Míchel: “Quiero demostrar que puedo ser entrenador en Primera”

Míchel Sánchez (30-10-1975, Madrid) es un gironí más. Ha aprendido catalán, idioma que utiliza sin problema tanto en sus ruedas de prensa como en su trato diario con la prensa catalana, y está disfrutando del banquillo rojiblanco. La temporada pasada, cuando llegó al Girona, logró el ascenso a Primera y ahora el objetivo no es otro que asentarse en la categoría. No se quiere ser un club ascensor. Atiende a AS en Montilivi y desliza mensajes sinceros y optimistas. Es su tercera experiencia como técnico de Primera y tras las dos fallidas con Rayo y Huesca, quiere demostrar que tiene calidad y conocimientos para echar raíces. Su 2022 ha sido de ensueño y en 2023 quiere más.

Vuelven a competir en Liga, objetivo real de esta temporada. ¿Nervios?

¿En catalán o castellano?

Como usted quiera...

(Castellano) Tenemos ganas ya y más que nervios está el gusanillo del regreso a una Primera en la que queremos estar mucho tiempo. Estamos muy ilusionados y queremos recoger lo bueno de antes del parón.

Tienen cinco puntos de ventaja respecto al descenso. ¿Eso les ha quitado peso de la mochila?

Sí porque nuestro arranque de competición fue mejor en el juego que en los resultados. Esto siempre es un peso porque no obtienes la recompensa que mereces y es difícil de digerir. Esos cinco puntos permitieron coger aire al jugador. El descanso nos ha hecho respirar dentro de la competición sabiendo que se va a iniciar con una ventaja que el equipo se ganó y mereció. Ahora hay que mantenerla.

Usted siempre dice que las temporadas son un viaje. ¿Qué le espera a su Girona?

Quedan 24 partidos y habrá que distanciarse de los equipos de atrás. El objetivo será llegar a los últimos 12 partidos pensando que, en el partido a partido, hay que establecerse como equipo de Primera. Tenemos muy marcado enero y febrero para ser un equipo que se acerque a media tabla. Quedan cinco duelos de primera vuelta y hay que acabar con muy buenas sensaciones, ser un equipo que esté por encima de los 20 puntos, que ya sería una buena cifra para acabar la primera vuelta.

Son un recién ascendido. ¿El único objetivo es no ser un equipo ascensor?

El proyecto y nuestro reto es ser un equipo que debe crecer año a año y para hacerlo hay que estar en Primera. Se han hecho las cosas muy bien y para lograr el objetivo hay que ser fuertes. Es un reto complicado, pero nos ilusiona a todos. El Girona ha de consolidarse en esta categoría.

A nivel personal... ¿Ve club mejor que el Girona para echar raíces?

Me siento muy feliz aquí, muy identificado con el club, la idea y el proyecto. A día de hoy no veo un sitio mejor que este. Hay comunión con la directiva, los propietarios... son gente de fútbol que me valoran con el estilo que hemos traído y creen que es el mejor para el Girona. En los momentos difíciles es cuando más han apostado por mi idea y es clave, verte reforzado.

La temporada pasada le aguantaron en los momentos malos y al final acabó logrando el ascenso.

Sí, y ahora el reto para mí es demostrar que mi idea y visión de cómo ha de jugar un equipo es válida en Primera para un equipo recién ascendido. Mucha gente dice que soy demasiado arriesgado en el juego, que para un recién ascendido es demasiado jugar desde atrás y ser protagonista con el balón. Y no. Quiero demostrar que se pueden lograr grandes resultados así. Y tengo suerte que en este club se apuesta por mi idea. Aquí es donde se me quiere de verdad.

¿Cómo convence usted a un jugador de su idea de fútbol?

Tengo muy claro que no pueden existir dudas en el mensaje diario, sin grietas. Desde la dirección deportiva se firmaron jugadores con calidad para nuestra idea y mentalidad y eso facilita las cosas también. Nosotros exigimos que el futbolista, en ciertos momentos, ha de tener determinación y saber que hay duelos en los que va a estar expuesto. Pero es que el mundo del fútbol es de errores y nuestro objetivo es demostrarle al jugador que va obtener resultados con esta idea. Creemos que, con nuestra idea, el jugador crece y el equipo puede obtener buenos resultados. He mejorado respecto a mi primera experiencia como entrenador en Primera, con el Rayo, y me fijo más en el pequeño detalle. Pero lo importante es que el mensaje cale sobre el jugador y sea continuo. Hay que ser un equipo agresivo, que no sea conformista y no mire al rival con miedo. Y esto lo intentamos en cada entrenamiento, subir el nivel de exigencia. Tengo suerte que mis jugadores dan ese paso de entrenar al cien por cien cada día.

Cuenta con una plantilla muy joven. ¿Les puede hacer más vulnerables en momentos de presión durante la temporada?

No creo porque, por ejemplo, Miguel, Yangel Herrera, Riquelme, son jugadores que vienen de categorías inferiores de un nivel alto. Ya han tenido la presión de estar en equipos como Madrid, Atlético, City... puede que les falte experiencia de juego, pero poco a poco intentamos que las adquieran en el entrenamiento y la competición. Yangel, sí tiene 24 años, pero una carrera en Primera. El nivel de exigencia de todos es muy alto y están demostrando que quieren y pueden estar en la elite. Tenemos un grupo que crece y quiere seguir mejorando, eso es clave.

Usted siempre ha dicho que tiene un ‘plantillón’...

Y así es. Hay que transmitir la pasión por el fútbol y hay que llevar al jugador a su límite, a su mejor nivel. A veces, los futbolistas me verán como un pesado, duro y que siempre estoy encima, pero es a favor de la mejora. Ese nivel de excelencia, su logramos que lo adquieran de manera natural, les va a servir toda su vida. Si un entrenador logra que un jugador mejore, y este lo ve, tendrá su compromiso siempre.

En su plantilla hay futbolistas con un futuro tremendo como Miguel, Riquelme, Reinier. ¿Les ve siendo protagonistas en grandes clubes?

Tienen talento y mentalidad, que es lo más difícil para saber sufrir en este tipo de exigencia. Les veo a un nivel muy alto, pero es que se lo veo a todos mis jugadores. Todos pueden estar muchos años en la élite porque demuestran capacidad y continuidad en los esfuerzos. Siempre digo que hay que tener capacidad de mejora, continuidad y humildad para seguir trabajando.

¿Le preocupa que su plantilla quede debilitada durante el mercado invernal?

No. Los jugadores son los primeros que saben que los pasos hay que darlos en el momento justo. No tengo miedo para el mercado de invierno porque no veo ese movimiento de que nos vayan a quitar a algún jugador importante. Les veo, a todos, muy identificados con el escudo y tienen claro que deben seguir creciendo aquí. Claro que tienen ambición e ilusión por jugar en un grande, pero también les digo que por qué no vamos a ser ese club que les permita crecer. Durante ese proceso habrá algún jugador que ya quiera dar ese salto y no será algo malo. Si se van felices y convencidos, adelante. Será un halago.

¿Arnau seguirá hasta, como mínimo, final de temporada?

Somos un club que debe conocer el mercado y hay cosas que caen por su propio peso. Arnau puede ser que en uno o dos años tenga que salir de aquí, pero vamos a ver. Quizás nosotros, como club, hemos dado un salto a un nivel superior. Lo que está claro es que tiene un talento brutal.

Vuelven a la Liga y lo hacen ante el Rayo. ¿Le queda la espina de no poder completar su proyecto como entrenador en Primera allí?

Al Rayo nunca le podré poner ningún pero ni decir nada negativo. Me siento muy identificado con Vallecas, el Rayo, soy rayista y mis hijos también. Sí que quizás tengo esa espina de ascender y no salir bien las cosas en Primera. Desde entonces y como con el Huesca tampoco pude, sí que quiero demostrar que puedo ser entrenador en Primera. Gracias a Dios tengo las puertas abiertas del Girona y quiero seguir con esta buena aventura haciendo una gran temporada en Primera.

¿Cree que en algún momento su camino y el del Rayo volverán a juntarse?

Es algo que no me planteo ahora, pero nunca voy a decir que no porque el Rayo ha sido y es mi casa. Es algo a lo que nunca podrá renunciar. Se deben dar las circunstancias y el momento, pero nunca puedo decir que no volvería al Rayo. Es el equipo de mi vida.

En Girona no está nada mal. Se ha adaptado a la perfección y es un gironí más.

Sin duda. Es una ciudad maravillosa, estoy en un club increíble y soy muy feliz. Estoy muy agradecido y por eso quiero devolver todo lo que me están dando.

Algunos todavía se sorprenden de verle hablar catalán. ¿Cómo lo ve usted?

Es un poco la educación que me han dado, en Vallecas somos acogedores. Es un barrio obrero, en el que ha habido mucha inmigración y siempre hemos sido un barrio abierto, de la calle y de respetar a todo el mundo y abrazar todas las culturas. Por eso cuando vine aquí intenté meterme en la cultura catalana y en la de mi ciudad, que ahora es Girona. Me siento como en casa.

¿Cuál es su deseo para 2023?

Vamos a partir de la salud y después a disfrutar del día a día que así se lograrán los objetivos. Queremos volver a hacer historia con el Girona en Primera. Hemos de ir hacia arriba y estoy convencido que el club está poniendo todo para que así sea. De boca todo el mundo quiere crecer, pero aquí hay hechos como que se está mirando la Ciudad Deportiva. Además, los fichajes de este año como Oriol Romeu, ‘Taty’ Castellanos... han dan un salto de calidad a la plantilla y si seguimos en Primera, el próximo año el salto seguirá siendo adelante. Hemos de crecer como equipo y como club.

¿En cuántos partidos de este 2022 habría descolgado las botas?

Nunca dejas de ser futbolista y es lo más bonito que hay. Sigo jugando los rondos con los jugadores, me divierto mucho con ellos. Sin duda, este año habría puesto las botas y a jugar el día del Tenerife (ascenso a Primera). He vivido ascensos como entrenador, pero como jugador es mucho mejor, impresionante. Aunque hay una parte muy bonita como entrenador y es la de ser capaz que un jugador te escuche, entienda y esté comprometido contigo.

¿Qué jugador de su equipo le gustaría?

Muchos. Aunque la verdad es que Bernardo es un crack por su forma de llevar vestuario y todo. Tiene compromiso con sus compañeros, el club y con la idea. Pero, evidentemente, por situación de dominio en todo lo hace Oriol Romeu es un jugador espectacular. Tiene todo tan interiorizado que es difícil mejorarle desde lo individual. Ya tiene muy claras sus virtudes y defectos. Es difícil que se equivoque en algo básico dentro de su capacidad y de ahí su gran carrera.