REAL VALLADOLID PROMESAS

El Promesas busca la salvación inspirándose en Ted Lasso

El filial del Real Valladolid utiliza el icónico ‘Believe’ como herramienta motivacional, reforzada por el gran ambiente vivido en Los Anexos.

Real Valladolid

El Real Valladolid Promesas cree en la salvación. La afirmación no es una frase hecha, ni el verbo, baladí. El filial blanquivioleta se ha agarrado a esa palabra, dicha en inglés, para elevar la moral en un momento de necesidad como el que está viviendo. El verbo ‘Believe’ inundó el vestuario la semana, escrita en una cartulina amarilla, al más puro estilo Ted Lasso. El ‘culpable’, Daniel Rabadán, el preparador físico del plantel, fan de la serie y que consiguió impregnar a los jugadores de la filosofía del particular entrenador de la ficción del mismo nombre.

Basta con hacer una breve búsqueda allí donde cada uno quiera para encontrarse con alguno de los mensajes motivacionales que rodean al cartel y a ese ‘Believe’. En el más célebre [atención, spoiler], el entrenador apela a la unidad del vestuario en la búsqueda de su objetivo. “Todo lo que necesitamos para ganar son los muchachos que están en esta sala ahora mismo. Y todo lo que tienen que hacer, muchachos, es creerlo”, afirma convencido el entrañable personaje que encarna Jason Sudeikis.

En un momento tan trascendental como el que está viviendo el equipo que dirige Álvaro Rubio, las enseñanzas que deja la serie sirven para unir a los jóvenes futbolistas vallisoletanos, a los que el refuerzo les sirvió para obtener los tres puntos contra la Gimnástica de Torrelavega, una victoria que les permite poner tierra de por medio con el playout, que marca precisamente su último rival, con tres unidades menos y el golaveraje perdido, lo que añade, virtualmente, una cuarta.

En un momento determinado, en aquel discurso en el vestuario, Lasso anima a sus pupilos haciéndoles que el creer está en el interior, en las entrañas y en la cabeza, advirtiéndoles de la importancia de la fe y de que “para creer en uno, para creer en los demás, es fundamental estar vivo”. Y lo consigue, el ‘coach’ logra imprimirles una convicción que el Promesas demostró frente al cuadro gimnástico, ante el cual hizo notar otros factores. Entre ellos, la animación de una grada volcada.

850 personas acudieron a Los Anexos en una jornada en la que por primera vez en Los Anexos sonó el himno, después de que se instalasen en ambos laterales de la grada dos grandes altavoces. Fue una de las maneras que buscaron el club, el cuerpo técnico y los propios futbolistas de buscar elevar la animación y que esta les llevase en volandas. Junto a ello, invitaron a amigos y familiares, así como a otros equipos de la estructura de cantera o al Real ValladoliDI, el equipo de personas con capacidades diferentes que tiene la entidad y al que Rabadán está íntimamente ligado. Esos chicos de la base, en los prolegómenos, entregaron a los asistentes banderitas blanquivioletas con el mensaje que todos hacen suyo: “Sí se puede”.

Dos amigos de Casariche y una ruleta

La expulsión vista por Carlos Tobar antes del descanso permitió al Real Valladolid Promesas tener una segunda mitad propicia para el disfrute. Un postrero tanto, cuando el filial bajó las revoluciones, hizo de menos esa buena actuación; dejó el resultado en un 3-1 quizás escaso, porque los chicos de Álvaro Rubio tuvieron oportunidades para vencer por una renta mayor. Aquella de la que llegaron a disponer llegó después de un ‘doble-doble’ de dos amigos de Casariche, Verde y Pozo, doble asistente el primero y doble goleador el segundo, que demostraron que con una sola mirada se entienden, después de empezar a jugar juntos en su pueblo, en Sevilla, cuando eran solamente unos niños.

Los centros de un punzante Iker Pérez desde la derecha, el dominio del escenario de Quintana, goleador y ‘papá' en la categoría, en la que va sobrado, los buenos minutos de Arnu o el arrojo y los destellos de calidad de Chuki pudieron aumentar el marcador. Como también pudo hacerlo Jesús Martínez, que emuló a Zinedine Zidane a unos pocos metros del área donde hizo el mejor ‘no gol’ de la historia de Zorrilla. Como él, el santanderino realizó el gesto técnico y se plantó delante del portero, que se le había echado encima e impidió el remate. No marcó, pero el mediocentro creyó, que de eso se trataba. Bendito ‘Believe’. Bendito Ted Lasso...

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