BARCELONA

Negros nubarrones para Christensen

El inminente regreso de Íñigo y su bajo rendimiento le abren las puertas a la suplencia. Fue uno de los grandes damnificados del partido ante el Almería.

Alejandro GarciaEFE

Andreas Christensen fue uno de los grandes señalados de la nefasta primera parte que se vio en Montjuïc ante el colista, donde Xavi Hernández se vio obligado a sacar el látigo en el descanso para poner firmes a sus pupilos y leerles la cartilla, en una de las broncas más grandes, “sino la más grande”, según reconoció el propio entrenador, desde que dirige el Barcelona. Además, no sólo hubo palabras gruesas en el discurso del técnico hacia sus jugadores, sino que señaló públicamente a dos, dejándolos en el banquillo: Joao Félix y Andreas Christensen.

En el caso del central danés fue una decisión difícil para Xavi: los técnicos valoran su sacrificio, trabajo y profesionalidad, pero tiene un problema de inseguridad y falta de confianza, que se agrava cuando las cosas no le empiezan a salir. Consciente de que Christensen estaba en un bajo momento anímico, Xavi decidió cambiarlo por Jules Koundé.

Hay que recordar que Christensen ya aterrizó hace un año y medio, procedente del Chelsea, con la etiqueta de ser un jugador con un gran talento, pero frágil mentalmente. Sin embargo, en su primera temporada en el Barcelona, dio la sensación de todo lo contrario: se mostró seguro, solvente, contundente y agresivo. Unas características que le hicieron ganarse la titularidad, por delante de otros compañeros -Marcos Alonso y Eric Garcia, entre otros- y hasta Xavi se vio obligado a hacer retoque en la defensa para dar cabida a todas sus apuestas, relegando a Jules Koundé, en la derecha, y con el danés haciendo pareja con Araújo. Sólo las lesiones, impidieron a Christensen jugar más partidos, convirtiéndose en uno de los puntales de esa defensa que batió todos los récords y regitros el curso pasado.

Sin embargo, el segundo año está siendo mucho más complicado para el danés. La negativa de Koundé de seguir en el carril derecho, le desbancó de la titularidad en los primeros partidos. Después, la aparición de Íñigo Martinez, tras recuperarse de su fascia plantar, acabó por relegarlo a un rol muy secundario. Y después, la apuesta de nuevo por los dos laterales, le dejó con pocas opciones al estar copado el puesto de los centrales por los ‘titularísimos’ Koundé y Araújo.

Este escenario abrió las puertas de la inseguridad del central danés, que parece haber perdido buena parte de las facultades y virtudes que lo llevaron a lo más alto el curso pasado. Se le ve inseguro, dubitatitivo, lento e incluso atenazado en el campo. Ante el Almería completó uno de sus peores partidos como blaugrana, con errores groseros en la anticipación, el marcaje y la salida de balón. Tanto despropósito obligó a Xavi a asumir una decisión dolorosa, pero necesaria, dejándolo en el banquillo. Dolorosa porque seguramente no ayudará a Christensen a recuperar su autoestima, pero necesaria porque el equipo estaba siendo un coladero.

A Xavi le queda un arduo trabajo por delante si quiere recuperar al danés. La fragilidad es su peor enemigo y ahora mismo su confianza está bajo los suelos. Cuentan en el vestuario que estaba hundido y cabizbajo mientras Xavi estaba abroncando al equipo durante el descanso. Seguramente era consciente que buena parte de las críticas tenían un destinatario.

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