Modric contra un ciclón

Brasil está avisada. En tres de los cuatro últimos Mundiales se marchó a casa en cuartos y en los tres casos (más las semifinales de 2014, que jugó en casa) fue a manos de una selección europea. Hoy la espera Croacia, actual subcampeona, con 18 jugadores nuevos respecto a Rusia 2018. Es una renovación engañosa. Gran parte de los que mandaban allí (Lovren, Perisic, Kramaric y el centro del campo al completo: Modric, Brozovic y Kovacic) siguen haciéndolo (sigue el partido en directo en AS.com).

“Un pequeño país, grandes sueños”, podía leerse en el autobús que transportaba a los croatas en Rusia, proclama que le gusta repetir a Zlatko Dalic. Primero, porque responde a la realidad (Croacia es el país menos poblado de todos los cuartofinalistas) y después, porque resume bien el orgullo del equipo: “Nos ven como un milagro y ese es nuestro éxito”.

Dalic fue un futbolista que nunca salió de la antigua Yugoslavia y que hasta 2017 solo había entrenado en su país, Albania, Arabia y los Emiratos Árabes. Cuando Davor Suker le llamó para ofrecerle el cargo creyó que se trataba de una broma pese a que ya era entonces el técnico más reputado de Asia. Ha sabido hacer grupo sin olvidar la disciplina. Bien lo sabe el exatlético Kalinic, que en Rusia se negó a jugar los últimos cinco minutos ante Nigeria y fue fulminantemente expulsado.

Dalic es hombre de pocos cambios. En los tres primeros partidos repitió diez futbolistas. Ante Japón, en octavos, cambió dos por obligación: el lateral izquierdo Sosa contrajo un virus y fue relevado por Barisic. El único puesto que baila es el del tercer punta. Hoy también se lo disputarán Vlasic, Petkovic o Livaja. De los 26 que han venido a Qatar solo han jugado 18.

Militao, lateral

A Brasil le prepararán un partido de paciencia. “Jugarles de tú a tú no es inteligente. Es peligroso darles espacio”. Eso es lo que intentarán negarle aunque a costa de entregarle la posesión: “Suiza fue la que mejor táctica utilizó”. Dalic se ha puesto piel de cordero. Asegura que “el mejor momento de estos jugadores está por llegar”, pero agarrados a Modric y sus 159 partidos con la selección, y al trabajo de Brozovic, el jugador que más corrió del Mundial en la fase de grupos (39,6 km.), creen que todo es posible.

Sobre Brasil, en cambio, se cierne toda la presión. Lleva 20 años sin ganar un Mundial y eso es demasiado también para la pentacampeona. Tite ya ha utilizado a sus 26 futbolistas, para refrescar y para hacer piña, y procura mimetizarse con la imagen de felicidad que acompaña al grupo: “Si tengo que volver a bailar, lo haré”. También se mantienen nueve jugadores de Rusia 2018, pero los nuevos son mejores que quienes les acompañaron entonces: Paquetá, Raphinha, Richarlison, Vinicius... De su equipo de gala quizá solo falte Alex Sandro, duda hasta el final, lo que obligará a Militao a jugar de lateral derecho y a Danilo, de lateral izquierdo. El resto cambiará poco. Repetirán esos casi cinco delanteros que le han traído hasta aquí. De cobardía no quiere morir.