Aprobados y suspensos del Celta: Marcos Alonso, el reflejo de un partido aciago

Guaita: De piedra. Aunque los tres tantos del Leganés llegaron a través de remates a bocajarro dentro del área, de los reflejos del guardameta celeste no hubo ningún tipo de noticia. En todo el encuentro solo firmó una parada.

Manquillo: Desastroso en el 0-2. Perdió el balón ante Miguel de la Fuente y el delantero pepinero le hizo un traje para posteriormente asistir a Brasanac. A renglón seguido, Claudio Giráldez lo sustituyó. Hasta esa acción en el minuto 78, el zaguero madrileño se había mostrado firme.

Starfelt: El único central céltico que mantuvo el tipo. Cortó todo lo que pudo. Completó el partido a pesar de que en la segunda parte se quejó varias veces de problemas físicos.

Marcos Alonso: Irreconocible. Nada que ver con el futbolista de jerarquía que desde su llegada le ha dado un salto de nivel a la defensa del equipo olívico. Le robaron la cartera en la génesis del 1-0 y en el 3-0 no siguió la marca de Sergio González, que remató de cabeza al fondo de la red más solo que la una. Entre estos dos fallos de bulto, Juan Cruz le rompió la cintura en un cara a cara.

Mingueza: Más que discreto. Su capacidad para asociarse se diluyó en Butarque. El catalán, Starfelt y Marcos Alonso se hicieron un lío con las marcas en el 3-0.

Hugo Sotelo: El control de la medular se le fue de las manos tras el primer gol. Contemplativo en la llegada de Brasanac desde segunda línea para marcar el 2-0 y , de inmediato, Giráldez lo retiró del campo. De sus botas había salido, todavía con 0-0, el disparo más peligroso del Celta en todo el choque, un tiro desde fuera del área que se le marchó cerca de la escuadra.

Ilaix Moriba: Pese a no haber aportado gran cosa, cambiarlo como respuesta al 1-0 no resultó ningún tipo de solución. A la hora de sentarlo también pudo influir el atropello que sufrió minutos antes por parte de Renato Tapia. En el arranque del encuentro, en el minuto 4, lo probó desde lejos con un potente lanzamiento.

Hugo Álvarez: Malas decisiones. De principio a fin no eligió bien en el último tercio, dilapidando varios ataques prometedores. Sin fuerza ni puntería cuando buscó la portería local. De los más flojos dentro del mal tono general del equipo.

Bamba: Consiguió encontrar algo de profundidad en una primera hora de encuentro muy cerrada. Buenos desmarques. Sin pólvora en sus remates, uno demasiado tímido y otro que se le marchó un poco alto.

Borja Iglesias: Pasó sin pena ni gloria por Leganés. Al Panda le empezó a quedar claro que no iba a ser su día ya en los primeros minutos, después de una dura entrada de Nastasic que se saldó sin tarjeta para el central. No recibió ningún balón en condiciones para explotar su instinto goleador.

Iago Aspas: El mejor del Celta con una actuación que no está ni entre las 300 mejores de su carrera. Se encontró con un marcaje a todo campo de Tapia, lo que no le impidió aparecer con peligro en la elaboración de los ataques. Sin embargo, se le hizo de noche en la frontal del área y sus definiciones resultaron previsibles. Terminó casi como mediocentro, la mejor muestra de una última media hora para olvidar de su equipo.

Swedberg (por Bamba): Lo más parecido a un revulsivo que ofrecieron los cambios. Provocó con su verticalidad dos tarjetas amarillas, una de Tapia y otra de Neyou.

Damián (por Ilaix): La intensidad exhibida por el Leganés desde el 1-0 le pasó por encima y le impidió enchufarse al juego.

Douvikas (por Borja Iglesias): En la línea de Borja Iglesias, totalmente desabastecido en punta.

Alfon (por Sotelo): Bastante activo en el poco tiempo del que disfrutó.

Javi Rodríguez (por Manquillo): Entró con el partido visto para sentencia.

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