueno pese a que Valles casi lo para.

Más pendientes del otro que de sí mismos, Las Palmas y Rayo se intercambiaron golpes, pocos, antes da dar por bueno ese empate que finalmente no sucedió. Ciss y Munir, en el penalti que falló, pudieron abrir el marcador pero se toparon con el palo. Los dos equipos se vaciaron pese al ingrato césped, impropio de una competición profesional.

Como corresponde a la clasificación, superior el Rayo por apenas dos puntos, el exceso de celo marcó los primeros compases del partido, probablemente ambos equipos más empeñados en minimizar el éxito del rival que de potenciar las virtudes propias. Parecía que los muchachos de Francisco tenían mejor aprendida la lección, pues a Las Palmas le costaba un mundo sacar la pelota jugada. Y poco a poco iban enseñando la patita en ataque como con aquel disparo de Ciss, desde fuera del área, que reventó el palo derecho de Valles. En el córner sacado a continuación, de Tomás se encontró con un caramelo dentro del área que mandó fuera por muy poco.

No conseguía Las Palmas generar el peligro a la que tan acostumbrada está. Parecía en exceso volcada por el costado izquierdo, allí donde parece que Sergi Cardona consume kilómetros de autopista a máxima velocidad. De hecho, el 3 del equipo grancanario provocó una clarísima mano de Aridane dentro del área. Munir se hizo rápido con la pelota para lanzar el penalti, pero se topó primero con Dimitrievski y después, con el palo.

No pareció hundirse el equipo grancanario, que poco después marró otra clara ocasión de gol de nuevo generada por Sergi. Ahora, le puso un balón franco a Pejiño que este remató sin mayores dificultades a las manoplas del portero rayista.

Apretaba más el Rayo una vez que, por fin, Raúl de Tomás empezó a entrar en calor. Así, nada más reanudarse el partido tras el descanso, se dejó ver al menos dos veces con sumo peligro por las inmediaciones de Álvaro Valles, que obsequio a los locales con una gran parada tras un cabezazo de Lejeune, que tan felices se las prometía.

La reacción de Las Palmas, tan necesaria si quería lanzarse a por la victoria, llegó una vez que García Pimienta agitó la coctelera de los cambios. Si primero Marvin mandó un centro envenenado hacia Munir, después fue Moleiro, en su primera intervención el día de su debut en Primera, quien mandó un balón hacia Dimitrievski que tan peligrosamente se paseó en línea de gol.

Tampoco es que los dos equipos les fuera mal el empate. Así, se arriesgaban pero poco. Más vale mantener la portería intacta, que tampoco les va tan mal. Siempre estaba, claro, el riesgo de que, en una jugada aislada, llegada el golpe mortal. Y esta sucedió en el descuento. Una pérdida de Sergi Cardona cuando buscaba a Kirian en la salida de balón de Las Palmas acabó rápidamente con el cuero en el área de Las Palmas y Álex Suárez haciéndole en el descuento un claro penalti a Trejo que transformó Bebé, quien estaba en el césped desde apenas dos minutos antes.

Mala semana.

Un golpe de suerte decantó este duelo, en el que Bebé apareció a tiempo para regocijo de un Rayo Vallecano que sigue instalado, con tantos méritos propios, en la zona noble de Primera División, y abrazando a Europa. Mientras, Las Palmas se lleva una sonora decepción, más por el fondo que por la forma. No pudo acabarla de peor manera esta semana entre rumores infundados del interés del Atlético por Sergi Cardona, la renovación del entrenador, una nueva ausencia de Viera y, desde hace unos minutos, su primera derrota en casa.

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