‘Obama’ Cristiano
El Ministerio de Exteriores de Israel planea reclutar al astro portugués para normalizar sus relaciones diplomáticas con Arabia Saudí, inexistentes desde 1947.
Israel quiere que Cristiano Ronaldo le ayude a normalizar sus relaciones con Arabia Saudí. Según la televisión Kan 11, el Ministerio de Relaciones Exteriores que dirige Eli Cohen planea reclutar a la estrella portuguesa, que recientemente fichó por el Al Nassr, para que la opinión pública de ambos países acepte una situación de entendimiento entre las dos naciones. Ambas viven en conflicto diplomático desde mediados del pasado siglo.
Israel y Arabia Saudí, de hecho, nunca han establecido relaciones oficiales hasta ahora; en 1947, los saudíes votaron en contra del Plan de Partición de Palestina de las Naciones Unidas, cuyo objetivo era dividir el territorio de la Palestina británica en un estado árabe y un estado judío. Tradicionalmente, la política oficial saudí hacia el conflicto israelí-palestino se ha dirigido contra Israel.
En los últimos años, sin embargo, sí que han surgido informes que hablan de una amplia cooperación ‘sotto voce’ en diplomacia, inteligencia y seguridad entre ambos territorios, algo que no acaba de convencer a buena parte de la opinión pública en los dos países. Esta alianza se habría concretado a la luz de los conflictos de poder que tanto saudíes como hebreos mantienen con el otro ‘pez gordo’ de Oriente Medio, Irán. Al mismo tiempo, la relación de Arabia con la Autoridad Nacional Palestina se ha ido deteriorando.
En agosto de 2016, varios medios saudíes aseguraban que su país había comenzado a cambiar el tono hacia Israel para criticar, incluso, el antisemitismo de otros países árabes. La Prensa hebrea lo describió entonces como una campaña mediática para formar una opinión pública positiva que permitiera profundizar los lazos entre las dos naciones.
Cristiano Ronaldo, parece ahora, puede acelerar esa concordia de manera definitiva, a lo Barack Obama: el expresidente de los Estados Unidos recibió en 2009 el Nobel de la Paz “por sus extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”, sobre todo con respecto al mundo árabe, según justificó entonces el Comité Nobel de Noruega.