Duelo ‘francés’ en semifinales del Mundial

Marruecos consiguió su independencia de Francia en 1956. No fue, ni mucho menos, un proceso similar a la cruel guerra que se libró en Argelia, pero aquel grito de libertad del pueblo magrebí se convirtió en todo un hito para la historia del país. La diáspora marroquí, con más de 1.314.000 habitantes en Francia, es la segunda más importante de toda África, después de la argelina, que concentra a a 1.713.000 ciudadanos en suelo francés.

El duelo de semifinales entre Marruecos y Francia mezcla deporte, política, geopolítica y geografía. En los Leones del Atlas, la primera selección africana de la historia que logra llegar a las semifinales del Mundial, hay varios futbolistas con raíces francesas. El primero su seleccionador, Walid Regragui, que, aunque reconoce que nació en Francia, su “corazón es 100 % marroquí”. El que fuera jugador del Racing de Santander pasó la mayor parte de su carrera como jugador en el país galo, coincidiendo en 2006 con Olivier Giroud en el Grenoble cuando jugaba en la segunda división francesa. Años después, se formó como entrenador en Marruecos, se empapó de la cultura del Atlas y se transformó en héroe para la selección después de guiarle a las semifinales con apenas tres meses en el cargo.

El capitán de Marruecos, Romain Saiss, que es duda hasta última hora para el partido del miércoles, es otro de los jugadores de la plantilla que tiene raíces en Francia. Nació en Drôme, en el sudeste francés, se formó en el fútbol galo, pasando por el Clermont, el Le Havre, donde coincidió con el argelino Riyad Mahrez, para después ascender a la Ligue 1 con el Angers. Mediocentro de formación, su gran rendimiento en primera división le valió para fichar por el Wolverhmapton en 2016, con el que se erigió como un central extraordinario y el líder de una generación dorada para Marruecos.

El tercero es Sofiane Boufal. El extremo izquierdo del Angers, nacido en París, fue llamado en 2016 por la Federación Francesa de Fútbol para que fuera internacional. Sin embargo, la insistencia del seleccionador marroquí por aquel entonces, Herve Renard, también francés, días después le convenció para jugar con Marruecos. El fuerte apego que tiene con su madre marroquí, con la que bailó tras la victoria contra Portugal en cuartos, fue decisivo para decantar la balanza a favor de Marruecos.

“Cuando era pequeño no tenía casi tiempo para ir de la escuela a los entrenamientos en Angers. Mi madre no llegaba fin de mes. Le dije a mi madre que iba a dejar la escuela y que en un año y medio ya no tendría que volver a trabajar. Ahora vive como una reina”, se confiaba Boufal en octubre, justo antes del Mundial, en una entrevista con Free Ligue 1. El jugador del colista de la Ligue 1 está realizando un gran Mundial, acumulando partidos de mucho nivel, lo que le podría valer para dar el salto a un equipo mayor. Él quiere en España, tal y como confirmó en una entrevista a Diario AS.

Harit, lesionado en el ligamento antes del Mundial, pero que ha viajado a Qatar para apoyar a sus compañeros en las semifinales, es otro de los jugadores que podrían haber jugado este partido. De hecho, el nacido en Pontoise, Francia, fue internacional en las inferiores galas. En 2016 ganó el Mundial sub 19 en Alemania junto a Kylian Mbappé, con el que tiene una gran amistad y con el que se erigió como una de las grandes esperanzas de las generación de 1998, que ha tenido, sin duda, al de Bondy como abanderado.

Del lado francés, hay un jugador, Matteo Guendouzi, que pudo ser internacional marroquí hace no mucho tiempo. En 2015, Hervé Renard, que seguía sus partidos de Ligue 2 con el Lorient, le llamó para nacionalizarle, ya que su padre es marroquí. Sin embargo, el mediocentro del Marsella tenía entre ceja y ceja triunfar con la selección francesa y rechazó la proposición, al considerarla “precipitada”. Guendouzi debutó con la actual campeona del mundo el 16 de noviembre de 2021 ante Finlandia y desde entonces acumula siete internacionalidades, habiendo marcado un gol.