Arrecia el ciclón Vinicius

Terminó la fiesta, pero Vinicius no para de bailar. Contra el Alavés, Ancelotti buscaba rodaje. La 36 está embolsada y celebrada. Y todo hasta el 1 de junio tiene un fin, llegar a la Champions sin excesos ni defectos. Pero para el brasileño, y para su estado de forma, no hay términos medios. No hay grises. No rebla y dejó a los de Luis García Plaza derruidos. Como a la mayoría de sus rivales en un 2024 de valor incalculable. Ante los babazorros, dos goles para cimentar la manita (5-0). El primero, con la caña a un palmo de Owono. Un tanto de estar y saber. El segundo, con desmarque, tino y potencia. De aparecer y fusilar. Un partido que no fue excepción, sino norma. Con Wembley en el horizonte, Vini arrecia. Es un ciclón que no para de girar.

“Está en un momento espectacular. Ve muy cerca otra Champions y lo está haciendo muy bien”. No hay duda para Ancelotti, que insistía tras el partido: ”Mejor no lo puede hacer”. Porque Vinicius ha volteado su temporada. Donde antes, dos lesiones mediante (se perdió 13 partidos), había barbecho, ahora hay un jardín. En sus últimos 13 partidos, 11 goles y 3 asistencias. En 2024, 17 y 8. Ya ha igualado su mejor temporada realizadora (23 tantos, como la pasada) y lo acompaña de 11 servicios a sus compañeros. Y tiene tres partidos por delante (Villarreal, Betis y Dortmund) para romper su propio techo.

Hablando en cifrado absoluto, pues en promedio ya es el mejor Vinicius. De largo. En la 2021-22, cuando empezó a crecer la supernova, logró sus 22 goles y 20 asistencias en 4.274 minutos. Cada 194,3′ marcó, cada 101,8′ participó. En la campaña pasada, para sus 23 tantos y 21 pases definitivos necesitó 4.759′. Cada 206,9′ marcó, cada 108,2′ participó. En el presente ha disputado 2.904′. Cada 126,3′ marca, cada 85,4′ participa. Es decir, necesita menos de un partido completo para aparecer en la radiografía estadística del gol. El Bernabéu lo tiene claro: “¡Balón de Oro, Vinicius Balón de Oro!”.

“Será protagonista en la final”

Decisivo en días señalados. La Supercopa lleva su firma por partida triple (hat-trick en la final al Barça), sus 11 goles y 5 asistencias entre la jornada 21 y la 32 aceleraron el alirón en Liga. Y en Champions, ingobernable contra el Bayern. En la ida, doblete. En la vuelta, todo menos el gol. “Lo que ha aportado en esta semifinal lo pueden aportar muy pocos, porque lo que ha hecho en la vuelta no es algo que puedas ver muchas veces”, analizó Ancelotti con la hazaña de Joselu aún latente. “Será protagonista en la final”, vaticinó el de Reggiolo. A la 14, Vini le echo el garabato final con su tanto al Liverpool en París. La receta la tiene interiorizada, pero ahora tiene más ingredientes.

Porque se fue Benzema y el club descartó al ‘9′ de Ancelotti. Por la dificultad para amortizar a Kane y por estar Mbappé siempre en el horno. Y ahí Carlo hizo de la necesidad virtud. También Vinicius. Amén de afilarle los colmillos a Bellingham, centró al extremo “más desequilibrante del mundo”, en palabras del técnico. En la pretemporada en Estados Unidos se perfilaron los trazos iniciales de la reconversión a delantero. La explicación de Carletto no escondía secretos. “Ahí, más cerca del área, estará más cerca del gol”. Entre el proceso de adaptación y el físico tambaleante, el inicio fue difuso, pero todo se aclaró. Donde antes había pesadillas, ahora hay paraíso. “Ha mejorado muchísimo. La definición, el desmarque...”, destaca el italiano. El doblete al Alavés es el mejor ejemplo de ese Vinicius inevitable. El huracán se dirige a Wembley. En el ojo, la Decimoquinta.

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