El hijo de Kike Burgos golea en el Motril
Iker Burgos, delantero bilbaíno de 21 años, definitivo con sus 9 goles para salvar en Tercera Federación al equipo granadino. En la agenda del filial del Málaga.
El sucesor del exportero barakaldés del Athletic Kike Burgos, que también fue profesional en clubes como RCD Mallorca, Alavés y Poli Ejido, Iker Burgos (Bilbao, 17-10-2001), no juega bajo palos, se le da mucho mejor marcar goles. En las filas del Motril CF ha resultado crucial esta campaña con sus nueve tantos y su fiabilidad para desbordar a las zagas contrarias. Alguno de ellos canjeado en victoria en el descuento. Con la cosechada este domingo en la Tercera RFEF, Grupo IX, 2-1 ante el Huétor Tájar, el Motril CF respiraba y se sacudía una temporada plagada de palos en las ruedas, con apuros económicos laminando su trayectoria. Lo que parecía imposible por los resultados esquivos del inicio de la Liga, se enderezaba y sellaba la permanencia matemática. El filial del Málaga, Atlético Malagueño, es una de las opciones que baraja un revalorizado Iker Burgos para seguir su carrera profesional.
El pasado 19 de septiembre, Iker Burgos se convertía en nuevo ariete del CF Motril procedente del UD Alzira. Antes, el espigado delantero vizcaíno, de 21 años y 1′86, había transitado en sus inicios por la cantera del Valencia, alistado en su Cadete y Juvenil, por el Almería Juvenil, vuelta a Euskadi enrolado en el Santurtzi tras realizar la pretemporada en Las Llanas con el Sestao River, en el Uritarra en su estreno en Tercera, y la aventura en la UD Alzira fuera ya de suelo vasco. En esta campaña en la que se ha reforzado su figura con esos nueve goles, Iker Burgos medita la oferta de renovación deslizada por su actual equipo o cambiar de aires.
El delantero bilbaíno ha madurado a marchas forzadas ya que se ha visto obligado a sortear junto a sus compañeros las condiciones por las que ha atravesado el Motril, con penurias en los equipamientos, mensualidades e instalaciones, antes de este desenlace feliz. A finales de enero, el Motril cambiaba de presidente con el paso al frente de Juan Miguel González, empresario local, que aportaba una inyección crematística y anunciaba cuatro fichajes al cierre del mercado invernal que han allanado el camino para la viabilidad del club granadino.