MIGRANTES DEL BALÓN

De descender a Segunda RFEF a ascender a la Eredivisie: “Hace un año era un sueño imposible”

El lateral catalán Manel Royo, con pasado en Villarreal, Espanyol o Valladolid, relata en AS su fantástica temporada en Países Bajos: “La liamos parda”.

El verano de 2022 no fue fácil para Manel Royo (Alcanar, 1994). El lateral izquierdo con pasado en las canteras de Villarreal, Espanyol o Valladolid sufrió el descenso de la UE Costa Brava a Segunda RFEF. Fueron unos meses complicados que, sin embargo, acabaron convirtiéndose en el preludio de una de las mejores decisiones de su vida. En julio del pasado año firmó con el Almere City y hoy celebra el primer ascenso del club a la Eredivisie, la sexta mejor liga de Europa según la UEFA. “El fútbol es como una montaña rusa”, explica Manel, “y esta es la prueba. La vida te puede cambiar mucho en 12 meses. He pasado de sufrir un descenso a la cuarta categoría del fútbol español a ascender a la Eredivisie. De jugar en campos con una grada pequeñita a visitar los estadios de Ajax, PSV o Feyenoord. Si me lo preguntan hace un año, habría dicho que es un sueño imposible”.

Manel Royo aterrizó en Almere “con el objetivo de hacer ‘play-off’ en la primera temporada e intentar subir en la segunda”. “Por eso firmé dos años”, añade. Y allí, en una ciudad formada recientemente en los territorios ganados al lago IJsselmeer, se encontró con otro español, Pascu, que había llegado al club semanas antes: “Me facilitaron su teléfono y le llamé antes de firmar para conocer la realidad del club. Aquella conversación acabó de decantar la balanza. Al principio era algo escéptico porque mi última experiencia en el extranjero, que fue en República Checa, no fue todo lo bien que me habría gustado. Pero firmé y no me arrepiento de nada. De hecho, todo es mejor de lo que me habían dicho”, descubre Royo, que se encargó posteriormente de orientar a Álvaro Peña, que a finales de agosto y se convirtió en el tercer español en la plantilla del Amere City. “Si no hubiese sido por el ascenso, lo mejor del año habría sido conocerles. Nos hemos apoyado tanto dentro como fuera del campo y eso ha hecho que, aunque estuviéramos fuera, nos sintiéramos como en casa”, añade Manel.

El Almere City, un club de primer nivel

Un segundo. Es el tiempo que Manel Royo necesitó para saber que había tomado la decisión correcta. “El Almere tiene unas instalaciones muy difíciles de encontrar en cualquier otro club de la Segunda División de Países Bajos. Tenemos nueve campos de fútbol 11, de los cuales tres son para los entrenamientos del primer equipo. Más el estadio, claro. Y todo de césped natural. Yo estuve en el Espanyol y el primer equipo solo disponía de un campo”, explica el lateral catalán, que también agradece que el club se implicara “en que nos adaptáramos lo más rápido posible”. A pesar de todo, el Almere City consiguió ganar solo dos de los seis primeros partidos de liga. “Nos costó arrancar porque el club hizo una gran reestructuración. Llegamos 14 o 15 jugadores nuevos y los cambios necesitan tiempo. Cuando llevábamos seis u ocho jornadas estaban todas las alarmas encendidas y el club acertó dándole un voto de confianza a jugadores y ‘staff’. Después de Navidad volamos”, rememora Royo, quien define la Keuken Kampioen Divisie (Segunda División de Países Bajos) como un campeonato “particular”. De hecho, los dos primeros clasificados (Heracles y Zwolle en este caso) logran el ascenso directo a la Eredivisie y el resto de candidatos a la promoción se extraen de los cuatro periodos en los que está dividida la competición. “Aunque quedes último, si en las 10 primeras jornadas fuiste el mejor ya tienes un puesto asegurado en la lucha por el ascenso”, explica Manel Royo. El Almere City acabó la temporada regular en tercera posición, pero aseguró su presencia en el ‘play-off’ en marzo. Eindhoven, Venlo y Emmen fueron los rivales que el conjunto de Flevoland tuvo que superar para alcanzar la Primera División de Países Bajos por primera vez en su historia. “Y lo hemos hecho con un juego combinativo y muy bonito de ver”, apuntilla Manel.

Mucho tuvo que ver en el gran rendimiento del equipo su entrenador, el neerlandés Alex Pastoor, que ya logró ascender a la Eredivisie a Excelsior y Sparta Rotterdam en 2010 y 2016 respectivamente. “Los tres españoles estamos muy contentos con él porque hemos jugado siempre y nos ha transmitido mucha confianza. También hemos tenido suerte de que el segundo sea Hedwiges Maduro, que sabe español de sus etapas como jugador de Sevilla y Valencia. Él se encarga de la parte táctica, que siempre tiene conceptos algo más específicos y es de agradecer que te lo expliquen en tu lengua”, explica Royo. El español también destaca lo especial que es jugar como local en el Yanmar Stadion, un pequeño recinto con capacidad para 4.500 personas que espera ampliar su aforo tras el desembarco en la Eredivisie: “Es muy coqueto y tiene muchas particularidades, como que las dos aficiones estén en el mismo fondo únicamente separadas por una línea policial. En esa grada no hay asientos y el ambiente que se forma es muy bonito. También es característico que la zona VIP esté en un fondo y no en el lateral. Es verdad que es pequeño, pero eso hace que esté siempre lleno. Quieren que el próximo año quepan el doble de espectadores porque la ciudad se ha volcado con el equipo. Agotaron todos los abonos para la próxima temporada antes de saber si ascenderíamos o no”.

Una vez acabada la temporada, la ciudad de Almere se vistió de gala para celebrar un histórico ascenso. “Recuerdo que llegamos al estadio para hacer una fiesta privada y nos encontramos con miles de personas que nos recibieron como auténticos héroes. Estaban esperando solo para felicitarnos, porque la fiesta con los fans estaba programada para el día siguiente. Fue en la plaza más importante de Almere, a la que, por cierto, le han puesto el nombre del entrenador. Esperábamos una celebración bonita, pero no contábamos con que vinieran 10 o 12.000 personas. La liamos parda”, rememora Royo, que se encargó de disfrutar “porque puede que nunca más podamos vivir una celebración como esta”. “Ya sabemos como es esto del fútbol. Estos instantes hay que saborearlos al máximo”, agrega Manel Royo, que está de vacaciones pero espera ansioso el inicio de la próxima temporada: “Creo que lo más inteligente sería mantener la mayor parte de la plantilla porque hemos demostrado ser jugadores muy válidos para Primera División”. Por falta de dinero no será porque el Almere City es propiedad de Lesley Bamberger, dueño de una de las mayores compañías de inversión inmobiliaria de Países Bajos. “Pertenece a una de las 10 familias más ricas del país y está apostando fuerte por el fútbol. Creó unas instalaciones de primer nivel y el objetivo es poner a Almere en el mapa del fútbol de Europa. Y lo está logrando. Es un club que invierte con sentido y no se sale de su presupuesto. Me recuerda mucho al Villarreal”, remata Manel.

Flevoland, fútbol donde antes solo había agua

Flevoland es una provincia única en los Países Bajos, ya que fue creada en 1980 sobre el océano para aliviar la densidad poblacional de Ámsterdam. Con Almere como su ciudad principal, dicha provincia ha experimentado un crecimiento impresionante en las últimas décadas y el Almere City, que en 22 años de historia ha pasado de ser un equipo amateur a debutar en la Eredivisie, es un ejemplo de ello. “Aquí todo es bastante nuevo. Vas caminando por la calle y parece que terminaron de construir todos los edificios ayer”, descubre Manel Royo, a quien la presencia de Pascu y Álvaro Peña le ha ayudado a exprimir la experiencia al máximo: “Hemos pasado muchas tardes en Ámsterdam, que queda solo a 20 minutos de casa, y también hemos visitado otras ciudades cercanas como Utrecht. Estos momentos nos han ayudado a crear un vínculo más fuerte entre nosotros”.

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