R. Sociedad RSO
1
Merino 88'
PSG PSG
2
Kylian Mbappe 14', 55'
Finalizado

CHAMPIONS (1/8, VUELTA) | REAL SOCIEDAD 1 - PSG 2

Mbappé es otro nivel

Doblete de la superestrella del PSG, que dejó helada a una Real Sociedad impotente. Barrenetxea mejora la imagen al final y Merino mete el tanto del honor.

La travesía de la Real Sociedad por la Champions tocó a su fin porque un monstruo vino a verla. Le pasó por encima una apisonadora con Mbappé a los mandos. Un búfalo imparable a la carrera. La aventura número 5 en el torneo más importante del continente tuvo una resolución muy amarga. Adiós a la decimonovena experiencia internacional. Son ocho partidos sin ganar en casa y eso da para inquietarse. Seis derrotas en las últimas eliminatorias internacionales, asignatura pendiente. Cifras aplastantes en un día en el que todos señalaban en la previa que había que estar perfectos. El despiadado delantero del PSG se vistió el traje de ejecutor y cada vez que tocaba la pelota, sembraba el terror en las filas donostiarras. Ya se sabe casi todo de él, pero no deja de levantar suspiros de admiración en cada trote. Anunció que se despega de París, todo el mundo tiene claro que camino del Madrid, y ha montado un enredo que podía turbar el ambiente en el Parque de los Príncipes. Hasta parece haber desintonizado con Luis Enrique, pero él sigue impertérrito a lo suyo, a marcar. ¿Mensaje de rebeldía esta actuación, a la que se suma la diana de la ida? Estamos empezando marzo, aún queda temporada por rumiar, y el angelito lleva 40 tantos. ¡En 39 partidos! La media resultante es sencilla, asegura algo de provecho cada jornada. Son 36 chicharros en 32 partidos en suelo extranjero. No se le da mal coger aviones. Él mismo es un aeroplano hacia el área contraria. Estamos ante el gran aspirante al trono mundial en los próximos años, en precioso pulso con Haaland. Con 25 años y 76 días, Kylian es el segundo jugador más joven en alcanzar 46 goles en la Champions League. Sólo le supera un tal Messi, que lo logró con 24 años y 257 días. Su zancada es abrumadora, fue un tormento absoluto para Traoré y Zubeldia.

El expresidente Sarkozy y el seleccionador De la fuente tomaron nota de un relajado paseo parisino. También ya es mala pata. Hacer una fase de grupos espectacular en la vuelta al edén de la Champions, dejando por debajo a todo un Inter, el subcampeón vigente, y toparte en octavos con el PSG, que venía de una trayectoria dubitativa, pero el invierno le ha catapultado. Al margen de eso, la Real no está para estos miuras. Hace tiempo que ha perdido esa exuberancia en su juego que lucía en el arranque del campeonato. El equipo ha petado, como se dice ahora. En una semana se ha caído de la Copa y de la Champions y la costalada le va a provocar un daño anímico durante largo tiempo. Las dudas le asaltan ahora hasta bajo la almohada por la noche al ir a dormir.

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El equipo de Imanol soñaba con eso de que torres más altas han caído, pero es que el derribo, desplome más bien, llegó en carne propia. Le cayó la fortificación encima de su cabeza. No completó nada de lo que había prometido para una noche gigante. Estuvo a merced de un equipo que para esta Real son palabras mayores. El balón les quemaba a los txuri-urdin, no trenzaban pases claros y parecieron fantasmas durante una hora, hasta que entró Barrenetxea y revolucionó un poco el monólogo. La idea era meter el miedo en los primeros minutos. Hasta se desplegó una pancarta gigante en un fondo recordando la batalla de Roncesvalles, en la que los antiguos vascos doblegaron a Carlomagno: Vascones in summi montis vertice surgentes (Surgen los vascones en lo alto de las montañas). Una inscripción que quedó eternizada en el monumento de la célebre contienda en los jardines de la Real Colegiata, en el municipio navarro. Al emperador Mbappé esa llamada a la insurgencia no le hizo temblar ni un segundo.

El PSG salía muy fácil de las presiones altas locales. Además, la Real estaba completamente descoordinada, un reloj marcaba las tres y cuarto, y otro las diez y media. No saltaba a la vez todo el equipo, se rompía estrepitosamente en dos y los franceses encontraban situaciones muy fáciles de transición. Luis Enrique ordenó descolgarse a Dembélé y un Mbappé que se desentendía del trabajo defensivo y tenía aún más frescura para arrancar su bólido. Lucho quería meter en el congelador ese ambientazo de Anoeta y logró el propósito al cuarto de hora. Eso atormentó a los vascos, que no han logrado hacer ni un gol hasta el minuto 179 de la eliminatoria, ya con el pescado vendido y en las raspas.

Un balón profundo a Mbappé permitió a este activar su zancada de cíclope. Traoré lo vio con prismáticos y Zubeldia hacía lo que podía. De la nada, en un balón escorado, ganó ángulo y metió un golazo al palo contrario. Con el zurriagazo, desenganchó un trozo de la red de meta. El subidón de ‘podemos’ quedó en, ‘ha sido bonito mientras duró’. Cuando te pegan semejante bofetón es imposible creer, el 0-1 afeitó el ruido de la grada, el volumen bajó al uno sobre diez. La Real se desgastó en perseguir a los rivales, le costó muchísimo generar fútbol y se fue al descanso con un disparo de 25 metros de Kubo como único mérito. Sólo un golpe de genialidad individual, porque a nivel colectivo era una ruina. La impotencia llevó a los txuri-urdin a frenar a Kylian con faltas. Es de acero y tampoco le hacían daño.

El PSG ganaba todos los duelos, se desplegaba por el campo como un ejército acompasado y ocupaba los espacios como si estuviera sobre un tablero de ajedrez. Mbappé ponía en tensión a toda la defensa. Dembélé jugaba más de falso ‘nueve’ o centrocampista, en punta de un rombo, que en su clásico hogar en la banda. Le Normand le perseguía por todo el campo como un poseso. Y el 7 jugó muy amistado con la banda izquierda, casi borrando la línea de cal. En el minuto 56, destapó otra vez el tarro de las esencias. Otro pase a la carrera, patentado por Kang-in y en una décima de segundo engañó con el cuerpo a Remiro, le amagó al palo largo y le fusiló por el corto. Su tercera diana en la eliminatoria. Verdugo.

El Paris Saint-Germain empezó a abanicarse en la hamaca de su 4-0 en el global de la eliminatoria. Lo aprovechó la Real para hacer algo. Barrenetxea salió en la segunda parte para levantar la moral de la tropa. Marcó en fuera de juego a pase de Zubimendi para abrir boca. Y ofreció chispazos en una noche de llanto. Después metió un pase a Turrientes, que no marcó por una parada milagrosa de Donnarumma. Se merecían una despedida digna y la medio tuvieron. Olasagasti también contribuyó a mejorar la imagen. Merino metió el gol de la honra. Ya no se escuchará más este año la musiquilla de la Champions en Anoeta. Que no tarden mucho en volver esas notas que son una maravilla. Mientras, el torneo tiene claro que Don Kylian es excesivo. De otro nivel.

Cambios

Lee Kang-In (45', Bradley Barcola), Beñat Turrientes (60', Brais Méndez), Ander Barrenetxea (60', Sheraldo Becker), Nordi Mukiele (61', Nuno Mendes), Jon Pacheco (75', Igor Zubeldia), Manuel Ugarte (76', Fabián Ruiz), André Silva (76', Mikel Oyarzabal), Randal Kolo Muani (81', Ousmane Dembélé), Carlos Soler (82', Achraf Hakimi), Jon Olasagasti (82', Martín Zubimendi)

Goles

0-1, 14': Kylian Mbappe, 0-2, 55': Kylian Mbappe, 1-2, 88': Merino

Tarjetas

Arbitro: Michael Oliver
Arbitro VAR: Stuart Attwell, David Coote
Nuno Mendes (27',Amarilla) Achraf Hakimi (41',Amarilla) Take Kubo (41',Amarilla) Ousmane Dembélé (48',Amarilla) Zubeldia (53',Amarilla)

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