Medio año después, Ipurua pierde su imbatibilidad

En los últimos tiempos, Ipurua ha demostrado ser un bastión prácticamente inexpugnable en temporada regular. Los armeros, que se sienten seguros en el calor de su hogar, exhiben un fútbol totalmente distinto al practicado a domicilio, mucho más punzante, propositivo y descarado. Esa osadía ha sido galardonada en ocasiones con el premio de la regularidad: tres años consecutivos peleando por ascender a Primera. Sin ir demasiado lejos, la campaña anterior, el conjunto gipuzkoano obtuvo 14 victorias, 4 empates y solo 3 derrotas como local, lo que se traducía en una probabilidad de salir victoriosos en el 66′6% de las ocasiones. Sus derrotas eran tan reducidas que, para encontrar la última vez en que los azulgranas fueron vencidos en competición liguera, nos tenemos que remontar hasta principios de marzo.

Hace exactamente 209 días, el Burgos conquistó Ipurua con el solitario gol de Peru Nolaskoain en propia meta. Dos semanas antes, el Espanyol también hizo lo propio cuando remontó en un descuento agónico la ventaja del combinado armero. A partir de ahí, el Eibar se endureció, y a base de ponerle el cerrojo a la portería, ningún equipo ha sido capaz de vencer en su feudo. Hasta el pasado sábado. El Sporting aprovechó las dudas de los armeros en fase ofensiva para golpear con firmeza en tres ocasiones. Espoleados por la actuación controversial y persistente del VAR, los rojiblancos ahondaron en la herida psicológica de los locales con el videoarbitraje para sobreponerse a su ventaja inicial y dejar encaminado el choque antes del paso por los vestuarios.

El Eibar no hace carrera con los asturianos. A mediados de junio, el Oviedo también asaltó Ipurua en la primera fase del playoff que acreditaba el ascenso a Primera. Por aquel entonces, los goles de Alemao y Sebas Moyano decidieron una eliminatoria en un partido donde los armeros tampoco tuvieron capacidad de reacción. Como tampoco la tuvieron frente al grupo gijonés. Incapaces de asediar la portería contraria, Etxeberria buscó darle una cara nueva al equipo con ciertas modificaciones, pero ni el cambio de sistema, ni los jugadores de refresco pudieron evitar la primera derrota del curso en casa. Tras un inicio de curso fulgurante, la falta de creatividad en fase de construcción está mermando las aspiraciones del siempre candidato al ascenso. Por el momento, las sensaciones de estas últimas semanas no parecen prometedoras, pero, por mucho que el juego no acompañe, Ipurua ha sido, es y seguirá siendo campo cumplido para cualquiera que lo visite.

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