BARCELONA

Morbo De Jong

El holandés regresa a los entrenamientos en plena tensión con el club por la decisión sobre su venta. El feeling del holandés con el técnico no es bueno. Su motivación, mínima.

SUSANA VERAREUTERS

Después de casi un mes de vacaciones en el que ha sido una de las grandes estrellas del mercado europeo, Frenkie de Jong regresa este lunes a la Ciutat Esportiva (19:00 horas), como el resto de internacionales (Memphis, Gavi, Busquets, Eric, Alba, Ferran, Araújo, Braithwaite), en medio de un morbo sensacional. El centrocampista holandés vuelve a entrenar muy consciente de que el Barça pretende venderle a toda costa, al Manchester United o al mejor postor, para aligerar su masa salarial y tener dinero en caja para fichar a sus objetivos sin tener muy en cuenta cuánto le puede dar en un futuro el holandés. Difícil que la cabeza de Frenkie trabaje con claridad y que su motivación sea máxima cuando se ve en la plataforma de salida y poco valorado por un club y un entrenador que consideran que no es un jugador básico en el proyecto.

Más peliagudo incluso va a ser su reencuentro con Xavi, en el que durante un tiempo creyó, pero no rotundamente. Su relación con los directivos ya era fría. Sólo hace falta recordar cuando el holandés criticó que Joan Laporta bajase al vestuario a aplaudir a sus jugadores después de perder la semifinal de la Supercopa contra el Madrid en enero. “Me da un poco de pena decir que estamos orgullosos cuando has perdido. En el Barça, cuando pierdes tienes que estar decepcionado”, dijo pocas semanas después del partido en Arabia.

Con el técnico pareció ser distinto. Xavi fue una referencia para De Jong en su juventud, pero después del primer encuentro, tampoco ha habido feeling por más que las dos partes hayan preferido aparentar. Como en cualquier relación, a veces es mejor leer entre líneas y, después de un partido ante el Mallorca, dijo De Jong: “Xavi me ha dado confianza. La conversación con él fue muy buena. Xavi me ha dicho que tiene confianza en mí, yo tengo confianza en mí”. Y remató con esta coletilla: “Todo el mundo contento”. Para explicar bien esa frase, ser contextualizada, debería ser acompañada de un vídeo en el que se viera el lenguaje no gestual del jugador, que por esas fechas ya sabía que Xavi iba aireando que De Jong no terminaba de darle lo que le pedía a un centrocampista. Hasta el punto de que no ha luchado por la permanencia de De Jong. Eso sí, su salida no está cerrada aún y el morbo está servido.

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