CELTA 3 - REAL VALLADOLID 0

Aprobados y suspensos del Pucela: Sangría en el centro

El Real Valladolid cayó con estrépito en Balaídos en una pésima tarde de sus mediocentros, que no pusieron oposición a la exhibición de Gabri Veiga.

Salvador SasEFE

Gabri Veiga se terminó de graduar en Primera División con una exhibición rotunda ante el Real Valladolid, que fue un juguete en sus botas. Lo fue por la propia inoperancia blanquivioleta, principalmente en el centro del campo, que fue incapaz de detener las acciones de ‘O Neno de Porriño’ y, además, las propició cometiendo más pérdidas que nunca.

Sergio Asenjo: Tapo bien los espacios a Seferovic en la ocasión de primer minuto. Fue ajusticiado al sol de Balaídos: encajó tres goles, solo hizo una parada y pudo encajar más en acciones como los tiros al palo de Iago Aspas y de Gabri Veiga.

Luis Pérez: Cometió muchísimas imperfecciones en la primera mitad, en la que perdió 15 balones. Detuvo la sangría en una segunda parte bastante más aseada, en la que apenas sumó otras tres, e incluso le dio la vuelta con varias jugadas en las que cortó la acción rival.

Javi Sánchez: Larsen pudo marcar de chilena en una jugada que le pilló con un balón en la mano protestando al línea, que habría terminado de culminar el desastre defensivo. No estuvo demasiado fiable con el cuero y no acabó de cerrar los movimientos a su alrededor.

El Yamiq: Tuvo un buen testarazo en el remate de un saque de esquina cerca del descanso que evitó Iván Villar y que pudo acortar distancias. Estuvo nervioso con el balón, y sin él, sufrió lo mismo que otros: a Gabri Veiga impactando en su exhibición mientras otros se movían alrededor.

Olaza: No dio pie con bola; con el esférico estuvo peor incluso que el resto del equipo, sumando 15 de las nada menos que 160 pérdidas (30 más que la media de la temporada) y acertando apenas en 14 de las 24 entregas que intentó. De esos partidos en los que, con más cambios, habría ‘caído’ antes.

Monchu: Absolutamente desbordado ante las apariciones a sus costados de Iago Aspas, sobre todo, y de lo rutilante de Gabri Veiga, cuya movilidad no fue capaz de leer nadie en su mágica primera mitad. El desastre del mediocampo en el primer tiempo pedía medidas y fue sacrificado.

Kike Pérez: La primera ocasión celtiña vino propiciada de una imperfección suya. Cometió nada menos que 14 pérdidas en apenas 45 minutos, demostrando imprecisión y una toma de decisiones deficiente, en una de esas tardes en las que le pueden las prisas para intentar activar a los demás.

Plata: Se podría decir que no le salió nada, pero sería caer en una injusticia. No le salió nada como para incidir como querría en campo rival, pero lo cierto es que completó tres regates de los seis que buscó. Fueron, eso sí, las migajas del pobre en un día en el que a los atacantes tampoco les llegaban balones.

Óscar Plano: Peleó en el área por asistir a Amallah en el gol anulado.

Iván Sánchez: Rozó el gol en una acción a balón parado en la que llegó desde atrás para empalar. Fue la única jugada de mérito en su enésima actuación gris. Tardó demasiado en ser sustituido, como Olaza u otros, seguramente porque las ventanas no eran las necesarias como para cambiar todo lo que hacía falta.

Larin: Apenas le encontraron en una primera parte nefasta, pero, cuando lo hicieron, generó dos ocasiones, una en fuera de fuego y otra desbaratada por Iván Villar. Peleó incluso los balones hacia ninguna parte que se dirigían al ataque. Fue la única nota ligeramente positiva.

También jugaron en el conjunto de Pacheta:

Hongla: Actuó por primera vez como centrocampista, después de perder la titularidad en la posición de central tras sus imperfecciones en el Benito Villamarín. Jugó por delante de los dos zagueros para compactar la zona por la que llegó la sangría en el primer tiempo. Cumplió.

Roque Mesa: Ofreció más criterio con el cuero que los mediocentros sustituidos, convertido a menudo en el segundo escalón en la salida de balón; así, solo erró uno de los 19 pases que intentó. Quedó oscurecido esto por el contexto del partido, en el que aportó tres recuperaciones.

Amallah: Aportó criterio e ímpetu en el centro del campo, aunque este le costó la mala pasada de la expulsión, quizás, seguramente, excesiva. Precisamente ese es el epíteto que usa el acta, “fuerza excesiva”, para razonar la roja, apreciación del colegiado difícil de rebatir en el VAR o desde un Comité.

Escudero: Reapareció tras la lesión participando en el último cuarto de hora. Se vio algo agobiado en el arreón final, en el que el Celta apretó gracias a los cambios y rozó la goleada.

Sergio León: En el cuarto de hora que tuvo, tocó tres balones: uno lo perdió y dos fueron pases buenos.

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