Maturana: “Veía claro que Simeone tendría esta carrera”
El icónico técnico colombiano habla en AS de su larga experiencia en los banquillos y de su paso por España, en el Real Valladolid y el Atlético.
Francisco Antonio Maturana García (Quibdó, Colombia, 75 años) iba para odontólogo. Pero el fútbol le apasionaba tanto que se cruzó en su camino y desafió la voluntad de sus padres. Fue un acierto seguir el dictado de su corazón, pues se ha convertido en uno de los entrenadores más reputados de la historia. Se anotó la Copa Libertadores de América con un club colombiano, al mando de Atlético Nacional, en 1989, y la primera Copa América del combinado cafetero. Fue parte del Comité Técnico de la FIFA y tuvo dos experiencias en España, una en el Real Valladolid y otra, más turbulenta, al frente del Atlético de Madrid.
A los Franciscos en Colombia se les llama cariñosamente Pacho o Quico. Maturana se quedó con el primero. Es un ícono del fútbol colombiano. Está en Bilbao estos días para participar en el prestigioso Festival Thinking Football, donde hablará tras la proyección de la película ‘Colombia: Camino a la Gloria’. La cinta relata el período comprendido entre los años 1994 y 2001, que comenzó cuando la selección colombiana se aseguró su participación en el Mundial de Estados Unidos de 1994 con una victoria por 0-5 frente a Argentina en el Monumental de Buenos Aires. También habla sobre la complejidad política y social de la Colombia de los años 90. Su paso por el Atlético fue efímero, pero tiene un recuerdo muy fresco. Dueño de una sonrisa contagiosa, habla con pausa, dando respuestas largas y recapacitadas, mirando fijamente a los ojos.
¿Qué es de su vida?
En este momento estoy en el Atlético Nacional. Hace cuatro años el presidente fue a mi casa y me invitó a que volviera al club. Estuve trabajando con FIFA, en el Comité Técnico y de Desarrollo. Llego a Nacional y aún no me han dado mi manual de funciones. Tengo una oficina, donde soy como un referente, porque me conocen. Saben que soy una persona medio incómoda, porque no soy capaz de decirle a otro lo que tiene que hacer, pero sí estoy disponible por si me piden un consejo. Me quedo allí, el jugador viene y me dice: ‘Profe, ¿cómo me viste?’. Y yo le doy un abracito y le explico. Eso le da sentido a mi día a día. Me levanto y me voy a trabajar. La señora de los aseos, los del restaurante, los jugadores, los dirigentes... todos me tratan de maravilla.
Entrenó en nueve países ¿qué le ha quedado por hacer?
Estuve en Al Hilal (en 2002). Pregunté: ¿qué equipo es ese? Y me dijeron que el Real Madrid de Asia. Había ocho jugadores internacionales de Arabia, una sede espectacular, todo estaba bien organizado. Estuve encantado, fuimos campeones de Arabia y de la Recopa de Asia. Cuando me dijeron para volver a Nacional, empecé a soñar, a generar mis utopías, estas a veces sirven para caminar.
¿Algún banquillo que le marcara?
Todos son especiales, soy un agradecido con la vida, que me permitió vivir esas estancias.
Hablaba del Madrid. ¿Le quedó la espina de no haber entrenado al Madrid?
No, para nada, fue un motivo de orgullo. Yo vi entrenar a Sacchi y Zidane. Cuando estaba en Italia no podía entrar nadie a ver los entrenamientos. Y a mí me dejaban, con mi tarjetita. Vine acá, a Europa, y encontré el respeto y la amistad con los técnicos.
Entonces no tiene esa espina...
¿Espina de qué? Fue un motivo de orgullo, andaba en Valladolid. No estaba bien hecho, pero venía todas las semanas a armar el equipo con (Ramón) Mendoza. Había firmado un contrato y me piden autorización para traer un entrenador que acabase el año previo. Dije que yo no tenía que dar autorización de nada. Llegó Antic. Entonces al final se quedó, porque lo hizo fantástico. Me invitaron a que fuera el mánager y que cuando Antic perdiera tres partidos, yo cogería las riendas. Les comuniqué que yo no era capaz de andar como un gallináceo esperando a que se muriera alguien.
No se llevó ni un céntimo.
No, les dije: no me deben nada porque no he trabajado nada. Listo. Si hubiera pedido una indemnización, seguro que me la habrían dado. He venido a ver partidos del Madrid. Llego al hotel y tengo dos entradas para el palco. Me recogen y me llevan al estadio. Cuando voy a pedir la cuenta en el hotel, me trasladan que el Madrid ya ha pagado la estancia. ¿Piensa que si hubiera pedido la indemnización pasaría esto? ¡Anda por ahí! Le llega a Butragueño una tarjeta de que quiero ver un partido y me deja entrar.
Y en el Atlético sólo estuvo 9 partidos, era una locura.
Ya sabe cómo le llamaban: la guillotina. Allí caían todos los entrenadores. Viendo lo que pasa ahora... en la mesa de cualquier dirigente hay un montón de currículos. Llega un entrenador y a los tres partidos tiran de otro currículo. Yo no puedo decir que conmigo pasó eso. Miguel Ángel Gil fue a Ecuador a buscarme. A mí no me trajo ningún representante, yo no vine acá a ofrecerme, ellos fueron a hablar. Venía de un Mundial, de ser el mejor entrenador de América en 1993, decían que era el cuarto o quinto mejor del mundo.
¿Y cómo se fue torciendo todo?
Empezamos a trabajar de forma fantástica. Di algunos nombres para la construcción del equipo. Ganamos por cuatro goles a un equipo alemán en la presentación. Al inicio de la Liga vencimos 6-0 al Valladolid. Era un equipo tremendo, Caminero, Vizcaíno, Simeone, Pirri, Manolo, Kiko... Se lesiona Vizcaíno antes de empezar el campeonato. Me dicen: ‘Francisco, ¿qué jugador podemos traer?’ ¡Yo no tenía ni idea! Actué como hacemos en Colombia, bajo a las divisiones inferiores, veo a un futbolista y digo: ‘Este, para acá'. Era De la Sagra. Se llevaban las manos a la cabeza, ¿cómo vas a subir a ese?
¡Qué momento! El caso es que lo cesaron y posteriormente fueron desfilando D’Alessandro, Basile y Sánchez Aguiar.
Ya. En mi caso, se fracturó toda la columna vertebral: Simeone, Vizcaíno, Caminero... Jesús Gil me dijo: ‘Pida jugadores o lo van a echar’. Yo no conocía a nadie, ¿a quién voy a pedir?
Dirigió a Simeone. ¿Le sorprende su trayectoria?
Noooo. Veía claro que Simeone iba a tener esta carrera. Teníamos a Dobrovolskiy, un jugador ruso. En alguna ocasión hacíamos la charla técnica y me llamó para que le explicara más detenidamente algo. La gente estaba en el bus y se baja el Cholo y suelta: ‘Míster el que no sepa los detalles, que se vaya a jugar al barrio’. Así era él. Hablaba de que había que andar con el cuchillo entre los dientes. ‘¿Cómo puede estar en fútbol profesional si no sabe las cosas del fútbol?’, se preguntaba. Sintonizaba mucho con la parte táctica, no se puede jugar por jugar, tienes que saber cuándo perfilarte, replegarte, tapar un sitio... A este Atlético le ha dado una estructura. Antes el Real Madrid era el fútbol y el Atlético, el del juego con huevos.
Cuando estaba en Valladolid pasó a la historia ante el Madrid aquel manoseo de testículos de Míchel a Valderrama. Luego este hizo una graciosa campaña de prevención de cáncer testicular.
Me pareció muy simpático. A Míchel siempre lo identificábamos con él balón.
¿Tenía alguna superstición?
En una ocasión, un equipo al salir al campo empezó a echar agua bendita y cuando me la iban a lanzar a mí le dije al jugador: ‘¡Atrévete!’. No fue capaz. y proseguí: ‘¿Para qué entrenamos si tenemos que echarnos agua?’. Cuando se marcharon, me quedé aprovechando el agua que quedaba por si caso... (risas)
De los jugadores que ha conocido, ¿cuál ha sido el más grande?
El fútbol sigue siendo un sentimiento donde cada cual expresa lo que le motiva. Cuando vine acá, en Améríca estaba la disyuntiva: Pelé o Maradona. Nos poníamos un uniforme u otro. En España no había duda, el mejor era Di Stéfano. Y resulta que preguntan a Di Stéfano quién era el mejor y dice que él no, que en Colombia había uno mejor que él. Era Humberto Turrón Álvarez, mi inspiración. Cuando yo iba a la escuela, si él estaba en el balcón y lo veía, era mi día más feliz. Era un fuera de serie.
Entonces no sabría precisar...
Sacchi me decía en alguna ocasión que Faustino Asprilla era el último dinosaurio. Tuve una relación fantástica con Pelé. Hice algún negocio con él. ¡Qué humildad! Una vez estábamos haciendo una campaña de unos balones y cada uno debía coger uno para una foto. Posaba con él y yo tenía el balón, ¡no puede ser! Me negaba. Mira la foto (enseña una imagen en el móvil con ‘O Rey’ con el balón). Cuando termina el acto, estaba en mi habitación cansado de tanta foto y él viene y me entrega el balón (muestra otra imagen, dedicada). Me dice: ‘El balón en el fútbol es para compartirlo con los amigos’. Había una señora que hacía los baños en el hotel que quería un autógrafo y cuando arrancamos en el bus para el aeropuerto se acordó, una vez que habíamos pasado ya un par de manzanas. Pidió al conductor que volviera. ¡Se me ha olvidado algo! Llegó y salió a buscar a la señora: ‘¿Aún quiere mi autógrafo?’ Esto es lo que le hacía más grande, la humildad.
Pues, de otra manera, ¿el mejor jugador que tuvo entre manos?
Dirigí a muy buenos jugadores. Si digo a uno, después no podría mirar a los otros.
Y entre los que ha tenido como rivales ¿cuál es el que le dio más guerra?
Hay muchos diferentes, no podría señalar a uno en especial.
Y de los de ahora ¿quién es el número uno?
En Medellín el sueño de todos los niños era jugar en la selección de Antioquía, por encima de todos. Como una regional aquí. Todos eran amigos para toda la vida. En enero estábamos pendientes de que al amigo le vaya buen. Jorge Gallego había estado conmigo. Era prudente. Y hoy no hay eso. Hoy brillas y eres el puto amo, pero mañana te vuelven mierda. Antes, no. Para emitir un juicio se esperaba. ¿Dónde fueron Pelé o Maradona los mejores? En un Mundial. Ahora estos pelados pueden ser muy buenos, pero que lo demuestren en esos escenarios. En mi forma de verlo todo a la antigua usanza, no puedo decir que Lamine es el mejor jugador del mundo.
Explique, explique.
Cuando juegue un Mundial puede que esté en la lista y haya base para compararlo con Messi. En el fútbol hoy eres rey y mañana, mierda. ¿Dónde se hicieron famosos Pelé, Maradona, Messi...? Todos en un Mundial. No puede hacerse famoso en un partido común y corriente, hay que hacerse famoso en un Mundial.
Y de Mbappé ¿qué me dice?
Nadie juega bien por azar y él ya demostró que es un buen jugador antes de fichar por el Real Madrid, para que vuelva a alcanzar su nivel sobre el terreno de juego hay que buscar ese algo que le está entorpeciendo como persona.
¿Qué le pasa a James en el Rayo? No funciona.
La motivación se consigue cuando se encuentra la palabra justa para decirle algo al jugador. James siempre que lo llamaba la selección de Colombia jugaba bien porque tenía una responsabilidad con una persona que estaba creyendo en él. Cuando a veces no le iba bien en sus equipos el técnico de la selección iba personalmente a conversar con él. Eso es una manera de entender la motivación porque la motivación a veces se confunde con la animación. Todos tenemos algo que nos mueve el piso, que nos hace ser mejores y eso no está los libros, hay que descubrirlo a partir del conocimiento del jugador. Las eliminatorias son un escenario fantástico para clasificar y armar tu equipo para el Mundial. No sé si el físico le va a durar a James para el Mundial de 2026 porque la selección son 15-20 días y el club es todo el tiempo. Entonces si no estás en forma en un club difícilmente vas a estarlo en una selección.
¿Y un entrenador que le cautivase?
¡Tantos! Tengo un respeto y consideración especial por Sacchi. Guardo una admiración total por todos los entrenadores de fútbol porque todos tienen algo que enseñar y por ello evito hacer comparaciones, si bien tengo claro que el modelo de juego no es de los técnicos, es de los jugadores.
Lillo, técnico asistente de Pep Guardiola en el Manchester City, es un amigo íntimo.
Lillo hace parte de mis fortalezas. Él me ha dado un puesto muy especial en su vida y yo siempre he entendido que los amigos son para toda la vida y más cuando esos amigos te pueden ayudar a ser mejor a partir de la confrontación y del análisis. Nos une el fútbol, pero nos une más la condición humana. Es una persona muy respetuosa que no está ahí para decir lo que tiene que hacer a Guardiola, sino para que éste le pregunte a él cuando tenga un problema. Yo creo que esa es la relación que hay entre los dos. Guardiola a veces tiene dudas como entrenador y si yo tengo una persona que sé que me va a hablar desde el corazón y creo en ella, se lo pregunto. Juanma no le va a decir a Pep ‘haz esto’, pero Pep sí tiene toda la confianza como para decirle a Juanma ‘tengo este problema, ¿qué piensas?’.
España está de nuevo en primera línea. Se ha disparado hacia una nueva exitosa era tras la Eurocopa de 2008.
Por casualidad se puede ganar un partido, no un torneo, la clave del éxito de España es que el trabajo formativo se está haciendo bien. El fútbol es cómo se mueve el jugador, cómo interpreta el juego y tener la inteligencia suficiente. Estos jóvenes no salen de la noche a la mañana. Es la formación y eso hay que valorarlo, muchas veces el fútbol no es ganar sino la forma de ganar.
A veces el buen fútbol se olvida por la falta de resultados.
Los decanos del fútbol te hablan de la ‘Naranja Mecánica’ Holanda) y nunca ganó, pero está en el corazón de todos los que aman el buen fútbol. O el Brasil que jugó el Mundial en España, no ganó el torneo y se le reconoce más que el Brasil que ganó en Estados Unidos.
¿Qué me dice del Athletic?
Tiene un punto de referencia espiritual este club para mí. Cualquier niño sabe que va a ser querido y valorado en este equipo. La Copa recién ganada es un perfume y un motivo de orgullo para el club y para sus aficionados. Ya me contaron cómo se celebró y lo hicieron con justicia y con razón porque es algo que ustedes construyen. Todos esos jugadores son el producto del cariño que cada uno de acá le entrega a ellos. Por eso no ganan ellos, ganan todos.
¿El partido que más huella le ha dejado?
La final de la intercontinental Milán-Nacional, en 1989. Decidió Evani para ellos en el tiempo suplementario.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.